Son cantidades de droga pequeñas, manejables en turismos y que pueden esquivar fácilmente controles aleatorios de los Mossos d’Esquadra o de la Guardia Civil. Las mulas circulan de forma discreta por la AP-7 y llevan la droga hacia diferentes puntos de Europa.
El éxito de los traficantes está vinculado a la experiencia y templanza de los corredores. Si hay algún nerviosismo al pasar cerca de un coche logotipado, puede ser fatal en el encargo que se lleva a cabo.

Y precisamente, estos estados de ánimo han sido claves para el éxito de las dos operaciones: la de la Guardia Civil y la de los Mossos d’Esquadra. Ambos correos han terminado delante del juez y la decisión del magistrado ha sido la misma: ingreso en prisión.
79 kilos de hachís ocultos en un doble fondo
La Patrulla Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil de L’Ametlla (PAFIF) interceptó hace unos días un vehículo en la AP-7, sentido norte, a la altura del término municipal de Camarles.
Durante un control fiscal en el área de servicio Baix Ebre, los agentes comprobaron la documentación del conductor, quien presentaba antecedentes policiales por delitos contra la salud pública. Ante las contradicciones del conductor y el fuerte olor a hachís que emanaba del vehículo, los agentes procedieron a una inspección más minuciosa, hallando un compartimento oculto con mecanismo hidráulico.
En su interior se escondían numerosos paquetes perfectamente embalados que contenían casi 79 kg de hachís, con un valor aproximado de 143.000 euros en el mercado, cantidad que podría duplicarse si llegara a países del centro y norte de Europa.
El conductor fue detenido y puesto a disposición del Juzgado de Instrucción de Tortosa, que ordenó su ingreso en prisión.
Los Mossos y la persecución
Este lunes 20 de mayo, agentes de los Mossos d'Esquadra de la comisaría de Tortosa detuvieron a un hombre de 57 años por un presunto delito de tráfico de drogas y por un delito de conducción temeraria.

Los hechos ocurrieron alrededor de las 0:45 horas de la madrugada, cuando los agentes detectaron un vehículo que circulaba de forma extraña por la AP-7, en el término municipal de L’Aldea (Baix Ebre).
Al intentar identificar al conductor, este aceleró bruscamente y se dio a la fuga por la misma autopista, realizando maniobras peligrosas que obligaron a varios usuarios a apartarse para evitar colisiones.

Tras una persecución de 15 kilómetros, el vehículo fue interceptado en L’Ametlla de Mar. En su interior se encontraron dos fardos de hachís y dos bolsas deportivas con más sustancia, sumando un total de 150 kilogramos.
El conductor, único ocupante del coche, fue detenido y también ha ingresado en prisión por orden del juez de Tortosa.
Fuentes policiales admiten que estas cantidades son ‘pequeñas’, fáciles de transportar en turismos y de forma discreta. Las mismas fuentes señalan que la autopista es una vía de salida de esta droga, que ha llegado a la península por diferentes vías (posiblemente descargada en alguna playa) y, una vez almacenada de forma discreta, se ha iniciado la distribución por carretera para llegar a su destino.