La Universitat Rovira i Virgili (URV), a través de su Observatorio de la Ocupación, ha elaborado un informe que marca un cambio de paradigma en el análisis del mercado laboral de sus titulados universitarios. Por primera vez, el estudio no se limita a medir el porcentaje de inserción laboral, sino que profundiza en aspectos clave como la calidad de la contratación, la movilidad y retención del talento, el vínculo con las empresas y el componente de género.
El informe, basado en datos administrativos y académicos de más de 13.000 graduados, revela que el 87% de los estudiantes ya cuenta con experiencia laboral antes de finalizar sus estudios. Sin embargo, es tras la obtención del título cuando se produce una mejora notable en las condiciones laborales: aumentan los contratos indefinidos, las jornadas completas y las ocupaciones cualificadas.
Aun así, persisten algunas sombras: infrautilización del talento, temporalidad y trabajo a tiempo parcial. Las diferencias por ámbitos de estudio son significativas: los titulados en ingenierías y ciencias de la salud acceden en mayor medida a empleos estables y cualificados, mientras que los de ciencias sociales y humanidades presentan mayores niveles de sobrecualificación e inestabilidad laboral.
Uno de los aspectos más innovadores del estudio es el análisis de las empresas contratantes. Las pequeñas y medianas empresas (PIMES) se consolidan como los principales motores de contratación estable en el territorio, con más del 60% de los contratos indefinidos y cerca de la mitad de las relaciones laborales de larga duración. En cambio, las grandes empresas y la administración pública, a pesar de su imagen de estabilidad, presentan mayores niveles de temporalidad.
El estudio también alerta de la elevada rotación laboral: solo un 11% de los titulados mantiene su primer contrato más allá de un año, y más del 70% de las relaciones laborales se interrumpen antes de los 12 meses, especialmente en sectores como la hostelería o el comercio.
En este contexto, el informe subraya que las mujeres tienen mayores dificultades para alcanzar la estabilidad laboral, a pesar de contar con niveles formativos iguales o superiores a los de los hombres. Su presencia en sectores con mayor capacidad de retención y en contratos estables es menor, lo que evidencia la necesidad de incorporar la igualdad de oportunidades como eje estratégico del desarrollo del talento.
Esta nueva perspectiva refuerza el cambio de rumbo estratégico de la URV, que apuesta por pasar de un modelo centrado exclusivamente en la empleabilidad a uno de seguimiento de la carrera profesional. En esta línea se enmarca el programa Fem carrera, una iniciativa pionera que impulsa el desarrollo profesional del estudiantado en colaboración directa con el tejido empresarial del territorio.
Actualmente, se está ampliando la base de datos del estudio hasta alcanzar los 48.000 graduados de los últimos 25 años, analizando más de 600.000 contratos y cerca de 20.000 empresas. Esta evolución posiciona a la URV como una de las universidades con mayor capacidad de análisis del mercado laboral de sus titulados en el ámbito estatal.
