Joan Miquel Nadal: «Tarragona ha perdido capitalidad»

Entrevista al alcalde de Tarragona entre 1989 y 2007. «La prioridad debe ser la sequía. Cuando presidía el Consorci d’Aigües pedí al Govern hacer una desalinizadora en la cantera del Llorito, pero el conseller rezó a la Moreneta, llovió y nunca más se supo»

Joan Miquel Nadal (Tarragona, 1950) recibe al Diari en su despacho de abogado de la Rambla Nova. Más de una década y media después de dejar la alcaldía, y con 73 años, analiza la actualidad y reivindica los deberes pendientes en lo que considera la gran prioridad del próximo año: la sequía.

Usted dejó la alcaldía en 2007. Desde entonces, han pasado tres alcaldes: Ballesteros (PSC), Ricomà (ERC) y ahora Viñuales (PSC). ¿Tarragona está mejor que cuándo se fue?

De entrada, no me gusta la pregunta, podría haber sido más amable (ríe). No quiero opinar sobre el Ayuntamiento y los alcaldes. Esto sí, le diré una cosa y me planto: hemos perdido capitalidad.

¿Por qué?

Por todo un poco. Cuando escuchas a la gente ves que ya no existe el ánimo que había antes.

¿Hay menos ‘tarragonisme’?

Sí, y la ciudad no está limpia.

¿Cómo valora a los alcaldes Ballesteros y Ricomà?

Es difícil, porque mientras que Ballesteros tenía más capacidad de comunicación, Ricomà era más complejo en las explicaciones, pese a que es una buena persona.

¿Tiene contacto con ellos?

No. Nos vemos a veces, pero es que tampoco pensamos igual.

Viñuales propone un Consell d’Alcaldes. ¿Qué le parece?

No lo veo. Si voy un día y doy mi criterio pero otro alcalde da el suyo y se hace lo que el otro dice, ¿para qué iré la próxima vez? O si los tres le decimos una cosa, pero por los pactos tiene que hacer otra, ¿qué hacemos?

Rubén Viñuales lleva seis meses. ¿Cómo lo ve de momento?

Ya llegará. Ningú neix ensenyat.

Cuando usted dejó la alcaldía había un POUM pendiente, como ahora, el parking Jaume I –que no se ha abierto–, el Banco de España, que sigue vacío, y no hay solución para la Tabacalera. Todo sigue bastante igual...

¿Empezamos por la Tabacalera?

Perfecto. No acaba de arrancar.

Era una oportunidad política y urbanística. Era imprescindible para la ciudad recuperar ese espacio. Tiene tantos metros que se puede poner lo que se quiera: servicios técnicos, culturales...

Usted tuvo una agria polémica con el Estado por el edificio del Banco de España.

Quien lo recuperó fue el concejal Josep Maria Musté. El Ejército quería dejar la Rambla Vella e ir al Banco de España, pero lo frenamos. Ahora debe llenarse de contenido, lo que pasa es que unos querían hacer el Museu de la Química o de la Setmana Santa y otros no sé qué... Y aquí seguimos.

Se han perdido Fondos Feder, Next Generation...

Pese a ello, allá está para hacer algo en el futuro.

Se ha archivado la causa penal del parking Jaume I. ¿Se lo esperaba?

Era lógico. Cuando una ciudad no puede superar la construcción de un parking, da pena. Hemos pasado por debajo del Canal de la Mancha, pero aquñi el problema no es que no se pueda hacer, sino que no se quiera. Es una lástima, ese aparcamiento daría vida a mucha gente.

¿Si pudiera tirar atrás en el tiempo, lo volvería a proponer?

Si me volviera a presentar, que no será el caso, el primer punto del programa sería poner en marcha este parking.

¿Inteligente o convencional?

Como sea. ¿Tarragona no era una ciudad Smart City? Ahora han cerrado esa sociedad, pero alguna solución habrá para hacerlo.

¿Qué le pareció la anulación del POUM por parte del Tribunal Supremo?

Lógica.

¿La sentencia mata moscas a cañonazos?

Sí, pero es el Supremo y su doctrina es muy clara respecto al derecho a la información. Nosotros alertamos a Ballesteros de que una lucha allí era peligrosa porque no se había hecho una información pública, pero luego tampoco la hizo y se tiró por el dret, por lo que la resolución del Supremo se veía a venir. Incluso comenté con algún asesor jurídico del Ayuntamiento que las alegaciones de la Campsa eran de tipo técnico, que el TS las tiene machacadas: una información pública mal hecha o no hecha es causa de nulidad.

Y ahora TGN está a la espera de tener un nuevo Plan General. El debate es por dónde debe crecer la ciudad, si por Llevant o por Ponent. Usted apostaba por Terres Cavades, que todavía no se ha ni aprobado.

¡No me haga preguntas tan complicadas! Esta cuestión es una de las que no ayuda a ser capital, temas como este son negativos. Tarragona debe crecer por Terres Cavades, para hacer un urbanismo redondo. Mi criterio era que la ciudad debía rellenar ese sector para que allí haya más colegios, pero se dijeron muchas mentiras.

¿Tarragona está estancada?

Empieza a ser una ciudad cara y esto provoca que la gente se vaya a Reus, la Pobla, Altafulla... En Tarragona se dice ‘no’ al parking Jaume I, ‘no’ a la Budellera, ‘no’ a Terres Cavades... Todo es ‘no’.

¿Y la Façana Marítima?

Nada, como la solución del tren. ¿No decían que con un gobierno socialista todo esto sería más fácil? Pues ya lo ve...

Lo que sí que se ejecutó fue una de sus grandes luchas: el desmontaje del restaurante del Fortí de la Reina.

Estaba perdida desde el principio. Confié en el sentido común de la justicia, pero pasó lo mismo que en el POUM: se mataron moscas a cañonazos por tecnicismos. ¿Qué se ha logrado con su desmontaje? Es un sin sentido.

Lo intentó todo...

Sí, y hasta me multaron. Los jueces se enfadaron conmigo. Fue una licencia mal otorgada por un gobierno socialista y se desmontó en época del PSC.

Cuando usted entró como alcalde acababa de ponerse en marcha el mini trasvase del Ebre. Y hoy estamos en sequía.

En el Camp de Tarragona tenemos resuelto el tema del agua gracias a un gran pacto del President Pujol con los Regants, pero recuerde que la sequía empieza al día siguiente de que llueva.

¿Por dónde pasa la solución?

Cuando presidía el Consorci d’Aigües (CAT) propuse a la Generalitat hacer una desalinizadora en Tarragona, en la cantera del Llorito. Esto nos permitiría cubrir los peligros de una sequía de cara a los próximos años para que en el Ebre no pase lo que ha sucedido en las cuencas internas. Ya no se puede extraer más del Ebre.

¿Qué pasó con su plan?

Hubo un proyecto entre los años 95 y 98. El agua no se cogía del mar, sino de pozos. Lo que pasa es que el conseller Francesc Baltasar rezó a la Moreneta y llovió. También se valoró traer agua del Ródano para la zona de Girona, pero la ministra Narbona lo rechazó. Y ahora se hará una tubería para gas de Barcelona a Marsella... ¿Esta tubería no podía hacerse para el agua?

Se habla de llenar barcos.

Ya se hizo, pero no aprendimos nada. Y Mallorca aprendió mucho. Calvià ya no tiene problemas, llevaron agua e hicieron un sistema eficaz, pero aquí no. El agua es el petróleo moderno. Ya le digo, debe apostarse por las desalinizadoras y la reutilización.

Sendra (Junts) propuso una en TGN en la campaña de las municipales

Debía acordarse de nuestra época. Es imprescindible, los ayuntamientos deben liderarlo y no pedir a la Moreneta que llueva.

¿Con esta situación no tiene ganas de volver a la política?

No. Soy muy amigo suyo, pero nunca haría un Xavier Trias.

Lo ‘vintage’ está de moda. Mire a Martorell (PP) y Sendra (Junts)

Cada uno tiene sus criterios... Imagínese que me vuelvo a presentar, qué vergüenza...

¿Con qué partido lo haría?

Soy muy amigo de Jordi Turull (Junts), respeto mucho a la gente que ha estado en prisión por sus convicciones.

Pero usted apoyó al PDeCAT en las Municipales de mayo.

En ese momento estaba afiliado al PDeCAT porque venía de CiU, pero no salió bien. Me sabe mal.

¿Qué le pasa al espacio político de la antigua CiU?

Vivimos momentos convulsos.

¿Junts hace bien en investir a Pedro Sánchez?

Sí. Mas y Puigdemont tienen razón, es una oportunidad única. Yo resituaría el escenario al pacto fiscal sin renunciar al Dret a Decidir.

¿Cómo vio los años de su hijo Dídac en el Ayuntamiento?

Es bueno, pero no le convence la política. Él es más de fer. Siempre le advertí que los de ERC son muy hábiles, pero capaces de hundirlo todo.

¿Le recomendó que lo dejara?

No. La gente joven tiene derecho a decidir.