Bodegas y viñedos en la nube

Desde Batea, los hermanos Altés desarrollan y comercializan aplicaciones y servicios de gestión ‘Regtech’ especializados en el sector vitivinícola

19 octubre 2020 10:12 | Actualizado a 26 octubre 2020 11:41
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Los hermanos Altés tenían unas buenas carreras profesionales en Barcelona como programadores informáticos. Antoni Altés (38 años) en un bufete de abogados de prestigio y  Miquel Altés (40 años) en un operador logístico global.

Hace poco más de cinco años, Miquel y Antoni decidieron regresar a su Batea natal, en la Terra Alta, para emprender un nuevo proyecto de vida y profesional. De ahí nació AnaWin, una ‘Regtech’ (regulatory technology o ‘tecnología regulatoria’) especializada en el sector vitivinícola, que hoy ofrece aplicaciones de gestión a más de 200 agricultores y cerca de 60 bodegas (la gran mayoría en Catalunya), además de dos consejos reguladores (DOQ Priorat y DO Terra Alta).

Antoni Altés, socio fundador de esta empresa, explica que «empezamos como una aplicación de gestión para las bodegas, como herramienta para facilitarles la vida en todo lo que tiene que ver con la trazabilidad alimentaria y los impuestos especiales en un sector hiper regulado, donde hay muchos requerimientos legales. Un producto muy técnico, que permite olvidarse de cuestiones regulatorias porque la aplicación las calcula».

Pronto vieron que la potencial demanda de sus aplicaciones, que comercializan como SaaS (Software as a Service o ‘software como servicio’), se extendía más allá de las bodegas, con los viticultores y los consejos reguladores de las denominaciones de origen en el foco.

«Creamos un par de aplicaciones basadas en la gestión de la viticultura -prosigue Antoni Altés-, con las que llegamos a los agricultores, y después una aplicación para los consejos reguladores». Todas ellas, integradas en una misma plataforma cloud. «La misma aplicación -explica este ingeniero técnico informático formado en la Universitat Rovira i Virgili (URV)-, la utilizan bodegas, agricultores y consejos reguladores».

Con una versión de escritorio y otra móvil (y suscripciones que van desde los 45 euros a los 119 euros al mes para las bodegas, además de una tarifa plana de 19 euros al mes para los agricultores), la de smartphone está orientada principalmente a los «usuarios de movilidad y campo, que a través de ella pueden llevar a cabo gestiones administrativas o controles de maduración de cada campo concreto, por GPS, para que por ejemplo la bodega planifique cuándo tiene que entrar la uva durante la vendimia. A su vez, esta bodega podrá demostrarle al consejo regulador que el vino que dice que produce es realmente así».

«La aplicación calcula las cuestiones legales y te permite olvidarte de ellas» (Antoni Altés, AnaWin)

En una vendimia, la de 2020, marcada por la Covid-19 y una plaga de mildiu inaudita, «esta utilidad ha sido esencial», explica Antoni Altés. «Ha habido parcelas más afectadas que otras, y las bodegas se han preocupado mucho de no mezclar uva de buena calidad con otra de mala calidad».

Pero las utilidades de AnaWin van más allá. «El agricultor -prosigue Antoni Altés- puede utilizar también la aplicación para llevar a cabo una anotación de la rentabilidad de cada viñedo o confeccionar un cuaderno de campo como los que exigen el DARP (Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació) o el CCPAE (Consell Català de la Producció Agrària Ecològica)».

Con cinco personas a tiempo completo y una facturación que este año alcanzará los 300.000 euros, AnaWin confía en incrementar en un 20% su facturación a lo largo del año que viene, incorporando a otras dos personas a su equipo de programadores y enólogos.

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