A la caza de brujas en Altafulla

Leyenda. Si bien las hechiceras de renombre habitaban los lugares despoblados, el resto convivía con el común de los mortales

14 junio 2023 20:03 | Actualizado a 15 junio 2023 07:00
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Las apariencias engañan. Las brujas no están ni en el castillo de Sant Miquel de Escornalbou ni en el bosque de L’Argentera, sino entre nosotros. Establece la leyenda que, si bien las hechiceras de renombre habitaban los lugares despoblados, el resto convivía con el común de los mortales, de ahí que antaño se sospechara de cualquiera cuyos rasgos físicos, comportamiento o conocimientos fueran poco ortodoxos. Si hay un lugar ligado a la brujería, ése es sin duda el pueblo marinero de Altafulla, en el que se cuentan un sinfín de leyendas. Tanto es así que cada mes de junio celebra una feria esotérica, la Nit de Bruixes. El recorrido de esta semana nos descubre algunos de los escenarios de estas leyendas, así como castillos medievales en buen estado de conversación y la excepcional cantera de El Mèdol, que sería explotada por los romanos para construir los principales edificios de Tarraco gracias a que estaba bastante cerca.

Dificultad de la ruta

Determinar la dificultad de una ruta ya es de por sí una dificultad. Por suerte, existen escalas de graduación que establecen la dureza a partir de factores observables. El Método SENDIF, creado por la Taula de Camins del Alt Pirineu i Aran, sostiene que la dificultad de un itinerario de senderismo depende, por una parte, del esfuerzo físico que este supone y, por otra parte, de los obstáculos del camino. Desde el punto de vista de la dificultad física, el recorrido es de dureza física moderada por su longitud de 12 kilómetros. El desnivel positivo o subida es anecdótico y está concentrado en el Camí de l’Ermita, que une el castillo de Altafulla con la Ermita de Sant Antoni. En lo que respecta a la complejidad técnica, sólo hay una pendiente pronunciada.

Instrucciones de la ruta

Estacionamos en la zona blanca aledaña al castillo de Altafulla, caminamos hasta la ermita de Sant Antoni y tomamos el sendero que conecta con el Camí del Riu y el castillo de Ferran. El itinerario nos llevará a la cantera romana de El Mèdol, la cual podremos recorrer si antes queremos visitar la Platja de La Mora y el castillo de Tamarit. Junto a la fortaleza encontraremos la desembocadura del Gaià, la misma que alcanzaremos a fin de caminar paralelos al curso del agua de vuelta al aparcamiento del castillo de Altafulla. El recorrido está bien señalizado con paneles de dirección. La única parte confusa es aquella que una la ermita con el camino de Ferran, sin embargo, dura muy poco.

Las brujas de Altafulla

Hablar de brujas es hablar de hadas, pues pasan de ser lo primero a lo segundo cuando el papa Inocencio VIII se posiciona en contra de la brujería e inicia su persecución. Las grandes hechiceras de las leyendas vivían en lugares despoblados, como Miravet, mientras que la inmensa mayoría se ocultaban entre el pueblo, el mismo que las responsabilizaba de cualquier desgracia, yendo desde la miseria hasta las tormentas, como el episodio de lluvias torrenciales que azotó a Catalunya en 1617. Así las cosas, las brujas de Altafulla son mujeres comunes de la localidad a las que se las considera como tal por su soledad, rasgos físicos o conocimientos. El libro Històries de les bruixes d’Altafulla, editado por el Centre d’Estudis d’Altafulla, reúne las principales leyendas y anécdotas de las hechiceras del lugar. Una de las más rocambolescas evidencia el estado de paranoia en el que vivían los vecinos, pues desconfiaban los unos de los otros a sabiendas de que el municipio era habitado por brujas. Una noche de tormenta, tres hombres advirtieron que una mujer salía de casa a pesar del tiempo, luego sospecharon de ella y decidieron seguirla. A esta se le sumó una segunda y, poco después, una tercera. Mientras se acercaban al Camí de Cametes, el cual conduce a la playa, las mujeres repararon en la intención de aquellos hombres, así que decidieron quitarse las cabezas y envolverlas en sus pañuelos. Entonces, cayó un rayo que permitió a aquellos hombres contemplar la escena. Horrorizados, corrieron de vuelta a la taberna a contar lo sucedido. Esta es la historia de cómo esta calle de Altafulla pasó a llamarse ‘el camí de les bruixes’. Ahora bien, ha quedado una pregunta sin responder, ¿por qué iban a la playa?

La cantera romana

La cantera de El Mèdol, uno de los principales puntos de interés de la ruta, es una de las mejor conservadas. Su mayor atractivo es el Clot del Mèdol, el área de extracción más importante y conocida de la que se conserva su elemento más singular, L’Agulla del Mèdol. Sus 20 metros de altura indican el nivel original del terreno en el que se extrajo la piedra. Además, de acuerdo con la web de Oficina de Turisme de Tarragona, la pedrera es un monumento abierto que puede ser visitado en cualquier momento, asimismo, la entrada es gratuita.

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