La AP-7 «ha tocado techo» y las largas colas se cronifican

Tras la situación del fin de semana, crece la preocupación alrededor de este eje, que ha registrado 8 víctimas mortales en lo que va de año tan solo en las comarcas tarraconenses

La AP-7 atrapaba el pasado lunes a miles de conductores que regresaban tras un largo fin de semana, generando colas kilométricas y una elevada densidad de tráfico a lo largo de todo el corredor viario Mediterráneo. La problemática no es nueva. De hecho, se ha convertido en un habitual durante los festivos y fines de semana desde que el 1 de septiembre del año pasado venció la concesión de este eje, desde Vila-seca a la frontera francesa, lo que ha incrementado la cifra de usuarios y los niveles de siniestralidad de esta vía.

La situación genera preocupación a las puertas de un verano en el que se prevé una recuperación de la actividad turística, con niveles que podrían ser incluso superiores a las cifras de antes de la pandemia. Esto hacía que a finales de la semana pasada, a las puertas del inicio del puente de la Segunda Pascua, el Servei Català de Trànsit diera a conocer un dispositivo especial y solicitara una reducción de la velocidad a 110 km/h. Ayer, el director general de este organismo dependiente de la Generalitat aseguraba en una entrevista a Rac1 que la situación de colapso de este eje «ha tocado techo» durante los fines de semana. Asimismo, Ramon Lamiel reconocía que el modelo de movilidad actual «no da salida» a los trayectos «de dispersión del área metropolitana a zonas de vacaciones».

Los datos hablan por sí mismos. Según apunta el Servei Català de Trànsit, en lo que va de año se han producido ocho víctimas mortales en la AP-7 a su paso por las comarcas tarraconenses, una cifra muy superior a la del mismo periodo de 2019, con niveles de tráfico similares, y cuando registró una única víctima mortal. Los heridos graves también se han multiplicado, pasando de tres a once, mientras que los heridos leves se han reducido. Estos mismos datos también apuntan que en cuatro de los seis accidentes mortales estaban implicados camiones.

En cuanto al volumen de tráfico, se estima que este se ha incrementado un 40% desde la liberalización de los peajes y en parte se explica por la elevada densidad de camiones, que ha pasado de 69.000 vehículos diarios en 2019 a 83.000, según Mossos d’Esquadra.

«La liberalización de los peajes ha modificado los hábitos y el colapso está asegurado excepto que la situación se convierta en tan grave que a los usuarios les compense coger alternativas como la Pau Casals», asegura el catedrático del Departament d’Economia de la URV Josep Maria Arauzo. Que las autopistas han ganado usuarios desde que son ‘gratuitas’ es una evidencia, pero también lo es que después de la pandemia se ha disparado la movilidad de forma generalizada. Tan solo durante el pasado fin de semana salieron de Barcelona alrededor de 500.000 vehículos, lo que genera un efecto dispersión por todas las carreteras del país, que es especialmente significativo en el caso de la AP-7, que conecta con las principales zonas de playa. Y aquí no hay que olvidar que esta carretera ya presentaba problemas de retenciones en los periodos estivales, que ahora se han visto acentuados.

Arauzo lamenta que las administraciones competentes no planificaron este escenario «postpeajes». «Está claro que falta un modelo, ya que no creo que la situación actual sea permanente», asegura. Este catedrático considera que el debate sobre la financiación de estas vías no puede seguir aparcado, ya que debe abordarse de dónde salen los recursos para el mantenimiento de estas infraestructuras, que empiezan a presentar carencias. «Ahora los déficits del sistema se harán más evidentes a medida que los colapsos sean más acentuados», afirma.

Por su parte, la presidenta de la Cambra de Comerç de Tarragona, Laura Roigé, lamenta que de cara el verano «la situación será compleja». «El problema es que no da para más y que dependemos de la AP-7 y no tenemos alternativas, porque es la única vía rápida que nos comunica con Europa», dice.

La presidenta de la Cambra de Tarragona lamenta que el problema «no tiene una solución inmediata» y defiende que «con carácter de urgencia» se convoque una mesa con todos los sectores implicados en la que se aborde una estrategia. Esta, según anticipa, pasa, por un lado, por potenciar el transporte de mercancías ferroviarias, ya que «ahora tenemos una cuota modal muy baja, que no llega al 4%, y permitiría descongesitonar el tráfico de camiones». Y, por el otro, por potenciar la información hacia los usuarios. «Con una buena comunicación actualizada la gente puede cambiar sus horarios e incentivarse que cojan vías alternativas, por lo que haría falta una campaña de sensibilización importante. Si quieres que cambien los hábitos, debes hacer algo y una posibilidad sería que se refuercen los servicios ferroviarios con muchos de estos municipios», argumenta.

Finalmente, el director general de la Federació d’Empreses d’AutoTransport de Tarrragona (Feat), Josep Lluís Aymat, justifica que «las retenciones de este fin de semana son lo que pasaba cada verano entre Martorell y El Vendrell, antes de la disminución de la movilidad que supuso la pandemia». Este colectivo considera que la problemática «se está amplificando» y que responde a una estrategia para «tomar medidas restrictivas en contra de los camiones y que la gente empiece a decir que antes era mejor».

Los representantes del sector del transporte justifican que los camioneros cumplen con las limitaciones que cada semana, según las previsiones de desplazamientos, les marca la Direcció General de Trànsit. Estas fijan que no pueden circular en determinadas franjas, no pueden adelantar o si de forma obligatoria tienen que circular por la derecha.