Solo el 49% de los más vulnerables en Tarragona tienen la cuarta dosis de la Covid

Con los casos al alza, la mitad de tarraconenses de más de 60 no se han puesto el segundo refuerzo de la vacuna del coronavirus. La campaña de vacunación cumple dos meses. Salut admite que el ritmo debería ser más rápido

La cuarta dosis de la Covid no avanza como debiera en Tarragona. Progresa a un ritmo inferior que las anteriores inoculaciones contra el SARS-CoV-2, lo que provoca que un porcentaje muy notable de la población vulnerable al virus no esté protegida al 100%, justo cuando se incrementan los casos de coronavirus y los de otras afecciones respiratorias.

La sensación en los CAP y otros centros de vacunación ha sido hasta ahora de flujo constante, pero las cifras oficiales del Departament de Salut ilustran el déficit. Después de dos meses, aún no se ha alcanzado la mitad en los mayores de 60, el umbral que determina las franjas más frágiles. En el Camp de Tarragona, solo se ha vacunado el 49% de ese estrato llamado al pinchazo. Por segmentos, va especialmente atrasado el colectivo de los 60-69 años. Solo tres de cada diez se han puesto ese cuarto antídoto, técnicamente definido por Salut como segundo recuerdo. Cierto es que, a más edad, más protección: el 53% de los de 70 a 79 sí disfrutan ya de esa vacuna adicional, que en el caso de los de más de 80 se eleva al 74%.

«Empezamos muy bien»

Parecidas coberturas se registran en las Terres de l’Ebre: un 51% de la población diana se ha puesto el cuarto pinchazo pero el porcentaje baja drásticamente al 33% en la porción de 60 a 69 años. «En mi zona de influencia la campaña empezó muy bien, llenábamos agenda muy rápido y poníamos entre 130 y 150 vacunas entre Covid y gripe. Enviaron mensajes masivos y vimos que la gente hacía caso, aunque no hace falta que te avisen para ir. Ahora el flujo de gente ya ha bajado», explica Roser Barceló, responsable de vacunas en una de las áreas básicas de salud de Reus y enfermera en el CAP Marià Fortuny.

Margen de mejora

Salut ha vuelto a hacer un llamamiento para que los mayores de 60 años y las personas vulnerables se vacunen tanto de la gripe como de la Covid en estos días. La secretaria de Salut Pública, Carmen Cabezas, ha reconocido recientemente que «me habría gustado que el ritmo de vacunación fuera más rápido» y que todavía «hay margen de mejora».

En parecida tesitura está la inoculación para cubrirse ante la gripe: solo la llevan un 48% de los de más de 60 en el Camp. Hay un 67% de sesentañeros, casi siete de cada diez, que aún no han pasado por la aguja. Algo más elevados son los porcentajes en las Terres de l’Ebre, que alcanzan el 51%.

Todo varía en función de las áreas básicas y de cada territorio. Eva Pagès, coordinadora de enfermería del CAP Llevant y referente de vacunas de la Xarxa Sanitària Santa Tecla, reconoce que el inicio fue más lento: «La campaña se adelantó a septiembre y es verdad que costó un poco que la gente entrara, pero poco a poco se fue animando y ahora hemos alcanzado un buen ritmo, no hay la sensación de overbooking pero sí que tenemos las agendas llenas y la vacunación es fluida».

La casuística es diversa, pero en general quien se pincha el antídoto contra la gripe lo hace también con la cuarta del coronavirus. «Hay personas que no se han vacunado nunca de la gripe y no lo ven necesario, aunque se pongan la de la Covid. Y son más reticentes. También hay quien no cree en la vacuna de la Covid y sí en la de la gripe. Quien lo ha pasado mal con alguna dosis de vacuna de coronavirus es reacio a ponerse otra», indica Roser Barceló.

Jordi Daniel, médico en el CAP de Salou y miembro de la Societat Catalana de Medicina Familiar i Comunitària (CAMFiC), sostiene que «los datos que tenemos son algo más bajos que el año pasado y no tenemos una cobertura óptima». Daniel confirma que «las recomendaciones que nos llegan son de procurar aumentar las coberturas vacunales como sea, tanto de la gripe como de la Covid».

Contra la duda, información

La pedagogía y difusión de información ‘in situ’, en ese último momento previo a pincharse, es clave para acabar persuadiendo, como lo ha sido durante toda la pandemia. «Mucha gente viene convencida a ponerse las dos dosis. Otros no pero cuando llegan aquí deciden pincharse las dos. Hay quien prefiere espaciarlas en el tiempo. Pero no nos estamos encontrando demasiado rechazo. Cuando viene alguien dudoso, damos información y explicamos las cosas: que la inmunidad baja al cabo del tiempo, que es importante protegerse», cuenta Eva Pagès.

«Tú puedes pedir hora por internet, para Covid y gripe, pero después cuando estamos con la persona pueden elegir. Nosotros no intentamos convencer, simplemente damos la información y cada uno decide», admite Barceló.

A la hora de ampliar la cobertura, uno de los frenos a vencer es esa sensación del menor peligro que genera la Covid, una enfermedad que ya no es percibida de una forma tan severa. Es cierto que la amenaza no es la misma que hace un año ni, por supuesto, que al inicio de la pandemia, pero todavía provoca mortalidad.

En los últimos dos meses ha habido siete fallecimientos en el Camp y uno más en el Ebre. Desde el verano, se han registrado 130 muertes, según los recuentos oficiales publicados por el Departament de Salut.

«Tenemos que ir bastante detrás de la gente para que se vacune. Vemos algo menos cobertura de Covid, que está costando más, comparado con la gripe. Quizás influye el hecho de que tenemos una variante que no es muy virulenta y que como vamos sin mascarillas por la calle parece que la situación complicada haya pasado. Pero es muy importante transmitir la importancia de vacunarse a aquellos que tienen más de 60 años o enfermedades crónicas. Además, estamos viendo un incremento de patologías respiratorias. Lo ideal es ponerse las dos vacunas», explica Jordi Daniel.

Crónicos y embarazadas

Otro condicionante que puede influir es el hecho de que los que se han contagiado recientemente deban esperar. Se recomienda hacerlo cinco meses, con lo cual los que se infectaron en verano –en lo que fue la séptima ola– aún no pueden inocularse ese refuerzo.

Esta segunda dosis de recuerdo se administra a mayores de 60 años, a los que sufren enfermedades crónicas, a internos en residencias de personas mayores o de atención a la discapacidad, a mujeres embarazadas y a personal sanitario y sociosanitario.

Conforme avance la campaña en las próximas semanas y haya antídotos sobrantes, es probable que el abanico se amplíe también a los menores de 60, con prioridad para aquellos que conviven con personas mayores o de riesgo.

Salut defiende que la cuarta dosis multiplica por nueve la protección frente a las nuevas cepas que circulan. Ómicron representa casi el 100% de las muestras secuenciadas en Catalunya. Predomina la subvariante BQ.1.

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