Baix Penedès... qué noches las de aquellos años!

El periodista Marc Guitart recupera en un libro la que fue una singular efervescencia de rock y conciertos

20 febrero 2021 12:56 | Actualizado a 20 febrero 2021 13:19
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Muchos recuerdan locales como el Cau de l’Arc de El Vendrell, donde en 1962 había conciertos cada domingo. O las actuaciones en el Embús, el Caligrama del barrio del Tancat o el antiguo Racó.

Hubo una época que en el Baix Penedès sonaba a rock. Unos años de eclosión de guitarras, baterías y grupos que llenaron locales y plazas que conformaron una singular movida. De ir a L’Arboç al Arbosense, a la Embajada o al Agrícol.

El periodista Marc Guitart, además músico en la banda Guardafuegos, ha recopilado aquella vorágine de entre 1962 y 2000. Aunque los años más explosivos fueron de  finales de los 80 y los 90. «En el Baix Penedès podía haber una población de 50.000 personas y hasta 40 grupos. Fue una actividad que sorprendía a muchos que lo veían desde ciudades más grandes del entorno de Barcelona y de la propia capital», explica.

¿Por qué esa movida? ¿Cuáles fueron los grupos? Guitart lo plama en el libro Tothom odia el nostre poble. Un trabajo que traerá nostalgia pero que también es un homenaje a aquellas bandas que en lo suyo estaba crear, tocar y llevar la diversión a cada rincón.

Guitart inicia la historia de esa singular movida a principios de los 60 con bandas como Jerry Group, Pockers, Shock o Els Trempats. Una época de mucha versión de Sírex, Bravos... pero también de Beatles y Rolling Stones.

Antes de seguir ¿por qué el nombre de Tothom odia el nostre poble? Es un guiño a otro histórico libro, el Todo el mundo adora nuestra ciudad, que plasmó los antecedentes, auge y apogeo del grunge en la ciudad americana de una discográfica de Seattle.

En Seattle hicieron gala de esa efervescencia. «En cambio en El Vendrell y en el Baix Penedès nunca hemos sabido darnos cuenta de nuestras singularidades», lamenta. Ni de aquellos momentos en los que decenas de grupos pusieron música  a generaciones.

En aquel momento muchos llegaban al Baix Penedès a segundas residencias, quizá como ocurría en aquel Seattle «Venían del meollo y se sorprendían de lo que veían», relata Guitart.

El autor del libro señala que ese boom pudo tener una espoleta en el primer disco de los vendrellenses Lax’n Busto en 1989. «En 1991 lo petó y fue una influencia directa». Si se le une que entonces en la comarca había poco a hacer la combinación fue perfecta.

El instituto
Amigos del instituto o de la calle cogieron guitarras, baterías y se pusieron a componer y a tocar. Como en aquella casa al final de los Pisos Planas que ya entonces parecía abandonada y quien decía que era la propietaria, les dejaba tocar en una de las dependencias. «Hubo muchos conciertos en Ca la Padrina», como se conocía al caserón, que se derribó tampoco hace mucho.

«Cada semana había algo», explica Marc Guitart. Recuerda aquel festival Lira Rock que acogía la antigua sala de la Lira Vendrellenca los viernes con dos grupos del Baix Penedès. Eran los años 1992-1993 y el punk, el heavy y el rock habían ganado en el Baix Penedès

Conciertos recordados
Tothom odia el nostre poble arranca en lo que sería el origen de esa infusión. Estaba ligado al turismo. El régimen franquista se relaja. Los visitantes de Europa traen mucha música y comienzan a abrirse locales.

La fiesta debía ir acompañada del concierto. Ya en 1962 había en El Vendrell un concierto cada domingo. En ese ardor que no paró surgieron grupos como Els pantis de la iaia, Masaje de dólar, Primer Asalto, Capitán amor, Els peluts, Subjudice, Malgrat Tot, The Rippers, Floretes marejades... «Fueron muchos. Casi cada pueblo tenía su banda».

El libro recuerda conciertos grabados en la memoria de muchos. Como aquel de agosto de 1986 en el que la Polla Records tocó en El Vendrell en el marco de la Setmana de la Joventut.

«Fue en Ca l’Escori con los Primer Asalto de teloneros... pero de puso a llover y....». Todo se desmadró. Muchos asistentes punkis se cubrieron con partes del escenario. Acabó siendo un noche muy tensa.

El final
Guitart llega en su recorrido emociomusical al año 2000. «Aún había mucho movimiento». Pero el rock ya no calaba tanto en la juventud. La creación comenzaban a cambiar: «ya no se quedaba en grupo para hacer música». ¿Menos creatividad? «La creatividad no se ha perdido, pero ahora todo es más individual. Antes quedabas e ibas a tocar». Queda el recuerdo. Y que empiece a quererse el Baix Penedès.

El librot Tothom odia el nostre poble saldrá a la calle el próximo mes de abril.

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