Un millar de jóvenes tomaron durante cinco días uno de los extremos del polígono industrial de Perafort para asistir a una fiesta rave, que no contaba con ningún tipo de permiso. Los Mossos d’Esquadra acudieron el mismo domingo a levantar un acta administrativa después de la denuncia presentada por el alcalde. Debido a la gran cantidad de personas que se habían congregado, la Policía catalana no procedió al desalojo de la zona porque, de hacerlo, podría haber habido disturbios. Y a pesar de la presencia policial, durante la que se tomó declaración al responsable del acto, la fiesta siguió adelante hasta ayer por la mañana. Sin embargo, muchos asistentes siguieron de fiesta hasta la tarde, con música en sus vehículos aparcados en los alrededores. Ayer por la mañana, fue hallado el cadáver de uno de los participantes. Se descarta una muerte violenta.
La nave en cuestión se encuentra en el extremo más cercano a Tarragona. Desde hace muchos años –cuando llegó la crisis– está fuera de uso y en su interior incluso había grafitis. Todas las naves de esta zona están desocupadas. Las farolas de esta calle y las cercanas están apagadas porque en dos ocasiones han robado el cable, por lo que el Ayuntamiento ha optado por no reponerlo –sólo hay luz en la parte del polígono donde sí hay actividad–.
El vigilante municipal
El pasado domingo por la mañana, el vigilante municipal realizó su ronda habitual y se encontró con una masificación de toda clase de vehículos: turismos, furgonetas, autocaravanas e incluso camionetas. Y no sólo al lado de la nave –situada en la calle Dels Pins y al parecer propiedad de una empresa de Vilafranca del Penedès– sino en las cercanas, como Dels Costers o De l’Alzinar, donde inicialmente estaban colocados bloques de hormigón para impedir el paso.
El vigilante comunicó los hechos al alcalde, Joan Martí Pla. Los participantes también estaban en la calle De Mas Blanquet, que comunica con la N-240. Como impedían el paso por esta calle, el edil acudió a la comisaría de los Mossos a presentar denuncia. Agentes del Àrea Regional de Policia Administrativa se trasladaron al lugar junto con el propio alcalde para levantar un acta administrativa de lo que estaba ocurriendo ya que la actividad incumplía el Reglament d’Espectacles. Para ello identificaron a la persona responsable de la fiesta, un ciudadano francés que sólo hablaba dicho idioma. Con la pericia de uno de los agentes y la ayuda de uno de los asistentes –español– se le pudo tomar manifestación.
Pero la presencia de los agentes junto con los controles de alcoholemia y drogas que se realizaron en los accesos no hizo desistir a la organización para desmontar la fiesta, que siguió hasta ayer por la mañana. Por la tarde, un centenar de vehículos seguían aparcados, aunque se notaba que poco a poco iban marchando. Por la mañana cesó la música en el interior de la nave, aunque seguía en el exterior procedente de los vehículos.
Paralelamente había personas recogiendo del suelo la basura Y es que, según el alcalde, la organización se comprometió a hacerlo, «pero si no lo hacen lo tendrá que asumir el Ayuntamiento, porque no podemos dejar esta parte del municipio sucio».
Extranjeras
Del millar de personas, un 70 por ciento era extranjeras, principalmente francesas pero también italianas y alemanas. Joan Martí Pla reconocía que la fiesta no provocó problemas en el vecindario de Perafort, donde no se escuchaba nada de música. Fueron pocos los asistentes que se acercaron al núcleo urbano a comprar comida. «Alguno preguntaba por el supermercado, muy correctamente. Ningún incidente», recalcaba el alcalde.