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Gonzalo Suárez, inventor del nuevo periodismo

A principios de los años sesenta empezaron a publicarse entrevistas y crónicas deportivas firmadas con su pseudónimo Martín Girard

Portada del libro 'La suela de mis zapatos' de Gonzalo Suárez

Portada del libro 'La suela de mis zapatos' de Gonzalo Suárez

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Título: La suela de mis zapatos

Autor: Gonzalo Suárez

Editorial: Seix Barral

A principios de los años sesenta empezaron a publicarse entrevistas y crónicas deportivas firmadas por Martín Girard, pseudónimo tras el que estaba el futuro cineasta y escritor Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934). Suárez había dejado los estudios de Filosofía en Madrid en busca de aires mejores en Francia, donde conoció a Hélène Girard, con quien se fugó de vuelta a España. Echaron a suertes Madrid o Barcelona y salió la segunda. Según explica él tuvieron tres hijos de repente y entre los trabajos con que buscaba ganarse la vida, estaban los informes sobre los equipos a los que se enfrentaba el equipo que entrenaba la pareja de su madre, Helenio Herrera, cuando estaba en el Inter de Milán. Puede parecer enrevesado y confuso, y siempre se puede liar más la cosa: el debut de Martín Girard fue precisamente una entrevista con Herrera, pero a Suárez la familiaridad le daba cierto pudor, así que se sacó de la chistera ese pseudónimo, el apellido de su mujer y el nombre porque recordó que un amigo de juventud decía que Martín era un buen nombre para un escritor.

Durante unos pocos años, la actividad periodística de Martín Girard fue constante. Los artículos, crónicas y entrevistas se reunieron en La suela de mis zapatos, en Seix Barral en 2006, con prólogo de Eduardo Mendoza. Hace unas semanas, Random House, editorial que publicó el fantástico libro de relatos de Suárez El cementerio azul en 2023, ha recuperado ese volumen, con algunos paratextos para la ocasión de Gonzalo Suárez himself donde, como sucede en las de su heterónimo Girard, la sabiduría vital desborda la pieza: “Dicen que, a veces, vivimos casi cien años. No es verdad. Vivimos solo un instante. Siempre nuevo. Sin antes ni después. Lo demás no es vida. Es solo recuerdo. A mis primeros noventa y un años, los recuerdos mueren a menudo en la memoria. O los matamos. Pero el pasado nunca pasa dos veces”, escribe en una nota ex profeso para esta edición. Es hermoso que el libro lleve un epílogo –“Un segundo de distracción”– que cierra así: “El caso es que Martín Girard se cansó del periodismo y yo me cansé de Martín Girard. Por eso lo maté. En un segundo de distracción. Como pasa lo que pasa cuando pasa. Incluso la vida”.

Entre medias lo que hay son crónicas, entrevistas, piezas de la serie “Noches en la ciudad” y, en fin, artículos de ocasión, pero de esos que convierten lo cotidiano en extraordinario por la mirada y por cómo se cuenta lo que se cuenta, por ordinario que sea, que no siempre es el caso. Veamos una de las tareas que cuenta Girard que le encomendaron como chico para el Inter: buscar un señor dispuesto a hacerse pasar por el padre de un futbolista y así nacionalizarlo. El desarrollo supera cualquier expectativa. Hay entrevistas robadas a Buñuel, una visita a Dalí, entrevistas con Miguel Mihura, Charles Aznavour o Manuel Viola; crónicas de partidos donde el árbitro ha de salir escoltado, reportajes que se anticipan al nuevo periodismo noreteamericano y encuentros sobrevenidos: esperando a Alberto Closas en el hall del hotel X, Girard se encuentra con Batista en plena crisis de los misiles de Cuba. La entradilla de esa pieza es una lección de estilo que no busca serlo, afortunadamente.

Sobre el estilo, escribe Gonzalo Suárez en el epílogo, “nadie debe ser definido por la profesión o cargo que ejerce sino, si acaso, por sus actos y estilo. El estilo deriva de la actitud y en la actitud radica eso que hemos dado en llamar ‘personalidad’”. La de Suárez/Girard como periodista/escritor/cineasta brilla en estas piezas. Qué inmensa fortuna ser sus contemporáneos.

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