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Yoshua de Nazaret, el rabino universal

Como dice Saban, no se debe estudiar a Jesús desde el cristianismo, porque no era cristiano

Yoshua de Nazaret, el rabino universal

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Jesús de Nazaret, oficialmente hijo de Miriam y de Yusef, vino a este mundo como signo de contradicción hace unos dos mil años (S. Lucas, 2, 34). Con él la idea de Dios continuó a la de Jehová, como luego se complementó con la de Alá. Un autor judío, al que me referiré varias veces, Mario Javier Saban, (El judaísmo de Jesús) dice en esa obra que es «la sabiduría judía de siempre, eso sí, maravillosamente interpretada»; Jesús fue un psicólogo genial de la naturaleza huamana. Y así lo confirmó la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II. Parece que a los cristianos les dé vergüenza decir que fue judío.

Casi nadie mira alrededor de Jesús de Nazaret. De dónde viene su enseñanza, cuál es su base. No hay más remedio que reconocer que es plenamente judío, en el sentido de que sus pensamientos vienen, giran y se deducen de la Torá, en la tradición del pueblo de Israel.

Como dice Saban, no se debe estudiar a Jesús desde el cristianismo, porque no era cristiano, era judío. Jesús no creó el cristianismo, sino un movimiento judío mesiánico, sin, por ello, derogar las enseñanzas de la Torá. Hubo rabinos muy importantes, como Hillel el Anciano o Yehudá ha Nasí, que también hicieron extraordinarias interpretaciones del texto judaico. Hasta finales del siglo I no se puede comenzar a calificar nada ni a nadie como cristiano, ya que fue el Concilio del año 50, en Jerusalén, el que permite que los gentiles entren sin circuncisión en aquella comunidad, momento en el que Saúl de Tarso (san Pablo) desarrollará toda la cristología.

¿Qué es, pues, lo que separa a una y otra corriente?... El judaísmo era (y es) profundamente nacional; el cristianismo es universal, internacional. Sin embargo, un puente une ambas concepciones: el Antiguo Testamento.

Nos dice este escritor que Jesús hizo una interpretación que abarcaba a la Torá en su totalidad, creando una moralidad superior.

Ben Chorin dice que Jesús buscaba en la gran mayoría de sus interpretaciones de la Torá el primitivo sentido de la Ley, yendo siempre de forma directa al tema correspondiente, evitando las teorías de los fariseos. Era un rabino práctico que sentía y enseñaba que la Torá debía ser vivida, experimentada por la gente. No especulaba con la interpretación desde el punto de vista intelectual, sino que tenía una visión global de las diferentes cuestiones, en la escuela de Hillel el Anciano, del que quizás fue alumno en aquellos años de su vida en que nadie nos dice dónde estuvo y qué hizo el Nazareno.

¿Qué ha pasado para que Jesús de Nazaret no tenga entre muchos judíos una aceptación, ya no como el Redentor, el Moisés de la nueva era, sino como un rabino digno de figurar entre las personalidades históricas judías más relevantes?... El judaísmo, nos dice Saban, ha cometido el error de no estudiar el Nuevo Testamento e ignorar las enseñanzas del rabí Jesús, un judío sabio entre los sabios.

El historiador judío austríaco David Flusser (Jesús en sus palabras y en su tiempo, editorial Cristiandad, Madrid 1975) señala que Jesús no tenía nada de inculto. Estaba familiarizado con la Sagrada Escritura, con la tradición oral y las manejaba magistralmente… La gente le llamaba rabí (maestro), título que se daba a los peritos y doctores de la Ley.

Pero como era un peligro para las autoridades romanas y motivo de envidia de las autoridades religiosas judías, le costó el sacrificio supremo, en la cruz.

Y conmovió el Imperio romano primero y todo el mundo después, durante dos mil años.

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