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Los créditos exprés 'atrapan' a cientos de tarraconenses

No piden nómina, explicaciones ni estar fuera de listas de morosos pero las firmas de créditos rápidos tienen intereses excesivos

Algunos despachos de abogados reconocen un aumento de los casos que les llegan

Raúl Cosano
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Ante la restricción de la banca tradicional, los microcréditos han sido el único asidero para muchos ciudadanos que, frente a los apuros económicos, recurrieran a esa fórmula para obtener dinero de forma rápida y fácil. Ahora muchos de ellos –se calcula que centenares– se hallan ‘atrapados’ por esos microcréditos con tipos de interés excesivos. «Los créditos rápidos son unos de los productos que más se están ofreciendo por entidades financieras. Se puede ver en las campaña de radio o televisión, en los cajeros… está muy extendido. La banca tradicional no se dedicaba tanto a esto», cuenta el tarraconense Álex Daudén, coordinador de Adicae.

‘No te exigen nada’

Daudén señala algunos de los peligros: «Los intereses son absolutamente desproporcionados. Pides 300 y acabas pagando 500. No te exigen nada para concedértelos pero luego te atrapan. Cada semana nos llegan quejas».

Casos de este tipo llegan a Ausbanc (Asociación de Usuarios de Servicios Bancarios), entidad que defensora de consumidores. La abogada, Montserrat Andrés, aclara conceptos: «Un crédito pequeño no tiene por qué asimilarse a intereses abusivos, es una forma de financiación usada incluso por la banca ética, y no tiene por qué tener un componente peyorativo. Los que sí tienen esos altos intereses son los llamados créditos exprés o rápidos. En ellos falta a veces una información previa, porque el cliente tiene prisa. Esa abundancia de créditos no la habíamos visto hasta ahora. El tiempo para devolver el préstamo es muy corto. En muchos casos podemos hablar de usura, que está prohibida a nivel civil».

En España rige aún la Ley de Usura de 1908. «Se trata de aquellos intereses superiores al tanto por ciento que marca el mercado. Es a partir del 15 y el 16%. La jurisprudencia está llena de sentencias sobre la usura. Hay una gran cantidad de gente que está atrapada por este tipo de productos», añade Montserrat Andrés. Rubén Sánchez, portavoz de Facua, también alerta sobre la situación: «Hay muchísimas empresas que están proliferando como champiñones, con pequeñas cuantías, que aplican intereses abusivos y usureros que vulnerarían la legislación española. No son tipos de interés del 30 o el 40%, que ya se consideran usura, sino directamente del 2.000 y el 3.000%. Si tú te vas a un banco y te dan un 15% ya lo puedes considerar un robo».

Por un lado, un registro del Banco de España recoge las entidades de crédito al consumo, empresas que llevan funcionando muchos años y que tienen que cumplir «prácticamente con los mismos requisitos que una entidad financiera», admiten desde la OCU. Las más preocupantes son aquellas que ofrecen microcréditos rápidas y que aparecen a decenas (Québueno, Wonga, Vivus, Sucrédito, Kredito24…) en una simple búsqueda en Google.

‘Mentira’ ante el notario

Poco tienen que ver con entidades financieras y escapan al control. «El gran déficit es el control del mercado, hay una falta de control y de sanción», aporta Sánchez. Muchas veces, en la urgencia y la desesperación reside la clave. «Todo esto ha sucedido porque en un momento dado los bancos cerraron el grifo. A veces el truco está en que esos préstamos son formalizados ante notario pero se hace constar en la escritura una cantidad superior a la recibida por el cliente. Tú en ese momento firmas sin mirar nada porque te hace falta el dinero», cuenta Montserrat Andrés. «En lugar de 300 euros acabas devolviendo 600, y cosas así. Lo que no se pueda hacer es que para salvar una deuda te metas en otra, es aquello de que llueve sobre mojado», explica Xavier Torrent, técnico de la Unió de Consumidors.

La demora en el pago acaba complicando aún más la situación del afectado: las empresas de microcréditos cargarán al cliente comisiones e intereses adicionales que harán que la deuda suba como la espuma. Los intereses por los días de demora pueden también alcanzar un estratosférico 3.000%.

El interés de demora

Al final, al capital prestado se añade el interés de demora, las penalizaciones o los gastos se ejecución, por lo que las fincas acaban respondiendo por un importe que puede ser más del triple del dinero que recibió el cliente en su momento. «A esto se unirá la inclusión en el registro de morosos y la posible venta de la deuda a una empresa de recobros. Muchas utilizan prácticas en los límites de la legalidad para presionar a los deudores, o bien acabar en los tribunales de justicia», cuentan desde OCU.

¿Qué se debe hacer ante la tentación de recurrir a este tipo de compañías?. En general, conviene tomar algunas precauciones. «Hay que revisar cuáles son las comisiones, comparar varios créditos, mirar siempre bien la letra pequeña», explica Rubén Sánchez desde Facua. «Hay que –prosigue– hacer un estudio del caso propio, fijarte en lo que realmente necesitas y buscar alternativas. A veces más vale pedirlo a un familiar cercano». En Ausbanc, Montserrat Andrés apunta: «La clave es que nadie pida dinero en una situación de necesidad y se olvide de todo lo demás. La primera regla es no endeudarse más, no pedir un crédito para pagar otro crédito». El principal mandamiento es que no hay que dejarse embaucar a las primeras de cambio.

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