Los primeros casos de ludopatía 'on line' llegan a las consultas

'No puedo entrar en PokerStars. Estoy vetado', admite Alejandro, en Amposta. Centros de atención psicológica detectan un perfil joven de adicto a apuestas y juegos de azar en la red

19 mayo 2017 22:30 | Actualizado a 22 mayo 2017 18:01
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«Llevo cinco años sin jugar pero esto no se va nunca. Tienes una enfermedad, como cualquier otra. Ha habido jueces que me dijeron que yo era un vicioso, y ha tenido que venir un forense para confirmar que yo estaba enfermo», explica Alejandro, ahora responsable de un grupo de jugadores anónimos establecido en Amposta pero que se mueve por toda la provincia. «Ahora los exjugadores intentamos ayudar a los jugadores. Yo no puedo entrar en PokerStars, estoy vetado», confiesa, en alusión a la comunidad de póker ‘on line’ más grande del mundo.

Empezó jugando con 17 años en tragaperras y casinos. De ahí el salto a los juegos y las apuestas por internet no hay demasiada distancia. La adicción ‘on line’, el centro de las alertas de los expertos, fue el último paso en una vorágine que le ha durado media vida. «Es como una droga. Cogía el dinero de mi madre. Necesitas el imperativo de jugar. Sólo juegas para ganar y, como pierdas, te vas al banco a sacar más dinero», recuerda. El problema no dejaba de crecer. «Te das cuenta cuando juegas ya con el dinero de los que te rodean, cuando un amigo o un familiar te deja 200 euros para pagar la luz... pero no acabas pagando la luz».

 

Tocar fondo para pedir ayuda

Bingos y casinos le tienen prohibida la entrada a Alejandro. «El jugador tiene que estar alerta. Conozco a gente que llevaba 15 años sin jugar y ha recaído», afirma. Sólo tocar fondo le permitió empezar a pedir ayuda. Estuvo en la cárcel y al borde del suicidio. «Tenía un montón de deudas. Estaba a punto de tirarme por el balcón, para quitarme de en medio, hasta que mi mujer pidió ayuda», recuerda. Cambió de hábitos, encontró trabajo, aprendió a salir a la calle sin dinero encima y pudo mantener a raya al monstruo de los juegos de azar.

Su ejemplo es de vital importancia, ahora que la ludopatía repunta a golpe de click. «Cada semana recibo entre 15 y 20 llamadas del entorno de afectados, de la madre, el padre, el hermano… y la mayor parte de casos son por ‘on line’», indica Alejandro, que alerta de los peligros: «Son adicciones que se ven menos. Lo propicia el hecho de estar todo el día enganchado al ordenador. Desde casa, sin que nadie te vea, y con la tarjeta de crédito, puedes ir haciendo apuestas».

Algunos centros de salud mental de la provincia admiten un incremento de estos cuadros que llegan a las consultas. «Podemos afirmar que en los últimos dos o tres años se han detectado más casos de ludopatía ‘on line’ que solicitan tratamiento en nuestro centro», reconoce Judit Arjona, psicóloga de ISEP Clínic Tarragona y especialista en trastornos adictivos. Los facultativos se enfrentan a un nuevo rol. «Se trata de un perfil generalmente de sexo masculino, de unos 30 años de edad y con un nivel socio-cultural y económico medio-alto, perfil que vemos totalmente diferente al de la ludopatía clásica, donde se trataba de personas de más avanzada edad, con bajo nivel cultural y educativo. En repetidas ocasiones se mezclaba con otras adicciones, como el alcohol o la cocaína», añade Arjona.

 

Personas de 15 y 16 años

«Desde hace un par de años ha habido un aumento de la ludopatía ‘on line’, mientras la tradicional se mantiene estable. Está llegando a la consulta gente muy joven, de 15 y 16 años. Con los juegos de azar presenciales una persona tarda cuatro años en consolidar la adicción. Con el ‘on line’ son dos años», denuncia Francesc Perendreu, educador y presidente de la Associació Catalana d’Adiccions Socials (Acencas).

También en el Grup Pere Mata, otro nombre de referencia en la provincia ligado a la salud mental, se ha constatado un aumento reciente. «Se nota que han incrementado los casos en el último año. Nos llega sobre todo gente joven enganchada a las apuestas. Es un perfil de persona que comienza muy pronto, a los 20 años, e incluso antes. Son personas que se han criado con la tecnología y que hacen un uso diario de ella», desgrana Eva Esteban psicóloga del centro especialista en juego.

Montserrat Gómez, psicóloga clínica y responsable de la sección de juego patológico del Institut de Diagnòstic Psicològic (IDP) de Tarragona, también da la voz de alarma: «He tenido pacientes que se han enganchado en unos pocos meses. Está pasando con jóvenes y con adultos y dentro de unos años el problema irá a más. El juego ‘on line’ será la estrella de estas adicciones. A veces se empieza a jugar en grupo, se hacen porras como una especie de inversión y luego se acaba haciéndolo a solas».

 

Un ‘boom’ de la publicidad

Las entidades denuncian el boom de publicidad, reclamos y contenidos en medios que tiene que ver con apuestas y azar ‘on line’. «Aquí nos encontramos con la inmediatez, con la intimidad, ya que la gente no ve cómo juegas. Lo tienes muy a mano. Puedes jugar las 24 horas del día, prácticamente se ve como un deporte. No juegas con dinero físico. Además, hablamos de que este tipo de apuestas están publicitadas por grandes deportistas, muy famosos. Pedimos que haya la misma regulación restrictiva que tiene el juego presencial», indica Perendreu, que también desglosa parte del perfil: «El jugador compulsivo en la red tiene unos 30 años, es profesional cualificado, está habituado a las nuevas tecnologías y busca el éxito inmediato».

Al respecto añade Montserrat Gómez: «La publicidad es desmesurada. Internet está en todos los sitios y es muy difícil de controlar. Hace 15 años, cuando surgía este problema, se ponían unos filtros en determinadas páginas web y se impedía acceder. Ahora esa exposición ha aumentado a medida que las tecnologías han avanzado».

El tratamiento es similar al que se acomete con otras adicciones. «Se intenta que modifiquen la manera de pensar. El ludópata se esconde de los problemas. Es una persona inmadura, que no sabe tomar decisiones y que se esconde detrás del juego», cuenta Francesc Perendreu. «Es algo que tenemos a mano, hoy todo el mundo se conecta a internet, y es más difícil luchar contra eso. En general podemos hablar de personas tímidas, con una baja autoestima, que están más encerradas en casa y a las que en algún momento les ha faltado alguna pauta, alguna guía de comportamiento», indica Eva Esteban desde el Grup Pere Mata, en Reus.

La psicóloga Judit Arjona, del ISEPClínic Tarragona, desglosa algunas de las claves: «El tratamiento es poder encontrar, junto con el paciente, la funcionalidad que tiene el juego en su vida, qué espacio llena y qué carencias suple. A partir de ahí se trataría de poder satisfacer y llenar estas necesidades a través de otras vías. También se hace un trabajo a nivel de autoestima y autoconcepto, variables que en muchos casos y después de muchos años dedicados al juego, están muy deterioradas. Mejorar las habilidades sociales, la asertividad y la comunicación también ayudan a este tipo de pacientes a afrontar mejor los problemas y no tener que recurrir al juego como forma de desconexión o evasión». «En general planteamos más el control que la abstinencia, porque del ordenador es una cosa que difícilmente podemos prescindir», añade Eva Esteban. «La autoprohibición puede ser un buen sistema, igual que un control sobre el acceso a la red, sacando del móvil todas las aplicaciones de las páginas de juego», concluye Montserrat Gómez.

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