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Tocará gesta inolvidable en Zubieta

El Nàstic cae por 1-3 en la ida en un Nou Estadi en el que el Sanse fue mejor y reventó la eliminatoria con un gol en la agonía que puso el 1-3

El Sanse conquistó el Nou Estadi ante un Nàstic que tiró de corazón, pero le faltó fútbol.

El Sanse conquistó el Nou Estadi ante un Nàstic que tiró de corazón, pero le faltó fútbol.

Juanfran Moreno
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En Zubieta tocará firmar una gesta inolvidable. Así lo dictó una ida en el Nou Estadi, donde el Sanse decidió bailar en el infierno y reventar la eliminatoria en una agonía que volvió a ser muy cruel con los granas. Cuando el 2-2 se veía cerca —Pablo había inyectado esperanza con un gol en el minuto 82—, apareció Carrera para alejar el sueño.

Enfrente hubo un rival que tuvo un plan, lo interpretó a la perfección y superó a un conjunto grana que puso corazón, pero no fútbol. Se vuelve a demostrar que nadie habla con más verdad que la pelota. Esa no entiende ni de infiernos ni de cielos. Suele hacer justicia. Y lo justo, sinceramente, fue que el Sanse venciera y dejara la eliminatoria pendiendo de un hilo.

Ojalá el 22 de junio de 2025 no sea otra noche de pesadilla. Ojalá no sea un déjà vu, aunque el Nàstic parece condenado a ello. Eso sí, la fe no faltará. Toca creer, hasta el último aliento.

En los rostros de los aficionados que arroparon la llegada del equipo al Nou Estadi se observaba una mezcla de emoción, ilusión y rabia. También en los jugadores y miembros del cuerpo técnico. El Nàstic no quiere solo un ascenso; va más allá: quiere vengar y cerrar una herida que, hasta que no se suba, no cicatrizará.

No había comenzado a rodar el cuero y ya se vislumbraba una tarde histórica. El suelo no quemaba, pero casi. El infierno era Tarragona, y el Nou Estadi, su punto más caliente. «El fútbol nos debe una», rezaba una pancarta tras una de las porterías. Diciendo poco, a veces se dice mucho.

El Nàstic comenzó el partido con mucho ritmo, sometiendo al Sanse. No le daba respiro. Pero el filial donostiarra demostró oficio. Resistió el arreón inicial y, en cuanto pudo tener el balón, comenzó a enfriar el contexto. Lo circuló en defensa y fue bajándole las pulsaciones al choque. ¿Les suena? Poco a poco. Sin prisa, pero sin pausa. Los niños cogieron el sonajero y el conjunto grana cayó en la trampa.

Gorosabel le pilló la espalda a los centrales y aprovechó la salida a medias de Dani Rebollo para rematar de cabeza. La pelota fue rodando para desespero grana. Dufur llegó a tocarla, pero no la sacó. Minuto 10 y el Sanse había congelado el infierno. Quedaba mucha batalla, pero la guerra se comenzaba perdiendo.

No habían pasado ni tres minutos y al Nàstic casi lo colocan en el abismo. Otra vez esos potrillos salvajes hicieron de las suyas. Volvieron a encontrar la grieta en la defensa grana. Astiazarán se plantó solo ante Rebollo, pero su disparo se marchó rozando el palo largo. El alivio fue total. Un 0-2 hubiese sido criminal.

El Nàstic pasaba los minutos con más pena que gloria. No amenazaba la portería rival, no tenía la pelota ni en campo propio porque el Sanse le apretaba, y las sensaciones eran malas. La eliminatoria estaba en ese momento en el que resistir es la única misión. Si a alguien le quedaban dudas, enfrente había un equipazo. Joven, pero descarado, con talento y personalidad a raudales.

Antoñín Cortés, escorado en una banda izquierda en la que no se siente tan cómodo, generó dos ocasiones que podían haberle dado el gol antes que el juego al Nàstic. El malagueño se sacó dos disparos peligrosos, pero Arana respondió con una suficiencia abismal. El gigante del Sanse dejó claro que para batirle hacía falta mucho más. Se hablaba mucho de Fraga antes del partido, y resulta que su suplente no tiene nada que envidiarle. Es lo que tienen los filiales: son impredecibles.

El descanso llegó, y para bien del Nàstic. Luis César tenía que tocar algo, porque el plan no funcionaba. Ni amenaza, ni progreso, ni presencia ofensiva. Pablo, desesperado. Antoñín, anulado en la izquierda. Roberto Torres, inoperante. Quién iba a decir que al equipo con más goles de la temporada regular en Primera RFEF le iban a faltar ocasiones y goles. El fútbol es así de caprichoso. Pero daba la sensación de que el Nàstic se estaba pegando un tiro en el pie. Había 45 minutos para arreglarlo. Lo que no iba a volver era una primera parte desperdiciada.

Luis César decidió no hacer cambios al descanso, pero bastaron 10 minutos para que el partido le obligara a ello. El gallego apostó por Óscar Sanz y Jaume Jardí por Marc Montalvo y Roberto Torres. El primer cambio fue algo más inesperado; el segundo, estaba cantado. Eso sí, Antoñín seguía en banda.

Poco tardó en llegar el mazazo casi definitivo. El Sanse pescó en río revuelto. Cosió otra jugada para hurgar en la incertidumbre y partir por la mitad a los granas. Rebollo salvó la primera, pero Rodríguez cazó el balón suelto para ‘matar’ al Nàstic. El 0-2 era lo peor que podía suceder. Si lo de Murcia fue un milagro, lo que venía por delante se quedaba sin definición.

Con el paso de los minutos, la impotencia reinó en el Nou Estadi. El equipo se deshacía ante la superioridad del rival, mejor plantado, con más madurez, bailando sobre las brasas. El Nàstic parecía muerto, pero apareció el de siempre para revivirlo. Ese hombre que quiere ser el héroe, cueste lo que cueste. Juega con la vida por delante. Siente que es su temporada, que no se va a ir con cuentas pendientes. Migue Leal le metió un centro y el asturiano volvió a reinar en las alturas. Le dio esperanza al Nàstic en el vértigo.

El 1-2 deja la eliminatoria abierta. Incluso se pudo empatar antes de la vuelta. Arana coleccionó dos paradas de videojuego en la agonía, esa que volvió a destrozar al Nàstic. Con el conjunto grana volcado, Dufur y Rebollo no tuvieron la contundencia necesaria, y Gorka Carrera cogió la pala para poner al Nàstic en el ataúd.

Ahora solo falta cerrarle la tapa, pero eso será en Zubieta. Y allí hay que pelear hasta el último aliento, porque el fútbol nunca sabes cuándo te tiene preparada la historia más bonita.

FICHA TÉCNICA

Nàstic. Rebollo; Migue Leal, Dufur, Pujol, Joan Oriol; Montalvo (Óscar Sanz, 57’), Roberto Torres (Jardí, 57’), Gorostidi; Víctor Narro (Concha, 64’), Pablo Fernández y Antoñín (Jiménez, 72’).

Sanse. Arana; Rupérez, Beitia, Peru, Balda; Carbonell (Lebarbier, 85’); Eder García, Gorosabel (Marchal, 57’), Astiazarán (Ramírez, 72’); Rodríguez (Guibelalde, 85’); y Orobengoa (Carrera, 72’).

Goles. 0-1 (10’): Dufur, en propia puerta. 0-2 (60’): Rodríguez. 1-2 (82’): Pablo Fernández. 1-3 (94’): Carrera.

Árbitro. Turrión Gorosabel (11’), Balda (42’), Migue Leal (57’), Óscar Sanz (66’).

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