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    El euro se digitaliza

    El nuevo euro digital empezará a desplegarse a finales de 2023 con el reto de no desestabilizar el sistema bancario

    29 noviembre 2022 17:26 | Actualizado a 29 noviembre 2022 18:04
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    La misma semana en la que el tercer exchange mundial de criptomonedas, FTX, entraba en quiebra y desataba el temor a un recrudecimiento del ‘criptoinvierno’ en el que vive el mundo de los criptoactivos, la Comisión Europea (CE) y el Banco Central Europeo (BCE) organizaban en Bruselas, el 7 de noviembre, una reunión de alto nivel titulada Hacia un marco legislativo que haga posible un euro digital para los ciudadanos y las empresas.

    Se trata de un acontecimiento significativo en el calendario hacia la creación del euro digital, iniciado en julio de 2021 con el arranque de la fase de investigación, y que durante el primer trimestre del próximo año 2023 contará ya con una propuesta legislativa de la Comisión Europea para su despliegue a partir de 2024.

    El salto que pretende llevar a cabo el BCE con la creación del euro digital es notable, y va en la línea de lo que también están haciendo otros bancos centrales en el mundo, entre ellos el Banco Popular de China, pionero con un yuan digital ya en curso.

    En julio de 2021, el Banco Central Europeo (BCE) arrancó con la fase de investigación para la creación de un euro digital, que se extenderá previsiblemente hasta finales de 2023.

    ¿Por qué los bancos centrales se están lanzando a la creación de monedas digitales y cómo afectará eso a los ciudadanos y las empresas? Aurelio Fernández, profesor de Economía Financiera en la Universitat Rovira i Virgili (URV), piensa que «al principio, fue una respuesta a las criptomonedas, porque la idea inicial de las criptos era un sistema de pagos y transferencias alternativo al sistema tradicional, que buscaba una vía de pago persona a persona, sin pasar por los bancos».

    «Y es una paradoja -prosigue Fernández-, porque lo que inicialmente estaba pensado para salirse de la especulación, al final creó un instrumento de inversión mucho más especulativo del que había. Pero, aunque las criptomonedas no tienen estabilidad y no sirven como medio de pago, los bancos centrales las percibieron como una potencial amenaza hacia el derecho de señoreaje que tienen todas las monedas nacionales».

    Durante el tercer trimestre de 2023 está previsto que concluya la fase de investigación, para arrancar, a partir del cuarto trimestre , con la fase de realización, que llevará al despliegue del nuevo euro digital.

    «Si no tienes el monopolio de la impresión -explica este profesor de la URV experto en Blockchain y criptomonedas-, ya no puedes controlar el sistema financiero, y por eso todos los bancos centrales empezaron a hablar de monedas digitales, como una manera de decir: ‘también estamos aquí’».

    Luz Parrondo, directora del Postgrado en Blockchain y otras tecnologías DLT de la UPF Barcelona School of Management, además de miembro del comité de Tecnología del Col·legi d’Economistes de Catalunya, lo analiza.

    «El dinero del Banco Central Europeo -explica Luz Parrondo- siempre ha sido el metálico, es decir, monedas y billetes. El BCE emite estos papeles, y los pone como una obligación en su pasivo. Es decir: yo tengo un billete de 20 euros, y el BCE tiene una deuda conmigo. Pero si tengo esos 20 euros en un banco comercial, entonces es el banco comercial el que tiene la obligación, porque no es dinero del BCE».

    En otras palabras: lo único que vale hoy son los billetes y monedas en mano, contantes y sonantes. Cualquier otro formato ‘digital’, como el que podemos tener en un extracto bancario en el que una entidad financiera nos muestra el dinero que ‘tenemos’ en nuestra cuenta corriente, no es más que un reconocimiento de deuda de ese banco con nosotros. Los únicos euros reales hoy son físicos.

    La estabilidad del sistema bancario comercial es una de las grandes preocupaciones

    Pero «ahora, en lugar de emitir billetes y monedas -prosigue Luz Parrondo-, el BCE lo hará en formato digital de token (ficha), que con tu wallet (monedero digital) irá contra el pasivo del banco central».

    Ahora sí, podremos tener euros digitales reales. Y, a diferencia de lo que sucede hoy con los apuntes de nuestras aplicaciones de banca online, que no son más que reconocimientos de deuda con intermediarios financieros, ese apunte de 20 euros digitales en nuestro monedero digital sería exactamente igual a que si tuviésemos un billete de 20 euros en nuestro monedero físico, con lo cual nuestro interlocutor pasaría a ser directamente el BCE.

    Se trata de una disrupción importante en el sistema financiero, que abre unas cuantas incógnitas que, ya durante la fase de investigación del euro digital, el Banco Central Europeo se ha apresurado a aclarar y matizar.

    «Tener dinero digital directamente contra el balance del BCE podría provocar una huida hacia allí desde los bancos comerciales» (Luz Parrondo, UPF Barcelona School of Management)

    El primer mensaje es que, en ningún caso, se van a dejar de emitir monedas y billetes en formato físico, y que el euro digital convivirá con el físico como un complemento. El segundo mensaje es que no se va a prescindir, bajo ningún concepto, de los intermediarios financieros que hoy integran el sistema bancario de la eurozona, limitando el euro digital a pagos corrientes del día a día (e impidiendo que sea utilizado en inversiones), y derivando de alguna manera hacia estas entidades los monederos digitales que contendrán los futuros euros digitales.

    Luz Parrondo, de la UPF Barcelona School of Management, reflexiona sobre ello: «Pese a que dicen que no eliminarán el dinero en metálico físico, creo que con el tiempo acabará eliminándose por el desuso. Tendremos el metálico digital, con tokens emitidos, y por otro lado tendremos estos euros digitales en nuestros wallets digitales».

    «Al final -prosigue-, es modificar el formato en el que se soporta el dinero, y no solo mediante Blockchain, sino con otras tecnologías que soporten la masa crítica que necesitaríamos emitir. Ahora están en pruebas de qué implicaciones tendría este euro digital en el sistema financiero y bancario de cada país, porque tener dinero digital directamente contra el balance del BCE podría provocar una huida hacia allí desde los bancos comerciales, donde solo se garantizan hasta 100.000 euros».

    «¿Estamos dispuestos como sociedad a que todas las transacciones de nuestra vida estén registradas? Eso es cero privacidad» (Aurelio Fernández, Universitat Rovira i Virgili)

    Esta economista alude al Fondo de Garantía de Depósitos que tienen los bancos centrales respecto a aquellas entidades financieras con ficha bancaria en ellos, y que en el caso de España, con el Banco de España, garantiza hasta 100.000 euros por titular en caso de que una entidad quiebre y sea incapaz de devolver la deuda reconocida con sus clientes.

    «La precaución en la creación del euro digital -apunta Luz Parrondo- es porque se está estudiando cómo hacer esta emisión para que no desestabilice el sistema financiero, porque el BCE competiría de tú a tú con los bancos comerciales».

    Dinero programable

    Pero se abren otras incógnitas. Una de las más relevantes, la de la privacidad, las libertades individuales y los derechos fundamentales de los ciudadanos. «El euro digital -explica Luz Parrondo- abre la posibilidad de implementar en él smart contracts, que son pequeños programas que le aplicas a un token, y que pueden hacer programable el dinero, más allá de las transferencias».

    Esta economista habla de la posibilidad de que ese dinero programado «actúe para que solo pueda ser gastado en una determinada fecha o para una finalidad concreta, con instrucciones dentro. Por ejemplo, para su uso en una beca».

    Aunque hay un reverso. Lo explica Elisabet Ruiz-Dotras, profesora de los estudios de Economia i Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC): «Eso posibilita establecer medidas de control ciudadano. Por ejemplo, que te digan ‘mira, como que tú este mes ya has pagado suficiente gasolina y has contaminado mucho, ahora no te dejaré pagar más gasolina con euros digitales’».

    «Las medidas de control -prosigue esta profesora de la UOC- pueden ser buenas o malas, y si no tenemos el dinero en nuestras manos, no somos los propietarios de él. Porque en este caso, el dinero digital te lo custodia el BCE, no tú. Y así, es muy fácil, en un determinado momento, montar un ‘corralito’. Si, por contra, yo tengo el dinero en efectivo, soy yo quien lo custodia y lo utilizo como quiero y cuando quiero».

    «El euro digital posibilita establecer medidas de control ciudadano, que pueden ser buenas, pero también malas» (Elisabet Ruiz-Dotras, Universitat Oberta de Catalunya)

    Por eso, añade Elisabet Ruiz-Dotras, «me dan un poco de miedo las monedas digitales por parte de bancos centrales, por esas medidas de control, porque las funciones de los bancos centrales son diferentes».

    Aurelio Fernández, de la URV, coincide en esta preocupación: «¿Por qué necesitamos una moneda digital y qué aporta que no solucione ya el euro en papel? Yo no veo que tenga un valor añadido. Otra cosa es que, si tenemos una moneda digital, habrá una base de datos que diga por dónde ha pasado cada transacción. ¿Estamos dispuestos como sociedad a que todas las transacciones de nuestra vida estén registradas? Eso es cero privacidad».

    «Por el otro lado -concede este profesor de la URV- tienes la reducción de la economía sumergida, es cierto». Aunque con matices. En ningún caso se contempla un escenario en el que el dinero físico vaya a desaparecer en Europa, entre otras cosas porque está reconocido como un derecho y su desaparición podría excluir del sistema a determinados colectivos. Con efectivo en circulación, por lo tanto, esa economía sumergida nunca va a erradicarse por completo.

    Lo que sí puede producirse, y ahí está el principal punto de atención entre quienes hoy diseñan el nuevo euro digital, es que «ahora, si pagas con una tarjeta bancaria -explica Elisabet Ruiz-Dotras, de la UOC-, eso tiene unos costes de intermediación, pero cuando tengamos la opción de pagar con moneda digital, entonces no necesitaremos ni Visa, ni Mastercard, ni tampoco a los bancos».

    «Si tú la mitad de tu dinero -coincide Aurelio Fernández- ya lo tienes en el BCE con un wallet, eso significa que el banco tiene menos dinero para prestar, y ese es el gran riesgo que tienen los bancos. Por eso la introducción del euro digital es algo que se hará poco a poco, para ver cómo no provocar una disrupción en la economía. De nuevo, la pregunta es qué puedo conseguir con este euro digital que no tenga ahora, y yo no veo claro todavía qué es».

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