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Desde hace diez días, Mas Pellicer viene sufriendo lo que los mismos vecinos denominan una «oleada de vandalismo». Los destrozos en el barrio tienen lugar «especialmente durante la noche». Sus autores han arrancado ya señales de tráfico, partes de algunos bolardos y tapas metálicas de cañerías, y también han inutilizado la cabina telefónica llevándose el auricular. El presidente de la Associació de Veïns I de Maig, Eduardo Navas, lamenta la situación y critica que «ya son demasiadas cosas» y que «mientras el vandalismo crece, la comisaría de proximidad de la Guàrdia Urbana está cerrada y por aquí seguimos sin ver patrullas policiales a pie».
«El toque de queda, hay muchos que no lo cumplen y no pasa absolutamente nada», apunta Navas, que piensa que el incremento de episodios de este tipo puede tener relación con que «es verano, la gente está más en la calle, los chavales no van al colegio y hay personas que no tienen trabajo y están por ahí». Pero, sobre todo, lo atribuye a «la impunidad: a quien rompe o roba algo no le pasa nada, y al día siguiente puede volver a hacerlo sin más».
La afectación «no es poca», aclara el presidente que I de Maig, que dice que «no debe de ser muy seguro salir del parking sin el espejo ni circular por esta carretera donde antes había un ceda el paso y ya no». «La Urbana tiene más agentes pero Mas Pellicer no importa», denuncia.
