Cuando la empatía con el otro comienza en la escuela

La guerra de Ucrania pilló a los alumnos de la Escola El Miracle mientras hacían un proyecto sobre los motivos que llevan a las personas a migrar... Y decidieron transformar lo aprendido en solidaridad

08 abril 2022 18:20 | Actualizado a 09 abril 2022 05:27
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Lluc tiene 10 años, estudia en la Escola El Miracle y explica muy serio que en su clase han hecho su propia investigación sobre los motivos que llevan a las personas a emigrar. Han tomado como base las historias de las propias familias de la escuela y han identificado por lo menos diez motivos. Comienza a enumerar, de memoria, los que recuerda: «Por el gusto de viajar, por trabajo, por política, por salud, por contaminación, por la familia, por amor... Y por la guerra».

Y es que a Lluc, como a sus compañeros, la guerra le preocupa y le enfada. «Ningún país tiene derecho a hacerle eso a otro», dice. Es parte de lo que ha querido reflejar con la acuarela que ha pintado y que forma parte de la exposición que momentáneamente ocupa el parque del Amfiteatre. En ella pueden verse una ciudad en llamas, trincheras, un misil, un avión y una frase: «Avanzan las tropas, retrocede la esperanza».

La de Lluc era una de las más de 200 acuarelas que los alumnos de la escuela han pintado como punto final del proyecto sobre las migraciones que han estado haciendo este último trimestre y en el que han participado todos, desde P3 hasta sexto de primaria.

Cuenta la jefa de estudios, Rosa Vergara, que el tema, que siempre se trabaja de manera interdisciplinar (han necesitado usar desde sus habilidades artísticas hasta sus conocimientos de geografía), estaba decidido desde septiembre.

Recuerda que entonces «no teníamos ni idea de que coincidiría con la triste realidad de la guerra en Ucrania» y, por ende, con la situación de los millones de personas que han tenido que dejar aquel país de manera forzosa.

Reconoce que aunque la idea no era hablar de los horrores de la guerra, los niños ven las noticias, hacen preguntas... Y también quieren colaborar. Justo por ello la escuela pensó que había que aprovechar la coyuntura para contribuir de alguna manera con quienes están viviendo esa situación, tal como explica Arlet, de nueve años, alumna de cuarto: «Mucha gente lo ha perdido todo con esta guerra, es muy triste», reflexiona.

Lo que decidieron fue realizar un acto solidario en el que pusieron a la venta sus acuarelas (a tres euros cada una) para entregar lo recaudado a la asociación Bombers per Ucraïna. Las madres y padres de la AFA, por su parte, también montaron un bar solidario en el que todo lo recaudado fue para el mismo fin.

Color, pese a todo

Un paseo por las acuarelas de los niños, pese a la dureza que retratan algunas, muestra como la mayoría están llenas de color y en ellas la esperanza gana. Uno de los dibujos, firmado por Lola, muestra un paisaje florido con una maleta en medio y la frase «Donde hay un sueño hay un camino». Yuri, por su parte, dibuja un avión de colores lleno de personas al cual bautiza como «El avión de la vida».

En el acto de ayer hubo música, performances y los poemas elaborados por una de las clases que se dedicó a llevar un diario para ponerse en la piel de las personas que migran.

Joan Beteta, sargento del Parc de Bombers de Tarragona, se acercó a explicarles la labor que hacen los Bombers per Ucraïna. El dinero que han recaudado servirá para llenar de medicamentos y material para los bomberos ucranianos una serie de furgonetas que regresarán con personas refugiadas; un camino de solidaridad de ida y vuelta que ya han repetido en dos oportunidades.

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