Los alumnos de 4º de ESO del INS Josep Tapiró de Reus reflexionan sobre el silencio y el ruido tras la llegada de la pandemia en una exposición artística que se puede ver hasta mañana en la Sala Quatre de la plaza de la Llibertat y cuyo nombre es Silenci, soroll. A la recerca del silenci perdut. La muestra, que forma parte de la programación del Dia Internacional dels Museus y que está enmarcada en el programa de Innovació, Recerca i Servei, ha animado a los estudiantes a cavilar sobre cómo deberían de ser los museos en el futuro. La cuestión ha sido abordada desde varios puntos de vista.
«Los estudiantes han relacionado los conceptos silencio y ruido creando diferentes instalaciones artísticas. A pesar de formar parte de nuestra cotidianidad, el ruido y el silencio durante la pandemia fueron experimentados de forma distinta. Las calles, en pleno confinamiento, estuvieron en absoluto silencio y ellos materializan, de alguna manera, la idea de ese vacío», señala el coordinador del proyecto, Rubén Gómez.
Por su parte, dos de las alumnas participantes, Lucía Moreno y Gina Villani, ambas implicadas en la realización de la obra L’arbre del silenci, resuelven que «los museos del futuro deberían promover la interactividad y la experimentación». Por ello, algunas de las obras incluyen códigos QR, para que la primera toma de contacto se complemente con sonidos que den un valor añadido.
El acto de plasmar ideas
Moreno expresa que vivió el proceso previo a la materialización de la pieza artística como algo «complejo» al principio. «Al final, dimos con la idea e hicimos un árbol abstracto con material reciclado, con botellas de plástico; algunas las llenamos con granos de arroz y otras las dejamos vacías; hay que tocarlas para crear ruido», describe.
La muestra acoge, además, piezas como Parla en silenci, podries parlar sense so?, en la que se trata el lenguaje de signos, puesto en práctica por las personas sordas. La instalación, con un juego de cortinas, expresiones escritas y un vídeo profundizan en el tema.
Villani describe la experiencia de creación de la obra como algo «desconocido» para ella. «Lo volvería a hacer, aunque son tantas las ideas que llegan a ocurrírsete que, al plasmarlas en una obra, requiere un gran esfuerzo», reconoce.