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Vivienda 

La metamorfosis del barrio del Carme de Reus: más de 300 familias se instalan en los últimos cinco años

Una comisión ciudadana permite rehabilitar casas vacías y degradadas y transformarlas en pisos independientes que han impulsado una regeneración urbana estructural

Esta casa de la calle O’Donnell se ha rehabilitado y transformado en tres pisos independientes.Alfredo González

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Hace más de dos décadas, el barrio del Carme sufría un proceso de degradación sostenida. La droga había irrumpido con fuerza, la población envejecía y las nuevas generaciones se marchaban del barrio. Con los años, muchas viviendas vacías empezaron a ser ocupadas ilegalmente, mientras que otras quedaban desatendidas y se deterioraban. Desde 2019, sin embargo, este barrio del núcleo antiguo ha experimentado una transformación del paisaje urbano y una reactivación de la vida social. Esta metamorfosis ha sido posible gracias al trabajo altruista de una comisión vecinal -liderada por la Asociación de Vecinos L’Harmonia del Carme- que ha contribuido a rehabilitar viviendas antiguas, impulsar nuevas construcciones y desbloquear promociones privadas que han permitido la llegada de más de 350 familias nuevas.

«Queríamos dejar atrás aquella época en la que salíamos en la prensa por conflictos relacionados con las okupaciones. Hace seis años decidimos cambiar el enfoque, y el barrio ha dado un giro de 180 grados», explica Josep Machado, presidente de la entidad. La comisión está formada por dos arquitectos, dos aparejadores y un ingeniero, y nadie cobra por este trabajo. Recorren las calles, detectan viviendas en desuso, contactan con propietarios, les proponen soluciones técnicas y facilitan el puente con promotores interesados en rehabilitar o construir.

Su labor es tan meticulosa que hoy cuesta encontrar una calle donde no hayan intervenido de una manera u otra. «Controlar el parque inmobiliario vacío fue clave. En la zona sur del barrio prácticamente no queda ninguno», apunta, satisfecho, el portavoz. Una parte esencial del crecimiento residencial del Carme se explica por la transformación de casas unifamiliares en varias viviendas independientes. Donde antes había un único hogar, ahora pueden surgir ocho, nueve o más. «Asumimos todo lo que podemos y más», expresa Machado.

Fórmula para multiplicar vivienda

Esta regeneración urbana, sin embargo, va mucho más allá del aspecto constructivo. La comisión actúa como mediadora de propietarios que no saben cómo afrontar una reforma, herederos que no pueden mantener un inmueble o vecinos que buscan salida para una propiedad. «A veces tenemos que convencerles de que es mejor que venga una familia a vivir que dejarlo vacío», detalla el activista vecinal. En otro caso, explica cómo acompañaron a un vecino que había recibido en herencia un local para transformarlo en vivienda.

El Diari ha podido visitar in situ uno de estos proyectos. Ubicado en la calle O’Donnell, el inmueble había sido okupado en el pasado. Finalmente ha acabado en manos de un promotor que lo convertirá en tres pisos. «El propietario quería vender, pero no sabía cómo. Insistimos, hablamos con él y al final pudo desbloquearse», relata Machado. La intención inicial del promotor era destinarlo al alquiler, pero la tensión del mercado -en palabras del propio Machado- ha acabado llevándolo a la venta.

Arraigados en la vida social del barrio

El Carme, que en el imaginario colectivo se concebía como un pequeño pueblo dentro de la ciudad, ha recuperado su carácter. Tras la desaparición progresiva de la generación de cuarta edad, el barrio ha experimentado un relevo generacional marcado por la diversidad cultural. La población de origen extranjero ha encontrado en éste un espacio donde arraigar.

El 'activista' vecinal explica con orgullo el caso de una familia rumana que se encarga de los Gegants del barrio. «Es lo que queremos: hacer barrio e integrar», afirma. Machado reivindica que el Carme mantiene su identidad y defiende la cultura popular, desde la procesión de Sant Francesc hasta las actividades que organizan junto al párroco, que colabora estrechamente con la comunidad.

Una familia rumana lleva ahora los Gegants del Carme: «Queremos hacer barrio»

Todo ello ha permitido revertir el estigma que el Carme había arrastrado durante décadas. La okupación, que años atrás era un problema estructural, es hoy residual. Las calles que antes mostraban casas cerradas o fachadas deterioradas exhiben ahora obras, andamios y nuevas familias que comienzan una nueva vida. El comercio de proximidad también nota esta revitalización, y el vecindario recupera un dinamismo que hacía años que no se percibía.

Un plan urbanístico en el horizonte

La transformación que vive el Carme se completará con el plan de regeneración urbana aprobado por la Comisión de Territori de la Generalitat. El proyecto, ya en fase de redacción, prevé la construcción del futuro CAP Sant Pere, la creación de una nueva plaza y la incorporación de unas setenta viviendas -la mayoría de protección oficial-. El ámbito de actuación se sitúa entre las calles Sant Jaume, Sant Benet, Closa de Freixa y Sant Francesc, donde actualmente hay un aparcamiento.

El proyecto también recupera actuaciones que quedaron pendientes del primer Pla de Barris de Catalunyaa, impulsado en 2004. Entre estas mejoras se contempla el paso que debe unir la calle Girada con la Patacada, una conexión que permitirá reducir la sensación de aislamiento respecto al centro de la ciudad.