Solo tres chiringuitos de los siete adjudicados han abierto en la playa de La Pineda

Los nuevos propietarios lamentan la «falta de flexibilidad» del Ayuntamiento, mientras el paseo sigue levantado en varios puntos por las obras en las canalizaciones de luz y agua

Ya hemos dejado atrás la primera quincena de julio, pero en la playa de La Pineda todavía se trabaja a contrarreloj para poner a punto los nuevos servicios de playa que se tenían que estrenar esta temporada. Al ajetreo habitual de paseantes y bañistas, se suma este verano la presencia de vallas de obra, maquinaria y operarios que mantienen el paseo Pau Casals levantado en varias zonas para terminar las nuevas canalizaciones de luz y agua que deben dar suministro a los chiringuitos. Sobre la arena, la situación es similar, con sólo tres de los siete chiringuitos adjudicados en funcionamiento, mientras el resto continúan en pleno montaje.

El Diari ha hablado con algunos de los nuevos adjudicatarios de los chiringuitos, que prefieren no dar su nombre, y todos ellos coinciden en señalar que se han encontrado con «muy poca flexibilidad» por parte del Ayuntamiento de Vila-seca para poder poner en marcha sus negocios. Los tres que están trabajando abrieron el pasado sábado, 9 de julio, y lo hicieron conectándose de forma provisional a la red antigua que daba servicio a los anteriores.

«Nos sentimos abandonados por parte del Ayuntamiento», expresa uno de los dueños de las nuevas licencias, que se otorgaron el pasado mes de diciembre, aunque no se ratificaron hasta abril. «No nos querían dejar abrir sin tener el baño listo, ya que pretenden que los lavabos de los chiringuitos den servicio a toda la playa. Al final, hemos tenido que alquilar un baño portátil con nuestro dinero», lamenta. Esto está suponiendo un gasto extra al desembolso que ya han llevado a cabo para la adquisición de los nuevos modelos de chiringuito, la fianza para los 12 años de adjudicación, así como el cánon anual que pagaron por adelantado. En algunos casos, más de 200.000 euros de inversión inicial.

«Están muy bien los nuevos chiringuitos y que el plazo de explotación sea de 12 años, pero se hacen muchas cosas sin consultar nada y ahora nos encontramos medio paseo patas arriba, con la imagen que eso da», critica otro de los propietarios. «Nos falta todavía la canalización de agua y de luz y no soy muy optimista de que la podamos tener este año», apunta el encargado de otro de los negocios.

La nueva adjudicación de los servicios de playa redibujaba la distribución de los chiringuitos con una reducción de los diez que había hasta ahora, a siete. La situación, sin embargo, es que hoy por hoy únicamente hay tres chiringuitos para dar servicio a más de 3 kilómetros de playa, lo que también ha despertado cierto malestar entre turistas y vecinos. «No es sólo que no puedas pasear tranquilamente, es que, si estás en la playa y quieres tomarte algo, te toca caminar un buen trecho», expresa el dueño de una segunda residencia. «No entiendo cómo no han hecho antes todas estas obras y se ponen ahora que La Pineda está llena de gente», indica una turista navarra que se aloja estos días en un apartamento de la zona.

«En fase muy avanzada»

Cuestionado por esta problemática, el alcalde, Pere Segura, reconoce que la situación, en pleno mes de julio, «no es la mejor imagen, pero la alternativa era no hacer nada y no se podrían haber montado los chiringuitos». Sobre el retraso en las obras que se están ejecutando en el paseo, Segura lo achaca a que «los suministros llegan tarde y las obras se deben compatibilizar con la actividad que hay», aunque asegura que «a día de hoy ya estamos en una fase muy avanzada».

Contrariamente a lo que explican los adjudicatarios, Segura afirma que desde el consistorio «se ha sido flexible autorizando la actividad a los chiringuitos sin tener todo el proyecto con el que se habían comprometido hecho —faltan lavabos y decoraciones interiores—. Entendemos que la gente se tiene que ganar la vida y, allí donde hemos podido tirar de provisionales, lo hemos hecho, y donde no se puede hacer otra cosa, se ha tenido que abrir una zanja». Asimismo, desde el consistorio tampoco descartan poder aplicar una rebaja en el cánon anual en proporción a los días que no hayan podido abrir por culpa de la afectación por las obras de los suministros.