El mapa de la adscripción única en los centros de secundaria de Reus se ha dado a conocer esta semana. Una distribución que empezará a aplicarse a partir del curso 2021-2022 y que significa que, a partir de entonces, cada escuela tendrá un único instituto de referencia, y no dos, que es como se trabaja en la actualidad. El modelo se presenta por parte del Departament d’Educació y la concejalía de Educació del Ayuntamiento como una medida más para frenar la segregación escolar. Según han explicado, entre los criterios usados para dibujar el mapa hay la continuidad de proyectos educativos y la mejora de la complejidad educativa.
Pero muchas familias no comparten el criterio y, ahora que disponen del mapa, recriminan los problemas de movilidad que puede ocasionar la distribución realizada. En algunos casos, el instituto asignado queda a dos quilómetros de la escuela, «y no podemos optar a ayudas de movilidad porque la distancia tendría que ser de, al menos, tres quilómetros», detalla Íngrid, madre de la escuela Misericòrdia. Explica que, actualmente, el centro no dispone de AMPA, por lo que no pudieron adherirse al manifiesto unitario, «pero siempre lo hemos apoyado», aclara. En el caso de Misericòrdia, el instituto adjudicado es el Gaudí, a 1,7 quilómetros de la escuela, «pero las familias viven en un radio del colegio, así que la distancia, según el caso, puede ser superior a los dos quilómetros», recuerda.
Ante la imposibilidad de poder acceder a ningún tipo de ayuda por cuestión de movilidad, Íngrid está profundamente preocupada. Y es que recuerda que la escuela es de alta complejidad. «Muchas familias no disponen de recursos económicos. Sin coche, sin ayudas de movilidad... No pueden asumir este gasto, y al final esto puede derivar a que las familias opten por matricular sus hijos en otro colegio de la zona que les permita, posteriormente, dirigirse a otro instituto más cercano», opina Íngrid, quien también pone en valor la estrecha relación que hay con el INS Baix Camp, donde actualmente se dirigen la mayoría de alumnos cuando terminan la educación primaria.
En la zona norte de la ciudad, las familias también se muestran preocupadas por una posible bajada de alumnos matriculados en escuelas de la zona, que quedan alejadas del centro «y ahora que nos tocará llevar nuestros hijos al instituto Domènech i Montaner, que nos cae muy lejos. Quizás las familias se lo repiensan y prefieren otro colegio adscrito a un instituto más cercano», señalan.
«Se generará una nueva movilidad, que causará problemas a las familias y, encima, no vemos que se trate de una medida que cumpla con el objetivo de luchar contra la segregación», denuncian. Ponen como ejemplo que en el instituto Domènech i Montaner se han derivado escuelas con baja complejidad. En cambio, ven como una incongruencia que, por ejemplo, la escuela Misericòrdia, con alta complejidad, se vincule al Gaudí.
Otra controversia son los alumnos que tienen hermanos que ya están en el instituto «y que ahora quedarán separados porque a los hermanos pequeños los obligarán a ir a otro centro», se destaca desde la AMiPA de Alberich i Casas. Íngrid, de la escuela Misericòrdia, explica que tiene un hijo en el INS Baix Camp, «y el pequeño tendrá que ir al Gaudí. Tienen el mismo horario y no tengo coche», dice indignada. Familias de la zona norte recuerdan que en otras ciudades se han aplicado moratorias de cuatro años para, precisamente, evitar separar a hermanos.
«Opacidad»
La intención de aplicar este modelo había levantado muchas críticas entre las AMPA. Así lo habían expuesto en reuniones con concejalía y Departament y así también lo hicieron público el pasado mes de abril a través de un manifiesto unitario respaldado por 16 de las 21 AMPA de escuelas de Reus. Pedían un proceso participativo, pero la decisión ya estaba tomada. Opinan que ha habido «opacidad» y recuerdan que estaba prevista una reunión para el pasado 17 de marzo, que quedó aplazada por la crisis sanitaria «y ahora nos encontramos con el anuncio», denuncian.
La próxima semana han sido citados a una reunión telemática con concejalía y Departament, pero se muestran algo reacios, «porque ahora ya lo han decidido». Según explicaba días atrás en el Diari el concejal de Educació, Daniel Recasens, la intención es trabajar conjuntamente con las familias y los centros los problemas que puedan surgir a raíz del modelo y cómo aplicarlo.