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    El aterrizaje forzoso del capitán Meana en la playa de L’Hospitalet

    La reconstrucción de la vida de este militar nacido en Toledo tiene una etapa en Tarragona, donde una avería de su Breguet 19 provocó su estancia temporal

    25 marzo 2023 19:58 | Actualizado a 26 marzo 2023 07:00
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    La larga y ancha playa de L’Hospitalet de l’Infant ha servido en varias ocasiones como improvisada pista de aterrizaje de emergencia de aviones a lo largo de la historia. Trabajando en un estudio sobre el alcalde republicano de Vandellòs, encontré en el archivo de dicha población una misiva en la que Aviación Militar de Barcelona indica el giro de 60 pesetas para el pago de las caballerías utilizadas para socorrer el aparato Breguet 19, número 29, que aterrizó de forma forzosa el día 15 de septiembre de 1935.

    Este avión era pilotado por los capitanes Servando Meana Miranda y José Méndez Iriarte. Este último morirá en combate durante la Guerra Civil. Ambos militares debieron permanecer varios días en el pueblo, ya que otra misiva ordenaba, el 15 de octubre, su marcha hacia su destino.

    Desconocemos dónde se hospedaron y sus vicisitudes. Podemos imaginar que su estancia obedecía a la custodia del aparato, ya que el hecho de que éste fuera remolcado hasta el pueblo debe hacernos pensar que el estado del mencionado aparato no debía ser muy malo, al poderse remolcar.

    La estancia de ambos pilotos en L’Hospitalet de l’Infant está llena de desconocimiento, pero podemos aventurar algunas cuestiones relativas a dicha estancia. El pueblo en esa época no tenía más de 350 habitantes. Una vez estalló la Guerra Civil, a raíz de los bombardeos de los nacionales en el propio pueblo por ser lugar de avituallamiento para las tropas republicanas en el Ebro y su estación ferroviaria, la tradición oral nos indica que los vecinos que pudieron huyeron a refugiarse en las casetas de campo del entorno. No obstante la población del pueblo se disparó en más de 2.000 personas al constituirse un campo de trabajo en el pueblo para los constructores de las grandes fortificaciones que desde la primavera de 1938 se pusieron en marcha en el Coll de Balaguer. Dichos trabajadores eran prisioneros en poder de la República y se hospedaron en condiciones pésimas en una finca llamada lo Garroferal en el mismo pueblo.

    El trabajo llevado a cabo por los prisioneros en el Coll de Balaguer fue enorme, convirtiéndolo en un lugar infranqueable para las tropas franquistas. De no haberse fortificado es muy posible que el avance rebelde se hubiera producido por la costa y no por el Ebro.

    Los alojamientos posibles

    Volviendo a los pilotos, en septiembre de 1935 sólo existían dos posibles lugares en los que alojarse. Según se recoge en el libro Recull de les cases antigues de l’Hospitalet de l’Infant del historiador local Alfons Tejero Farnós, en la página 102 del mismo, una podía ser Ca l’Enric, en la actual Plaça de Catalunya número 3. La casa fue construida después de 1860. En la planta baja estaba la fonda con dos establos para los animales y las estancias para los hospedados.

    La otra posible fonda en la que los pilotos pudieron alojarse sale recogida en el libro de Tejero en la página 166, Cal Miralles. Construida en 1807, en el censo de 1817 se menciona a Ramón Miralles como mesonero. Esta casa estaba situada en la actual Vía Augusta número 20-22.

    En ambos sitios se daba, además comidas y cabe suponer que en su función de custodia del aparato siniestrado, los pilotos se alojaron y comieron en uno de estos dos lugares.

    La novedad que debió suponer la presencia de un avión y sus pilotos debió despertar una gran curiosidad en un pequeño pueblo costero como l’Hospitalet, y probablemente fue lugar de peregrinación desde pueblos vecinos.

    La historia del militar

    La historia del capitán Servando Meana está llena de gran interés. Nacido en Toledo en 1898, ingresó en su Academia Militar en 1917. En 1920 alcanzó el empleo de Alférez. Pasó a África dónde combatió en el Protectorado Español de Marruecos, siendo herido en combate y condecorado por su valor: «... fue comisionado por su capitán para desojar al enemigo de una posición desde la que hostigaba a las baterías que se hallaban seriamente comprometidas. Lo hizo con tal ímpetu que llegó a corta distancia del enemigo haciéndolo huir. El 18 de junio al caer herido su capitán tomó el mando de la compañía luchando cuerpo a cuerpo con el enemigo, cogiéndole documentos y siete prisioneros».

    En 1923 va a Madrid para iniciar el curso de piloto militar. En 1924 es destinado al Servicio de Aviación como piloto militar de aeroplano, así pasa a Melilla como piloto. Hace reconocimientos y bombardeos en la zona de Alhucemas y en todo el frente de batalla. Sufre varias averías en vuelo que le obligan a hacer aterrizajes forzosos. En 1927 contrae matrimonio y obtiene el empleo de capitán.

    Como militar e hijo de militar podríamos conjeturar que su ideario político pudiera ser conservador. Nada más lejos de la realidad. En la Academia Militar de Toledo coincidió con Fermín Galán Rodríguez y con Ángel García Hernández que acabarían sus días fusilados por participar en la sublevación militar prorrepublicana de Jaca en diciembre de 1930. Durante su estancia en la guerra de África pudo coincidir de nuevo con Galán y García. Participó, en la etapa republicana de Queipo de Llano y Ramón Franco, hermano del futuro dictador Francisco Franco, en la sublevación del aeródromo de Cuatro Vientos del día 15 de diciembre de 1930, siendo por ello acusado de sedición y encarcelado, mientras los anteriores huyen en avión hacia Portugal, donde se exilian. Hacia 1931 ingresó en una Logia masónica.

    En octubre de 1934, durante la huelga general revolucionaria, es jefe de escuadrilla de cazas en Barcelona. Recibe la orden de bombardear la Generalitat, negándose a ello. Encausado, comenta: «Mi vida, mi carrera, todo hundido antes que luchar contra los revolucionarios, mis hermanos». Simpatizante de la CNT, entabló amistad con líderes antifascistas como Francisco Ascaso, Durruti y García Oliver. Desde Humanitat y Solidaridad Obrera escribió columnas contra el fascismo.

    En fechas próximas al inicio de la Guerra Civil ocupa el puesto de Jefe de Servicios de Información y enlace de los Servicios de Orden Público en Barcelona. Además era el enlace entre el aeródromo del Prat y el consejero de Gobernación de la Generalitat, José María España. El día anterior al alzamiento se reunió con Ascaso, Durruti, García Oliver y España. Se necesitaban armas y munición para impedir que el golpe triunfara en Barcelona. El capitán Meana, por su cuenta y riesgo le entregó a la CNT las que se almacenaban en Gobernación. De acuerdo con el Coronel Sandino, Jefe del Aeródromo del Prat, se procedió a defender dicho aeródromo mediante 200 cenetistas, que de forma subrepticia son alojados como veraneantes en la Casa del Mar, justo enfrente del aeródromo.

    Estallada la Guerra Civil, Meana interviene como piloto de guerra de un avión Fokker F.VII en apoyo al avance de la 26ª División del Ejército Popular, la llamada Columna Durruti, hacia Zaragoza, según se recoge en el documental los aguiluchos de la FAI en tierras de Aragón. Más adelante, el Consejero de Servicios Públicos, Economía y Finanzas de la Generalitat, Josep Tarradellas, le enviará en comisión de servicio a Francia y al resto de Europa para la compra de material bélico para el Ejército de la República.

    En esta etapa, Meana tiene ocasión de colaborar con diversos activistas antifascistas como Joan Puig Ferrater. En su periplo por Europa aprovecha para espiar las actividades de los franquistas, tendentes a conseguir material bélico para el bando sublevado, intentando sabotearlas.

    En 1938 circula por los mentideros de Barcelona la noticia de que Meana está sustrayendo capitales de la República para su propio beneficio. Es llamado a dar cuentas en Valencia. Acude con su familia siendo arrestado. En su defensa escribe un largo documento en el que detalla su andadura vital y política. Este documento permitirá su excarcelación. Antes de acabar la guerra huye hacia Francia, al exilio. Allí se presta a ayudar a las fuerzas que lucharán contra la invasión alemana dentro de la Segunda Guerra Mundial. Apresado por los nazis, es enviado a un campo de concentración hasta el final de la guerra.

    Separado de su primera mujer, que se queda en España y con la que tiene tres hijos, hará todo lo posible por mantener el contacto con éstos. Explican sus descendientes cómo los niños eran llevados de colonias a campamentos muy cercanos a la frontera francesa, desde dónde, con la ayuda de algún eclesiástico, eran llevados a la frontera para poder ver a su padre. Esta es la historia, a grandes rasgos, de un personaje militar que vivió los convulsos años de nuestra historia, marcados por el enfrentamiento entre españoles y por el intento de lucha de clases que en esa guerra se llevó a cabo.

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