Verdad, justicia y reparación
Roger Heredia, impulsor del Banco de ADN, explica en este artículo su férrea lucha por lograr una herramienta para poder identificar a las personas enterradas en fosas comunes

Roger Heredia, con una
Roger Heredia - EL ANÁLISIS
El pasado 18 de julio se recordó el ochenta aniversario del levantamiento fascista contra el gobierno legítimo de la República, el inicio de la Guerra Civil española.
También queda lejos aquel 19 de diciembre de 2013, cuando el Parlament aprobó la moción 69/X, una moción que nos daba esperanza como impulsores del «Banco de ADN y familiares de desaparecidos en la Guerra Civil» de la Universitat de Barcelona, después de años de trabajo para poder llegar hasta allí.
Los ejes principales de aquella moción eran los de apoyar y difundir el protocolo del ‘Banco de ADN’, promover reformas legislativas para poder recuperar a los desaparecidos y, finalmente, la actualización del mapa de fosas catalán, censado en aquel momento, en 240.
¿Y cual fue el efecto de aquella moción? : Incumplimientos por parte de los responsables de las políticas de memoria y dilatación de la espera. Así fue como, seis meses después, decidimos rodar un documental y explicar a la ciudadanía la existencia de este proyecto y la necesidad de sumarse: #El Camí d’un Protocol http://dom.cat/k14. Ante las adversidades necesitábamos soluciones.
Desaparecidos y fosas
En septiembre de 2014, el Parlament aprobó la moción 776/14, la cual instaba al Govern a impulsar, de nuevo, el ‘Banco de ADN’ y reclamaba el cumplimiento de los informes de Naciones Unidas en materia de las desapariciones forzadas y los derechos humanos, después de que este organismo remarcara los graves incumplimientos por parte del Estado Español.
También de muy poco sirvió nuestra comparecencia, en enero de 2015, ante la comisión de Afers Institucionals del Parlament, para explicar los incumplimientos con el proyecto del ‘Banco de ADN’, la situación de los desaparecidos y las fosas comunes: un censo con más de 4.500 familias catalanas que buscan sus desaparecidos y un mapa de fosas que, después de la última actualización, lo cifra en 373 pendientes de abrir en Catalunya.
Continuamos insistiendo y utilizando nuestra principal herramienta, el trabajo, que es nuestra fuerza para pedir justicia. Fue así como iniciamos el contacto con las instituciones municipales y supramunicipales para que nos apoyaran. Actualmente son más de 75 ayuntamientos, entre los cuales Barcelona, Hospitalet de Llobregat, Sabadell, Terrassa, Tarragona... También hay seis Consells Comarcals (Ribera d’Ebre, Terra Alta, Baix Ebre, Baix Penedès, Solsonès y Osona) y las diputaciones de Tarragona y Lleida.
La esperanza llegó el pasado enero, cuando el conseller Raül Romeva, máximo responsable de las políticas de memoria, anunció que era prioritario la creación de un proyecto de identificación genética para identificar a los desaparecidos a la Guerra Civil, así como crear un mapa de fosas con rigor y donde constaran todas las del territorio.
A día de hoy podemos afirmar que el conseller Romeva y su equipo han hecho más en ocho meses que el resto en 41 años de democracia. En septiembre, el Govern hará público el proyecto de identificación genética de los desaparecidos en la Guerra Civil. Recientemente conocimos el proyecto para dar solución a un problema histórico y que afecta de pleno a nuestra provincia, la catalogación de las fosas del Ebre, proyecto que lidera el tarraconense Josep Sánchez Cervelló, decano de la Facultad de Lletres de la Universitat Rovira i Virgili.
La esperanza, más cerca
La esperanza para poder recuperar a los miles de familiares desaparecidos cada día está más cerca. Sólo pedimos dar cumplimiento a la legislación que recoge los derechos de las personas, como el reciente ejemplo de Villafranca del Bierzo (León), donde después de 67 años de espera, la badalonesa Milagros Camuñas pudo recuperar los restos de su madre y de su hermano, asesinados el 28 de octubre de 1948.
Como otros muchos asesinatos del franquismo, sus restos fueron enterrados y su rastro desapareció. Milagros los buscó durante años. Finalmente, el año pasado la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica los localizó en una fosa común de Villafranca del Bierzo. Este es el acto de derecho que cierra ‘la herida’ en una familia.
No olvidemos la causa abierta en la ‘Querella Argentina’ por distintas entidades de memoria catalanas, entre ellas ‘Lo Riu’ de La Fatarella (Terra Alta), que piden cruzar las muestras genéticas del ‘Banco de ADN’ con las decenas de restos óseos recuperados en las fosas.
Los responsables del ‘Banco de ADN’ no dejaremos de trabajar, tal como hemos hecho hasta ahora, día a día, y lucharemos para hacer justicia y devolver a casa al bisabuelo Jaume, al tío Guillem y a los miles de desaparecidos de este país.
Creemos que 80 años después ya es hora que vuelvan al seno al que pertenecen, su casa. Simplemente, Verdad, Justicia, Reparación y no Repetición.