El déficit histórico de bibliotecas que sufre la ciudad de Tarragona podría dar un giro en los próximos años. Según explica la concejala de Cultura, Sandra Ramos, la voluntad del Ayuntamiento de Tarragona es pedir la cesión del actual edificio donde funciona la Biblioteca Pública (si ésta finalmente se cambia de ubicación) para instalar en el mismo lugar una biblioteca municipal.
El edificio de la actual Biblioteca Pública, ubicado en la calle Fortuny, es propiedad del Estado, mientras que la gestión del servicio está a cargo de la Generalitat de Catalunya. La sede, por la que pasan cada día en torno a 600 personas y que cuenta con un fondo de más de 230.000 ejemplares, hace años que se quedó pequeña.
El primer paso para desbloquear la situación comenzó en enero de este año. Justo durante los actos de conmemoración del 175 aniversario de la institución, se anunció la creación de una comisión tripartita en la que participarían representantes técnicos y políticos del Estado, la Generalitat y el Ayuntamiento de Tarragona. En ese momento se anunció que la primera labor de la comisión sería llegar a un acuerdo sobre el futuro de la biblioteca, una decisión que, se anunció entonces, tendría que estar tomada este verano.
Las dos principales soluciones que se anunciaron entonces fueron una ampliación de la sede actual, contando con un solar aledaño, o trasladarla a la Tabacalera. Esta última opción, la del traslado, es la que tanto el anterior gobierno municipal como el actual defienden.
El pasado mes de julio, el ministro de Cultura y deportes, Miquel Iceta, anunció, por fin, la constitución de la comisión y prometió que en 2026 la nueva biblioteca estará en marcha.
La primera reunión de la comisión (pese a que no se publicitó) tuvo lugar el pasado 27 de julio, pasadas las elecciones generales y fue justo en ella donde el consistorio anunció su disposición de pedir al Estado la cesión del edificio en caso de que se dé el traslado a la Tabacalera, para ampliar la red de bibliotecas municipales, ya que actualmente solo hay una en funcionamiento, la Pepita Ferrer de Torreforta (también pendiente de traslado), y una en proyecto en Sant Pere i Sant Pau.
La comisión se reunirá de nuevo en noviembre, pero la decisión que se tome estará condicionada por la constitución de un nuevo gobierno central, ya que los trabajos de la biblioteca necesitarán una partida importante y esta deberá estar contemplada en los Presupuestos Generales del Estado.
La ciudad de Tarragona en particular y el Camp de Tarragona en general son los territorios de Catalunya con menos infraestructura bibliotecaria. Según el balance de 2021 del Sistema de Lectura Público de Catalunya (el último publicado), en el Camp de Tarragona hay 42,62 m2 de superficie útil de bibliotecas construidas por cada mil habitantes (la media catalana es de 50,46 m2). Paradójicamente es también la zona donde hay más personas que tienen un carnet de biblioteca: el 55,12% del total de la población.
Las bibliotecas pendientes
En el caso de la ciudad de Tarragona, a la falta de espacio en la Biblioteca Pública estatal se suma el hecho de que la red local es mínima.
En el caso de la biblioteca Pepita Ferrer de Torreforta, que este año cumple 33 años, el espacio también se ha quedado pequeño para todos los usuarios que atiende. Presta servicio a los barrios de Torreforta, El Pilar, Icomar, LaGranja, Parc Riu Clar y Riuclar, con una población de 15.827 personas (el 11,58% del total de la ciudad).
El pleno municipal acordó por unanimidad su traslado a un espacio en desuso del Mercat Municipal de Torreforta en 2015, pero el mismo todavía no se ha materializado. De hecho, una primera licitación para redactar el proyecto quedó desierta el año pasado.
En este sentido, la concejala de cultura aseguró que a finales de otoño de este año el proyecto, que finalmente se adjudicó, ya estará acabado.
El otro proyecto pendiente es la apertura de una biblioteca de 800 m2 en Sant Pere i Sant Pau. En diciembre del 2020 se anunció que el equipamiento se ubicaría en unos bajos del Bloque Sant Magí. El entonces alcalde y concejal de cultura, Pau Ricomà, aseguró que estaría en marcha a finales del 2021; un plazo que tampoco se ha cumplido. A este respecto Ramos apunta que actualmente se está licitando el proyecto.
Edificio catalogado
Si finalmente el actual edificio de la Biblioteca Pública albergara una nueva biblioteca municipal habrá que tener en cuenta que se trata de un edificio catalogado como Bien Cultural de Interés Local, un detalle importante a la hora de acometer cualquier obra. En materia de movilidad, además, hay que tener en cuenta que la entrada principal esta presidida por unas escaleras y no es accesible.
El edificio fue proyectado por Antoni Pujol para albergar un colegio-residencia religioso, aunque en realidad nunca sirvió para ese cometido. En 1951 fue comprado por la Diputació Provincial, que lo transformó para instalar allí la Casa de Cultura. Desde 1962 alberga la biblioteca.