Si Josep Maria Bosch le promete que le pondrá su nombre a una estrella no exagera. Otros aseguran que le bajarán la luna y claro, no cumplen. Nunca cumplen.
Bosch no va tan lejos, pero lo cierto es que ya ha bautizado a varios asteroides.
Cabeza alta y mirar al cielo. Algo de deberíamos hacer todos en lugar de ir con la cabeza gacha clavada en el suelo o en el móvil. Bosch tiene su pasión muy arriba.
La semilla siendo niño
Quizá la semilla comenzó siendo un niño. Cuando miraba al cielo lleno de curiosidad. Absortó veía las estrellas y preguntaba a su madre que qué eran aquellas luces.
«La vía láctea. Me respondía y explicaba. Estrellas muy lejanas», recuerda Josep Maria Bosch. Y cuando las respuestas son lógicas y argumentadas «entonces ese niño tiene más ganas de seguir preguntando y conociendo».
Ha colaborado con los principales observatorios del país con sus observaciones
Bosch, leridano de Santa Maria de Montmagastrell pero vinculado familiarmente a Calafell, fue profesor y catedrático de lengua y literatura catalana, pero se jubiló como astrónomo en el Parque astronómico del Montsec, uno de los principales observatorios del país.
El centro contactó con Bosch para que colaborase con ellos. «Porque siempre hay cosas nuevas en el sistema solar». Cosas nuevas son asteroides o cometas. «Siempre me ha gustado la naturaleza y una vertiente la naturaleza es mirar al cielo».
550 asteroides
En sus observaciones han localizado hasta 550 entre asteroides y cometas aunque explica que muchos se revelaron ya conocidos, pero una cincuentena eran inéditos y cuando se confirma que hay un descubridor, éste tiene derecho a poner nombre a ese hallazgo.
Los cometas se caracterizan por tener una cola que se genera cuando se acerca al sol. Los asteroides se mantienen sólidos. Los asteriodes se ubican entre las órbitas de Júpiter y Marte y giran en torno al sol.
En todo caso, la posibilidad de bautizar un asteroide no es de manera inmediata. El hallazgo se pone en conocimiento del Minor Plante Center (centro de planetas menores), que realiza un seguimiento que puede durar años hasta certificar que ese elemento no estaba identificado, tras un estudio de elementos menores en el sistema solar.
Para ello coteja todos los datos recogidos por observatorios homologados en todo el mundo que calculan desde tamaños a las órbitas. Se comprueban las imágenes, se comparan con la base de datos, su astrometría (posición) y si no figura en los registros se guarda por si aparecen otras identificaciones previas del mismo objeto. Un seguimiento que puede durar años.
Ni el presidente de gobierno ni el Rey
Tras ese estudio el descubridor tiene el privilegio de ponerle nombre. «Es mucha ilusión. Ni el presidente de gobierno ni el Rey pueden hacerlo», relata Bosch.
El astrónomo ya ha bautizado a diferentes asteroides con nombres como Alcarràs, pero, ojo, no por la película, sino por el instituto educativo que cuenta con un observatorio y que colabora en los seguimientos.
Otros asteroides bautizados por Bosch son, entre otros, Verdaguer, con motivo del aniversarios de la muerte del poeta, PereOrs (por un amigo. Los nombres de los asteroides van todo junto), JordiLlorca, un profesor del Institut Tecnològic de Barcelona, un Pau por su nieto o un JosepBosch por su hijo.
En sus observaciones en 2009 Josep Maria Bosch contempló un asteroide que fue calificado como de potencialmente peligroso.
Eso significa que puede acercarse mucho a la tierra. Tiene 1 kilómetro de diámetro. No quiere decir que vaya a impactar con la tierra en miles de años. Pero podría variar su órbita gravitacional.
A este asteroide también lo bautizó y recurrió a la mitología. No a la griega, que ya tiene muchos dioses en las alturas, sino a la catalana y lo llamó Flordeneu, protagonista el poema épico Canigó, de Jacint Verdaguer.
De 60 kilómetros
Los asteroides pueden ser desde 1 kilómetro de diámetro ya los hay de 60 kilómetros y de un diámetro como la península ibérica. Estos ya tiene un equilibrio hisdrostático redondo, llamados Ceres (planeta enano y el objeto astronómico más grande del cinturón de asteroides).
En su casa de Santa Maria de Montmagastrell donde la contaminación lumínica respeta la tranquilidad, Bosch cuenta con sofisticados aparatos de observación para seguir mirando al cielo.
