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Mariana Salomao, la absurda catástrofe que cambió toda una vida

Maternidad en solitario, duelo y amistad en ‘Si no fos per les síl·labes de dissabte’, última novela de la autora brasileña

La escritora Mariana Salomao.

La escritora Mariana Salomao.Renato Parada/Cedida Les Hores

Glòria Aznar

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Un acontecimiento insólito quiebra un amor y una familia. Tras la muerte de André, Ana debe criar sola a su bebé, Catarina; lidiar con Francisca, la niñera, y encajar la presencia de Madalena, su vecina, la viuda del otro hombre envuelto en el absurdo accidente que mató a André. Este enredo es la base de la nueva novela de la escritora brasileña Mariana Salomao, Si no fos per les síl·labes de dissabte, publicada en catalán por la Editorial Les Hores, y en castellano por Tránsito. Es el pretexto para abordar la situación de mujeres que quedan en desamparo, con hijos a su cargo, para hablar de soledades, de duelo y de nuevos comienzos.

Esta situación que plantea a raíz de un suicidio ocurrió aquí, en un pueblo cerca de Barcelona. Una persona mató a otra al precipitarse desde un edificio.

Sí, la historia que yo escuché ocurrió en España y después de publicarse la novela también sucedió en São Paulo, donde un hombre cayó encima de otro que estaba dentro de un coche. En este caso, no sé si los dos murieron o qué ocurrió.

Plantea la desolación tras la muerte de un ser querido. Cómo se lleva el día a día sin aquella persona, cómo continuar adelante.

La narradora de la novela llega a la conclusión de que no se puede superar nunca. Con el tiempo la memoria se diluye, los detalles cotidianos se transforman en una sensación muy débil, muy tenue, pero la superación real nunca llega.

¿Por qué necesitaba que estas dos mujeres fueran amigas? La mujer del suicida y la del hombre que se lleva por delante en su acción.

Realmente, el tema del que yo quería hablar era de la amistad, además del duelo y la maternidad. Es cierto que aquí hay una resistencia, pero esa resistencia podría haber sido cualquier otra cosa. Podrían ser problemas cotidianos de otra índole. En este caso escogí este accidente como algo alegórico para destacar esa resistencia. Es decir, la narradora se encuentra muy sola, muy abandonada. Por lo tanto, la existencia de esta vecina acaba siendo una compañía para ella.

¿Cómo de importante es la amistad entre mujeres? Siempre se nos ha vendido por parte de los hombres precisamente como lo contrario, como competitividad.

Este es un tema muy especial para mí, la amistad entre mujeres. Muchas veces olvidamos este vínculo tan importante, cae en la negligencia. Sin embargo, quizás sea el lazo más importante que tenemos, incluso más que el del matrimonio y acabamos relegándolo a conversaciones improvisadas o al WhatsApp, cuando no debería ser así. Los hombres, a veces, quizá de forma inconsciente, están en contra de este vínculo, seguramente porque los debilita, ya que nos ven más libres, con otras prioridades que no son ellos.

La narradora tiene sentido del humor a pesar de todo.

Siempre me gusta introducir un poco de humor en medio del drama. Es una manera de desarmar al lector y de que así también esté más preparado para recibir toda la desdicha. En este caso, pasa un tiempo desde el accidente, hay un distanciamiento, pero llega un momento en que empieza a haber ciertos detalles de humor, sobre todo en la parte jurídica. En todo el tema legal que aparece en el libro es donde se ven más partes cómicas, porque al final hay muchas situaciones que parecen un poco ridículas dentro del sistema jurídico.

¿En este tema le ha ayudado su trabajo como defensora pública?

Sí, evidentemente todos los conocimientos que tengo sobre el sistema judicial -llevo 13 años siendo defensora pública- modelan mi visión del mundo. Por ejemplo, todo lo que digo respecto a las desigualdades sociales que hay en Brasil. No es el tema del libro y no aparece mucho en él, pero sin duda ha modelado mi visión del mundo y eso se refleja en mis novelas.

¿Por qué es importante que las tragedias se sepan inmediatamente, como se dice en algún momento?

Es una manera que tiene la narradora de explicar cómo se quedó atrapada en ese día, encerrada ahí, sin avanzar. Porque todos esos detalles cotidianos, todos esos minutos –que no fueron muchos- en los que André había muerto y ella no lo sabía, Ana pensaba en cosas normales: el cuadro que tenía que llevar, lo que debía hacer… Esos minutos le dejaron un gran sentimiento de culpa, aunque en realidad no habría cambiado nada porque la desgracia ya había pasado.

Tiene más sentimiento de culpa que la esposa del suicida.

Sí, ella siente mucha culpa, sobre todo por los hechos y por los detalles de aquel sábado, porque llamó a André para que bajara a ayudarla a llevar el cuadro. Si no lo hubiera llamado, él no habría bajado en ese momento y no habría muerto. Por eso intenta trasladar esa culpa a la vecina, a Madalena. Es muy dura con ella, porque Madalena también cargará con la culpa de los familiares del suicida, pero Ana quiere traspasarle parte de esa culpa para no tenerla toda ella.

Pero a veces en la vida real no se acaba de gestionar. Siempre queda ese ‘Y si…’.

La historia relata esos 12 años de amistad. Con el tiempo, no es que la narradora se conforme -porque no lo hace- pero todo el relato va en la dirección de que intenta aceptar esa amistad que solo nace a raíz del accidente. De igual manera, también intenta salir de aquel día, de esos cinco segundos que le cambiaron toda la vida. Básicamente, todo lo que cuenta, lo vive creyendo que no es legítimo, que no es la vida que debería tener, sino el resultado de una acción que no tendría que haberse producido así.

¿Qué representa el cuidado minucioso de las plantas? ¿A usted le gustan?

Me gustan mucho. Cuidarlas son detalles del amor. Todo lo que deja de funcionar cuando una persona que se ocupaba de ciertas cosas ya no está, desaparece.

Volviendo a su otra profesión de defensora pública. ¿Cuáles son los temas por los que la gente va a enfrentarse con el Estado en Brasil?

Al principio de mi carrera me dedicaba a defender pequeños hurtos, robos, trabajaba con gente muy pobre. Poco tiempo después, pasé al área de adolescentes con problemas con la ley y ya hace 11 años que estoy en la parte civil, en el área de familia. Por lo tanto, muchos de los casos que trato son problemas con los bancos, con el servicio sanitario, con los seguros de salud, divorcios, problemas de custodia de los hijos y trato con muchas mujeres solas, divorciadas, madres solteras que buscan que los padres se responsabilicen de los hijos. La mayor parte de mi trabajo es con mujeres que crían solas.

En la novela no es exactamente eso, pero al final la mujer se queda sola.

Alguien me ha dicho que es simbólico: que esos dos hombres en realidad no han muerto y que es como un símbolo de que los hombres no se responsabilizan y de cómo las dos mujeres están tirando de la situación.

¿Por qué el título?

Nace del momento de todos esos ‘Y si…’. Ella se queda completamente atrapada en esas sílabas de ese sábado, pensando que cualquier detalle de aquel día, cualquier cosa que hubiera hecho diferente, podría haber cambiado su vida. Por tanto, este título es una metáfora poética con el sábado y las sílabas, y también juega con el hecho de que Madalena es profesora.

¿Quiere añadir algo que no le haya preguntado?

Simplemente resaltar que otro tema del libro es la maternidad en soledad y cómo la narradora, sola y en duelo, afronta el choque entre la maternidad que soñaba y la que realmente vive. Toda la tristeza que implica criar con dolor, poniendo a la hija en medio de todo ese sufrimiento desde que nace.

Ella se queda sola. Pero, en realidad, la maternidad tiende a no coincidir con las expectativas.

Esto también es simbólico dentro del libro, este tema de la maternidad en soledad y la diferencia entre el sueño y la realidad.

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