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La ‘nueva’ marihuana manipulada y sus efectos en Tarragona

Las visitas al Centre d’Atenció i Seguiment a les Drogodependències se disparan en el último año. La sustancia que se consume actualmente afecta más que antaño al estar alterada genéticamente

Un ciudadano consumiendo porros en las escaleras del Palau de CongressosPere Ferré/DT

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El consumo de cannabis entre adolescentes no deja de crecer, y con él los riesgos para la salud mental de una población vulnerable. En el Centre d’Atenció i Seguiment a les Drogodependències (CASD) de Tarragona, el doctor Ahmed Fabelo lo ve a diario. "Cada vez las personas consumen cannabis a edades mucho más tempranas", alerta. "Y lo más preocupante es que el riesgo percibido por la población es cada vez más bajo", añade.

Desde su experiencia en el CASD, Fabelo observa que el cannabis nunca fue una sustancia inocua, pero que ahora se ha normalizado en exceso. "En muchos pacientes mayores, cuando hacemos historia clínica, nos dicen: ‘Yo consumí cannabis en mi adolescencia, pero lo dejé porque me daba efectos indeseables’". 

Las plantas se modifican para tener más principio activo y eso hace que sean más nocivas

Sin embargo, las variedades actuales, modificadas genéticamente para aumentar la concentración de THC, pueden provocar efectos mucho más intensos. "Depende de la procedencia y la genética de la planta, pero también de la vulnerabilidad de cada persona", subraya.

Vulnerabilidad y madurez

El cannabis no solo afecta al cerebro en formación, también impacta en el desarrollo emocional. "Yo siempre pienso que depende de la madurez cerebral, pero también de la madurez emocional", afirma el psiquiatra. "Los jóvenes tienen poca madurez cerebral, pero también emocional. Y muchas veces el consumo empieza por la necesidad de pertenencia a un grupo". Es en esa fase donde se multiplican los riesgos: aislamiento, alteraciones de conducta, brotes psicóticos y fracasos escolares, laborales y sociales.

Ahmed Fabelo, psiquiatra del CASD: "Muchas veces el consumo empieza por la necesidad de pertenencia a un grupo"

En muchos casos, el consumo de cannabis ni siquiera es el motivo inicial de consulta. "Nosotros tratamos a personas, no solo adicciones", explica Fabelo. "Hacemos una historia clínica completa y muchas veces vemos que el cannabis ha estado presente desde muy temprano, aunque no sea la razón principal por la que vienen". Así, no es raro encontrar pacientes que dicen acudir por problemas con el alcohol o la cocaína, pero que en realidad consumen cannabis a diario y muestran patrones claros de dependencia. "Nos dicen que no pueden dejarlo porque no dormirían o no podrían relacionarse", comenta.

Escasez de recursos

En 2024, el CASD atendió a más de 700 personas que iniciaron tratamiento por consumo de sustancias. De ellas, 100 lo hicieron específicamente por cannabis, una cifra que representa un incremento respecto a los 69 casos de 2023. Para Fabelo, este crecimiento responde a dos factores: "Aumenta el consumo, pero también nos conocen más. La sociedad evoluciona y exige más a las personas, y eso hace que muchos se den cuenta de que el cannabis no les permite estar preparados para esa exigencia".

Sin embargo, el equipo del CASD es limitado. Atienden las comarcas del Tarragonès, el Baix Penedès y el Alt Camp con un total de trece profesionales: tres psiquiatras, tres psicólogos, tres enfermeras, un auxiliar de enfermería, dos administrativas y un técnico. "Somos los que somos, y la demanda crece. Necesitamos más personas para atender adecuadamente a toda esta población", afirma.

Ahmed Fabelo, psiquiatra del CASD: "Nos dicen que no pueden dejarlo porque no dormirían o no podrían relacionarse"

Una adicción crónica

El doctor Fabelo considera que la adicción al cannabis, como cualquier otra, es una enfermedad crónica. "Una persona que ha tenido una adicción siempre tendrá más probabilidades de recaer que alguien que nunca ha consumido". Por eso, subraya la importancia de trabajar en la prevención de recaídas y en el desarrollo de herramientas personales. "Los jóvenes tienen pocas habilidades, pocas herramientas, y por eso recaen más fácilmente", apunta.

El impacto a largo plazo también se manifiesta en la capacidad cognitiva y emocional. "Hay personas que incluso consumen para desinhibirse o para poder hablar con más fluidez", dice. "Y acaban perdiendo esas habilidades si no consumen. Todo se entrena, pero también hay que desaprender lo que el consumo ha enseñado".

La adicción al cannabis, como cualquier otra, es una enfermedad crónica

Educación como prevención

Para Fabelo, la prevención no debe quedarse fuera del aula. "Yo creo que todos los temas que afectan a la sociedad se deben abordar desde pequeños: sexualidad, drogas, política…". Aunque el CASD no se ocupa directamente de la prevención, reconoce que aún queda mucho por hacer. "Nosotros nos dedicamos al tratamiento. La prevención corresponde a otros servicios, pero sería fundamental empezar cuanto antes".

El mensaje final del psiquiatra no es de condena, sino de comprensión y responsabilidad personal: "No estamos aquí para juzgar ni estigmatizar. Cada persona debe entender su vulnerabilidad y tomar decisiones cuando alcance una madurez emocional. Si no, uno llena vacíos con cosas que le terminan dañando".

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