Cómo mejorar los problemas de circulación sanguínea
Aunque haga calor, debe evitarse el sedentarismo, puesto que propicia que se acumule más sangre en las piernas

Una de cada tres personas sufre síntomas asociados a una mala circulación sanguínea y al calor.
El verano y el calor ponen a prueba el sistema circulatorio del organismo y ocasionan molestias que pueden tener un importante impacto en la calidad de vida de personas con problemas circulatorios. La subida de la temperatura altera el funcionamiento del mecanismo de regulación térmica del cuerpo que intenta, a través del sudor y de la dilatación de los vasos sanguíneos periféricos, disminuir la temperatura global del organismo. Este cambio puede llevar a un estado de deshidratación y a una disminución de la presión arterial, lo que provoca mareos, síncopes o golpes de calor. Se calcula que una de cada tres personas sufre síntomas asociados a una mala circulación sanguínea y al calor.
«El calor en verano posee un efecto vasodilatador: las venas se dilatan y, de algún modo, circula más sangre y esto hace que tienda a acumularse más en las extremidades», señala Gemma Chiva Blanch, profesora agregada e investigadora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Entonces, la especialista en nutrición e investigadora en endocrinología y nutrición, explica que hay una serie de acciones que pueden llevarse a cabo para mejorar la circulación sanguínea y prevenir los efectos del calor: aunque las temperaturas sean elevadas, debe evitarse el sedentarismo, que propicia que se acumule más sangre en las piernas.
Además, una buena hidratación es fundamental. «Hay que tomar principalmente agua, no hidratarse a base de zumos ni bebidas azucaradas con gas que no son saludables en absoluto y, además, aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares», afirma Gemma Chiva. También debe evitarse el consumo de alcohol, puesto que tiene un efecto deshidratante. Por otro lado, es aconsejable no pasar mucho tiempo ni sentados ni de pie, porque puede provocar retención de líquidos. Asimismo, «el agua fría tiene un efecto vasoconstrictor, las venas se cierran un poco y bombean mejor la sangre de retorno hacia el corazón», comenta la especialista.
Por ello, también debe cuidarse la dieta, que tiene que ser muy rica en frutas y verduras, ya que contienen grandes cantidades de agua y, además, vitaminas y compuestos bioactivos que favorecen la circulación de la sangre. «Cuando comemos, la sangre va al estómago y el corazón bombea más para intentar mantener todo el volumen de sangre. Si comes mucho, haces trabajar más al sistema», afirma la experta.
La ropa tiene que ser ligera, cómoda y transpirable. Por último, es recomendable mantener las piernas elevadas durante al menos media hora. Hacerse masajes en los pies y en las piernas puede ayudar a estimular la circulación de la sangre.
Eso sí, remarca Chiva Blanch, no son necesarias cremas especiales, una hidratante normal es suficiente. «Salvo que exista un diagnóstico médico concreto y que desde atención primaria se haya recetado el uso de determinadas cremas, tiene la misma efectividad hacer deporte o aplicar duchas de agua fría en las piernas», afirma.