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    «Fui un ciudadano más que hice de alcalde»

    Pellicer deja la vara tras 12 años y Reus cierra un ciclo. El jefe de la oposición y 11 ediles más dicen adiós al consistorio en el último pleno. El salón se prepara para investir a Guaita

    15 junio 2023 07:20 | Actualizado a 15 junio 2023 18:27
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    Pasadas las 9.30h., dio un trago al vaso de agua, cedió un aplauso al resto de concejales y se dirigió al pleno: «Me marcho contento, tranquilo, convencido, pero emocionado y seguro de que queda mucho camino por recorrer en esta ciudad de oportunidades. Los que siguen y los que no, sepan que la política va y viene. Y eso es un tesoro, es la democracia. Disfruten de la vida. Salud, gracias por todo... Nos vemos».

    Carles Pellicer (Junts per Reus) deja la vara que ostentó los últimos tres mandatos, pone fin a una etapa de 22 años en el Ayuntamiento y, con él, Reus cierra un ciclo. Aunque «la luz de la Alcaldía», la lámpara que mantuvo prendida en el palacio municipal cuando vinieron mal dadas, una suerte de faro visible desde el Mercadal, «debe seguir encendida y mostrar que hay alguien que vela por todos».

    La sesión de actas fue, ayer sí, la despedida del consistorio 2019-2023 que no había podido consumarse el 5 de mayo por las protestas de La Illeta en el salón. Trece de los 27 ediles no repetirán. Entre ellos, el jefe de la oposición, Andreu Martín (PSC), que señaló que «ver que las personas confían en que podemos hacer algo para mejorar sus vidas es una experiencia imborrable» y bromeó con que «a partir de ahora, seguiré el día a día como ciudadano y quizá sea más pesado que de portavoz municipal».

    El pleno homenajeó a los desaparecidos Raimon Ferré, concejal electo que fue relevado por Hèctor Fort a inicios del mandato, y Carmina Pozuelo, fallecida en diciembre. Para ella y para su labor, que resultó «una enorme inspiración», Isaac Bonillo, quien ocupó su escaño hasta este desenlace de legislatura, pidió un minuto de silencio.

    También ayer dieron por finalizado su paso por el consistorio la portavoz de la CUP, Marta Llorens, y el edil Edgar Fernández. «Como habrá alcaldesa y quizá presidenta de la Diputació, no se sabe, espero que exista una visión mucho más feminista de las instituciones», apuntó Llorens, y exigió que «las próximas personas que dirijan el Ayuntamiento reflejen nuestra vida diaria como mujeres en sus políticas».

    Fernández, por su parte, indicó que tras ocho años, «nos vamos con la espinita de no haber tenido más responsabilidades, pero con la misma con visión del primer día, conscientes de que, si queremos que la política sirva, debemos hacerla desde la calle». El cupaire lanzó un guiño al resto: «En lo personal, que os vaya muy bien. En lo político, por poco que podamos, os haremos la vida imposible».

    Si bien el pleno pasará de seis a siete grupos –con el regreso del PP y la irrupción de Vox–, hay uno que desaparece: Cs ya no estará en el periodo 2023-2027. De su parte, en lugar de Débora García, tomó la palabra Ricardo López, que se mostró «satisfecho de haber defendido los ideales liberales, la Constitución y lo que mejor hemos considerado para los ciudadanos de Reus». «A pesar de haber nacido y residido la mayor parte de mi vida en Tarragona, este tiempo tan intenso en Reus me unió mucho a ella y a su gente», contó.

    Y Raúl Meléndez, quien se desvinculó de la formación naranja a finales de 2020 y continuó adelante como no adscrito, solo tuvo agradecimientos: al alcalde, por «respetar mis derechos de representación»; al PSC, por «la colaboración»; a la CUP, por «su apoyo en algunas mociones. En lo ideológico estamos lejos, pero cercanos en el interés por las personas»; y a los votantes. «Me llevaré para siempre la experiencia de este Ayuntamiento», subrayó.

    Un histórico, Hipòlit Monseny (Junts per Reus), acaba su extensa carrera de más de dos décadas. Y el republicano Òscar Subirats, que iba de 6 en la lista y quedaría fuera, no pidió la palabra. Pere Aluja y Tania Agudo, además de Fort, Bonillo y García dicen adiós.

    Fin de una forma de hacer política

    En su última intervención en el salón, que se prepara ya para la investidura de Sandra Guaita (PSC) –el sábado se convertirá en la primera alcaldesa del municipio con el aval de ERC y Ara Reus–, Pellicer hizo público el convencimiento de que «tenemos por delante mucho que hacer en una ciudad que está viva, es emprendedora, abierta al mundo y se siente orgullosa de su historia y su presente, en la que siempre pasan cosas y cuya ciudadanía la hace bullir. Reus es capital, va a liderar en los próximos años de forma clara y hay que hacerla brillar como brilla». Se refirió al ‘reusenquisme’, el «sexto sentido que solo tenemos nosotros», y aseguró que «aquí se vive bien».

    También habló de su personal forma de hacer política, que se lleva consigo. «He sido alcalde de una ciudad a la que amo y amaré con locura. Lo saben. Me he dejado la piel, todo lo que tengo. Me he dedicado a ello las 24 horas. He procurado estar en todas partes, escuchar a todos y ser la persona de confianza que la ciudadanía pensaba que era», expresó Pellicer en la parte más emotiva de su parlamento.

    «Pese a los momentos complejos, que han sido muchos, fue un trabajo apasionante», añadió, incidiendo en que «gobernar no siempre es acertar». E insistió en que «yo no soy alcalde, he hecho de alcalde. La diferencia no es sutil. Fui un ciudadano más que hice de alcalde y ahora viene otra persona. Mi marcha es voluntaria y uno debe saber cuál es su momento».

    Los portavoces Teresa Pallarès (Junts per Reus), Noemí Llauradó (ERC) y Daniel Rubio (Ara Reus), que siguen, le dedicaron unas palabras, también desde la posición en que el 28M colocó a cada uno y coincidieron en que el alcalde «ha marcado un ciclo».

    Pallarès se refirió al de ayer como un día «de despedida y de despedidas» para «una renovación constante y necesaria». Citó a Eisenhower: «Él ya dijo que la política debería ser la profesión a tiempo parcial de todo ciudadano y, de alguna manera, eso es así». Y recordó «el mal trago del accidente de Pere Aluja», ausente ayer por motivos de salud, y el legado de Montserrat Vilella, que dio el salto a la Generalitat aún en 2022.

    La vicealcaldesa Llauradó –cargo que se extingue– destacó que en el pleno «hubo momentos en que nos entendimos y son los más felices. Sobre todo en contextos difíciles como la pandemia, tejimos alianzas y antepusimos la ciudad», agradeció a Pellicer sus consejos y valoró «el honor de servir a la gente». Y Rubio puso el acento en «el debate democrático» y en que «las ideas pasan, pero las personas quedan». «Gas y a fondo», dijo al alcalde saliente.

    Pellicer dejó un mensaje para el nuevo ejecutivo: «Suerte, seguro que lo harán bien». «Reus siempre será la mejor ciudad del mundo», concluyó.

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