Pequeños científicos de Tarragona demuestran que la curiosidad no tiene edad

¿Cómo acabar con los mosquitos?, ¿qué podemos aprender de las hormigas?, ¿por qué desaparecen las hojas que caen de los árboles?... Son algunas de las preguntas que se han hecho 500 alumnos de primaria. Los resultados de las investigaciones los han presentado hoy en el congreso Petits Talents Científics

21 mayo 2025 16:36 | Actualizado a 21 mayo 2025 17:57
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Escuchar palabras como «¡Eureka!» (expresión griega que significa ‘lo he encontrado’) o «hipótesis» en boca de niños de 6, 7 y 8 años puede resultar toda una sorpresa, pero basta con escucharles con atención para entender que saben exactamente de lo que están hablando. Ha ocurrido esta mañana durante el congreso del programa Petits Talents Científics, y los niños en cuestión eran alumnos de escuelas de la demarcación de Tarragona. Entre hoy y mañana, unos 500 alumnos de educación infantil y primaria pasarán por el CaixaForum Tarragona para explicar los proyectos de investigación que han realizado durante el curso.

El programa, que este año llega a su segunda edición en Tarragona, está organizado por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació (FCRI), con el apoyo de la Fundació «la Caixa» y de los Centres de Recursos Pedagògics (CRP) del Tarragonès, del Departament d’Educació i Formació Professional de la Generalitat. La intención del programa es ofrecer a los maestros de primaria herramientas y formación para desarrollar itinerarios de investigación en sus propias clases.

Solución a los mosquitos

Lo que se ha podido ver esta mañana es apenas la guinda del pastel de un trabajo de meses, en el que los niños han podido trabajar en profundidad los temas que les interesaban. Este año, el tema eran las relaciones entre seres vivos. Los primeros en hablar han sido los alumnos de segundo de primaria de la escuela La Canaleta de Vila-seca, que han contado cómo hicieron un inventario de la flora y fauna presentes en los espacios exteriores de la escuela. También realizaron una encuesta para saber si había alguna especie que molestara a los alumnos; la opción ganadora, por amplísima mayoría, fueron los mosquitos.

$!Alumnos de la Escola Sant Bernat Calvó de Vila-Seca. Foto: Àngel Ullate

A partir de ahí, los alumnos aprendieron todo tipo de detalles sobre la vida de estos insectos; comprobaron cómo afecta la temperatura a su proliferación y, lo más importante, se preguntaron cómo reducir su población. Para ello realizaron distintos experimentos, criando en el aula tanto peces como ranas para constatar cómo se comían las larvas.

Aprender de las hormigas

A los alumnos de la Escola Sant Bernat Calvó, también de Vila-seca, la inspiración les vino cuando encontraron algunas hormigas en su escuela. Viendo su curiosa manera de organizarse, se les ocurrió preguntarse qué podían aprender de ellas. Así fue como diseñaron unos hormigueros para poder observar el comportamiento de los insectos en clase. Los sometieron a distintas condiciones de temperatura y humedad. Entre las conclusiones a las que llegaron estaba el hecho de que organizarse les ayuda a conseguir sus objetivos, así como el valor de la cooperación y la importancia de la constancia.

$!Alumnos de la Escola La Canaleta de Vila-Seca. Foto Àngel Ullate

Los más pequeños en presentar su investigación han sido los de la Escola Ponent de Tarragona. En su caso, se han preguntado: ¿qué sucede con las hojas que caen de los árboles en otoño? Después de investigar el entorno, descubrieron el trabajo de los gusanos e hicieron su propia compostadora en clase, con la cual pudieron comprobar cómo las hojas se iban descomponiendo ante sus ojos. También experimentaron el poder de los hongos con un experimento en el que observaron durante días la descomposición de algunos alimentos. Con su investigación, descubrieron no solo a dónde iban las hojas, sino que han impulsado la puesta en marcha de una compostadora para toda la escuela, que se nutre con las cáscaras de fruta que desechan alumnos y profesores.

Comenzar a edades tempranas

Miquel Gómez, director general de la Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació, explica que el programa se centra en los escolares porque se ha comprobado que las vocaciones científicas nacen a edades muy tempranas. Hay estudios, además, que indican que las niñas, con 7 u 8 años, se auto excluyen de las carreras científicas.

Las escuelas participan de manera voluntaria y tal ha sido el interés por el programa que ya hay lista de espera.
Gómez insiste en que despertar el gusanillo de la curiosidad y el espíritu crítico entre los niños hace más falta que nunca, en tiempos de negacionismo climático y noticias falsas.

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