Los perros podrán entrar en las playas de Calafell fuera de la temporada de baños, pero deberán ir atados como determina la ordenanza para todo el municipio. No obstante el Ayuntamiento estudia habilitar un espacio, aún por definir, en el que podrán ir sueltos en la arena.
La nueva ordenanza recoge esa autorización pero el gobierno local advierte que en cualquier momento puede quedar sin efecto en función del civismo de los propietarios de perros. Porque la preocupación es que, como sucede en muchas calles del municipio, no se recojan las defecaciones de los animales.
El alcalde Ramon Ferré aseguró que la autorización de perros en las playas no pone en peligro la concesión de la bandera azul. Pero el concejal de Ciudadanos, José Manuel Tejedor, señaló que sí que habría riesgo si hay una acumulación de suciedad.
Participación
La entrada de perros en las playas era una petición de propietarios de animales, pero levantaba rechazo entre algunos vecinos. En este sentido también Ciudadanos señaló que podría haberse realizado un proceso de participación ciudadano.
El problema es que el Ayuntamiento no tiene personal para controlar que los propietarios de perros que entren en las playas recojan la suciedad que puedan dejar los animales por lo que se reclama su responsabilidad, no sólo para recoger las defecaciones sino para advertir a quienes no lo hagan.
¿Sueltos?
Sobre la zona donde los animales podrían ir sueltos el gobierno apuntó que todavía se estudia qué tramo podría destinarse. Por su parte el partido de la CUP, que defendió la entrada de animales a la playa, pidió que se restringiese en las zonas donde hay proyectos de recuperación de especies vegetales o de sistemas dunares.
La Policía Local es la encargada de vigilar que los dueños de perros se comporten en las playas en cuanto a la suciedad como en que los animales vayan atados. El equipo de gobierno señaló que no se dudará en imponer sanciones.
