Jaume Jardí está de dulce. El delantero de 21 años llega a final de año en plena forma. Si por él fuera, alargaría un poco más los meses. Retrasaría unas semanas el parón navideño. Hasta que llegase el frío auténtico que enfriara su momento.
En los últimos cuatro duelos, Jardí ha sumado dos goles y dos asistencias. Un resultado producto de su regularidad en minutaje. Su participación ha superado la hora en las cinco últimas jornadas. Las mismas veces que lo había hecho en las 11 fechas anteriores. Ha completado los 90 minutos -más el alargue- frente a Unionistas y contra Tarazona y frente a la Cultural Leonesa abandonó el terreno de juego cuando apenas quedaban tres minutos para la conclusión.
Se ha convertido en un titular indiscutible. Una trayectoria ascendente que tuvo en la jornada pasada su mejor momento. Jaume Jardí abrió el marcador en la primera mitad. Un gol desatascador importante por la delicada situación del cuerpo técnico. A su responsable, Dani Vidal, le fue la dedicatoria.
Jardí es de los bajitos de la clase. 1,75 metros de altura que se agigantaron con un salto perfecto para rematar el centro de Andy Escudero a la red. Una ejecución en tres tiempos. Acompasó sus pasos al vuelo del balón. Se impulsó justo en el momento. Y remató a la red con un golpe de cuello canónico. Yoel, el arquero del Tarazona, ni se movió. Era imposible hacer nada para evitar el tanto.
Con toda la tensión existente sobre el césped del Nou Estadi, Jardí fue el jugador más centrado. No se dejó llevar por los nervios. Ni con el 0-0, ni con el 1-0 y tampoco con el 1-1. Tuvo el 2-1 en un rechace a la salida de un córner que no acertó. Las opciones se le agolparon y escogió la más sencilla para el portero.
Ni así perdió la calma. Llegó al minuto 98 aún con la seguridad suficiente para, en un alarde de técnica, controlar el balón peinado por Pablo Fernández con el pecho y, sin que tocara suelo, ponerla sutilmente, entre dos rivales, a la carrera de Mario Rodrígez. El barcelonés respondió a la jugada con un remate de primeras que desató la locura en el césped y las gradas del Nou Estadi.
El extremo reusense parece haber encontrado en Tarragona el protagonismo que llevaba años buscando. Siempre se ha mostrado un jugador ambicioso. Con voluntad de crecer y dar pasos hacia adelante. Aunque ello le supusiera cambiar La Masia del FC Barcelona por La Fábrica del Real Madrid. Una búsqueda que ha completado en el Nou Estadi.
Tras su gol ante el Tarazona del domingo pasado, Jaume Jardí se sitúa en la cabeza de máximos goleadores del equipo. Empatado con Pablo Trigueros y Pablo Fernández. Todos suman tres tantos. Los mismos que marcó el delantero reusense durante toda la pasada temporada en el Racing de Ferrol. Teniendo en cuenta, además, que dos de ellos los logró en el último partido de la temporada regular ante el Celta B. Un doblete para amarrar el ascenso directo a Segunda División para el cuadro ferrolano.
No le bastaron para seguir en A Malata, feudo de los verdes, pero sí para recibir las atenciones del Nàstic. Hubo otros equipos importantes de la categoría que también se postularon por sus servicios. Pero la posibilidad de estar cerca de casa y la confianza que le transmitió el técnico Dani Vidal fueron fundamentales para que se decantara por la elástica grana.
Por eso, no es de extrañar que el futbolista quisiera celebrar el 1-0 frente al Tarazona con el entrenador que apostó por él más que nadie. El que entendió sus ansias de protagonismo. Que le ofreció la ventana para hacerlo. No hizo falta que le garantizara los minutos. Si Jaume Jardí exhibía sus virtudes sobre el verde, iba a ser una de las cabezas del cartel del Nàstic.
Solo tiene una asignatura pendiente. Marcar fuera de casa. Los tres goles han sido en el Nou Estadi. En Las Gaunas, un estadio propicio para el Nàstic la pasada temporada, es el escenario perfecto para alargar su buena racha.