El Nàstic vuelve a ser líder. El equipo de Dani Vidal superó al Real Unión en un partido espeso de los suyos, pero que supieron aprovechar las carencias del rival para llevarse los tres puntos. Joan Oriol abrió la comparsa carnavalera con un golazo y Godoy se estrenó como goleador grana antes del descanso. El cuadro irundarra recortó distancias nada más regresar al verde. Un gol que convirtió la segunda parte en un pequeño suplicio, pero con final doblemente festivo. Mientras el Nou Estadi sufría para amarrar los tres puntos, la Ponferradina dejaba escapar con vida a Unionistas y dejaba vía libre al Nàstic para volver al primer puesto.
La Vidalneta anduvo por un camino pedregoso. Los primeros kilómetros pensó que iba a tener un viaje a la victoria por autopista. Pero todos los caminos al ascenso tienen giros y zanjas que amenazan en cada tramo. El Real Unión había abierto sus peajes en el primer tiempo, pero en el segundo se pasó de los tres carriles a vial único. Un final de trayecto movido y sufrido, pero que no impidió llegar al final de la 23ª etapa antes que nadie.
Regresaba Dani Parra al once titular después de 21 jornadas, porque Varo seguía aquejado del golpe que le produjo el delantero de la Real Sociedad B la pasada semana. El Real Unión no era el rival de mejor recuerdo para Parra. Un error suyo facilitó el triunfo vasco en el Nou Estadi (0-1) el curso pasado. Lo tenía en mente el arquero que salió con un punto de confianza más que otros días. Con un doble compromiso. Resarcirse y ofrecer garantías. No solo para relevar puntualmente a Varo, sino también para competir por el puesto.
La fragilidad defensiva irundarra facilitó enormemente la victoria tarraconense. El conjunto vasco inició el choque más entero. Confiado y atrevido. El Nàstic acusaba de salir espeso. No combinaba y perdía balones en la medular por controles o pases defectuosos. Pero a diferencia de lo que ocurrió el año pasado, donde el Nàstic lo falló todo ante portería, a los diez minutos el equipo de Dani Vidal ya iba por delante en el marcador.
Solo bastó una aproximación. Una amenaza lejana para que la defensa visitante se abriera de par en par. Joan Oriol aprovechó la invitación y, sin oposición, le pegó un zurdazo que superó al meta irundarra. Las estadísticas reflejan realidades. Si dicen que el Real Unión es el tercer peor equipo en defensa es porque realmente son un coladero.
Si fácil fue el 1-0, el 2-0 fue aún más previsible. Primero, por la pasividad de la zaga visitante y segundo porque que el Nàstic marque de estrategia es una rutina. Borja botó un córner cerrado desde la izquierda y Godoy, sin necesidad de saltar y a un paso de la línea de gol, cabeceó a la red.
Tan frágil es el conjunto de Idiákez en un área como potente en la otra. Una ferocidad ofensiva que quedó anulada por el Nàstic en la primera mitad. La única incidencia en el área tarraconense fue un remate desviado, invalidado por fuera de juego.
La segunda parte salió la cara ‘B’ del Real Unión. A los cinco minutos el cuadro vasco recortaba distancias. Benito dispuso de mucho tiempo para perfilarse en el vértice de la grande y buscar el palo largo de Parra.
El Nàstic no era capaz de articular ataques y se frustró en las rarezas del colegiado valenciano Sergio Escriche. Hizo una carnicería con el cuadro grana. Consciente o inconscientemente, solo él lo sabe. Amonestó a Nacho y Trigueros, por dos acciones, a cuál más rigurosa y dejó al técnico Dani Vidal sin sus dos centrales titulares para la próxima jornada. Los dos estaban apercibidos y cumplirán sanción ante el Sestao.
Tras más de siete minutos de añadido, con un Nàstic en modo parachoques y un Irún desatinado, el Carnaval concluyó en el Nou Estadi con la Vidalneta a todo gas.