Reus pone freno a los 'pinchazos' de la luz

La disponibilidad judicial y policial influye en el incremento de cortes de conexiones ilegales. Los operativos antifraude destapan plantaciones y ocupas

30 enero 2022 19:20 | Actualizado a 01 febrero 2022 14:31
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Hasta 353 conexiones ilegales al suministro eléctrico desenchufó Endesa en Reus en 2021, según los datos de la misma compañía. La cifra duplica la de 2019, el último año antes de la Covid, que acabó con un total de 177 cortes de instalaciones manipuladas. Los kilowatts recuperados en estas intervenciones –los conocidos como kilowatts fantasma– también se han multiplicado: de los 3.018.171 de 2019 se ha pasado a 6.434.896.

Desde la suministradora indican que el incremento guarda relación con varios factores, entre los que se encuentra la disponibilidad de los juzgados y de los cuerpos policiales tanto vinculada al desarrollo de investigaciones para destapar episodios de fraude eléctrico como al acompañamiento de los operarios en el desarrollo de las actuaciones. Otra razón podría estar ligada a la proliferación de plantaciones de marihuana, grandes consumidoras de luz y que se detectan más fácilmente. Cuando se localiza un montaje para el cultivo, la policía interviene por delitos contra la salud pública. Los operativos también hace aflorar ocupaciones.

Igualmente, en cierta forma, cuantas más comprobaciones de situaciones sospechosas se hacen, más conexiones irregulares se suelen encontrar y esto repercute en el balance del ejercicio. Respecto a 2020, aunque «fue un año anómalo a todos los efectos», Endesa abrió 282 expedientes y recuperó 3.299.249 kilowatts. Algunas batidas realizadas en la ciudad en los últimos años se han llevado a cabo, entre otros sitios, en las calles de las vírgenes, el entorno de la plaza de la Sardana o el barrio Gaudí.

La compañía detalla que «la seguridad es uno de los puntales de los operativos contra el fraude eléctrico» y destaca que las desconexiones «se hacen prioritariamente para evitar el peligro que supone toda instalación eléctrica manipulada o irregular, que se puede traducir en cortocircuitos, fuegos o hasta en la electrocución de los propios habitantes del inmueble o de las personas que deben hacer la lectura de un contador».

Las consecuencias de la alteración de las instalaciones las conocen bien los vecinos del barrio del Carme, donde personas que trataban de ‘pinchar’ la luz han provocado incendios como el que se produjo en 2020 en un bloque de la calle Sant Antoni y que dejó varios heridos por quemaduras. El presidente de la Associació de Veïns L’Harmonia del Carme, Josep Machado, dice que «quienes se enganchan a la luz a menudo son personas que no pueden pagar pero también hay ocupas; a veces ha habido incendios y no nos hace ninguna gracia». «En invierno», añade, «la cosa se hace más evidente porque la gente pone estufas y calefactores, y puede ser un riesgo». Machado precisa que la entidad suele tapiar los inmuebles ocupados una vez quedan desalojados y orientar a quien sufre problemas para hacer frente a las facturas de la electricidad». El año pasado, «vinieron a cortar conexiones pinchadas en Sant Francesc o Baix del Carme». No hace mucho, un fuego en la imprenta Torrell descubrió una plantación y «pudo deberse a una sobrecarga eléctrica».

También en Mas Pellicer han ardido pisos por ‘pinchar’ la luz. «Nos ha pasado más de una vez y en el barrio debe de haber como 100 viviendas enchufadas», expresa el presidente de la Associació de Veïns I de Maig, Eduardo Navas, que valora que «es complicado porque también hay gente que tiene necesidades pero lo que no puede ser es que alguien apañe el contador porque pne una plantación y los vecinos del edificio tengan que vivir preguntándose si eso provocará un incendio».

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