Sara Garcimartín, la ingeniera química que vino a Tarragona por amor

Sara Garcimartín dio hace once años un salto radical en su vida laboral. Pasó de trabajar como profesora de química a adentrarse por completo en el mundo industrial. El amor fue el motor de ese cambio. Ella ejercía de responsable de los masters de Repsol en Móstoles (Madrid) y allí fue donde conoció a su actual marido, uno de los alumnos del master. Él trabajaba en la refinería de Repsol en Tarragona y Garcimartín no lo dudó: «Pedí el traslado. Me vine a Tarragona por amor».

La adaptación para esta trabajadora no fue nada fácil. Se incorporó como técnica de fiabilidad estática en la refinería, un trabajo completamente distinto a lo que había hecho con anterioridad en su carrera. Además, pasaba a ejercer de ingeniera química, carrera universitaria que no cursó. Esta trabajadora nació en Madrid y estudió el grado de química en su ciudad natal y posteriormente el master de profesorado. «Yo tenía una formación y una experiencia laboral diferente a lo que se me pedía, pero coincidí con un grupo humano maravilloso», afirma Garcimartín. «Me enseñaron y tuvieron mucha paciencia conmigo. También Repsol me ofreció formación específica de mi puesto de trabajo», añade esta trabajadora.

Me vine a Tarragona por amor

Once años después sigue en el mismo puesto de trabajo y es que para ella «es el trabajo más interesante de toda la refinería». Garcimartín tiene muy claro cuál es la función de su departamento en la refinería de Repsol en Tarragona: «Somos los médicos de la refinería», expone esta trabajadora. Su labor es «verificar que los equipos pueden durar todo el ciclo vital que se le ha estimado», de ahí el símil con la profesión de médico.

Esta comparación entre la labor médica y el trabajo de los técnicos de fiabilidad estática se repite con todas las actividades que realizan en su trabajo. «Nosotros hacemos inspecciones preventidas, de la misma forma que un médico hace reconocimientos médicos a los pacientes», explica Garcimartín. Lo que más le gusta de su trabajo es que su actividad es todo lo contrario a lo que dice su nombre: «es de todo menos estático. Siempre estás viendo cosas nuevas, aprendes constantemente, es cambiante y no es para nada monótono», explica.

Fundamentales en las paradas de planta

Los técnicos de fiabilidad estática aumentan su relevancia cuando se realizan paradas en la planta. «Tenemos que inspeccionar todos los equipos, se limpia todo, se abre todo y somos nosotros los que nos aseguramos que los equipos son seguros», explica esta trabajadora. No obstante, la mayoría del tiempo Garcimartín se dedica a «planificar inspecciones y a analizar los resulados de estas inspecciones».

Somos los médicos de la refinería

Además, revisa que los equipos estén funcionando correctamente. Para ello tienen indicadores en una aplicación. Si está en verde el equipo tiene buena salud, si está en amarillo «hay que echarle un ojo» y si está en rojo es que algo falla y se debe de actuar. Su trabajo es fundamental para lograr que la refinería sea segura. «Cuando hago bien mi trabajo mis compañeros trabajan en un ambiente más seguro», expone Garcimartín.

Pese haber aparcado laboralmente su vocación de maestra, esta trabajadora comenta que en su puesto de trabajo puede seguir aplicando sus dotes de profesora. «En mi departamento poseemos el conocimiento», afirma Garcimartín, por lo que los técnicos de fiabilidad estática son los encargados de explicar al resto de departamentos de la refinería el motivo de las decisiones que toman. «Cuando viene algo nuevo soy yo quien lo aprende y se lo explico a mis compañeros», comenta esta trabajadora. Además, también imparte algunas formaciones internas de Repsol a los operadores y se encarga de dar la bienvenida durante las puertas abiertas de la refinería.