Movilidad
Lucha por el espacio en las aceras de Tarragona
Pese a que la ley obliga a dejar 1,80 metros libres desde las fachadas, objetos de todo tipo ocupan el espacio de los peatones
Pizarras de menú del día (y de helados, de cócteles, de hamburguesas…); carteleras con publicidad (de audífonos, de gimnasios, de ópticas, de empresas de telefonía…), mesitas con publicidad; tiestos con plantas de todos los tamaños (incluidos auténticos árboles), expositores de souvenirs, maniquíes, terrazas de bares… Son solo algunos de los innumerables objetos que ocupan el espacio teóricamente dedicado a los peatones y que, en algunos tramos, convierten lo que prometía ser un paseo en una gincana.
Lo primero que hay que tener claro es que, según la ley estatal de accesibilidad, se debe dejar «una anchura libre de paso no inferior a 1,80 metros» contando desde las fachadas. Es decir, que a partir de la fachada debe haber 1,80 metros de acera libre de obstáculos.
Es la misma medida que da el Ayuntamiento de Tarragona cuando consultamos al respecto. Recuerdan que «la nueva Ordenanza de Terrazas de Tarragona, en vigor desde junio de 2025, establece que como mínimo el 50% de la acera tiene que quedar libre para el paso de peatones, con una anchura no inferior a 1,80 metros. Además, no se autorizan estructuras permanentes en aceras inferiores a cuatro metros».
Pocas aceras se salvan
Con la normativa en la mano, salimos pues a darnos una vuelta por distintos puntos de la ciudad y la conclusión es que ni las aceras más amplias se salvan de los obstáculos fuera de lugar. Es el caso de la Rambla Nova, la vía más emblemática. Este jueves contabilizamos hasta 24 obstáculos pegados a fachadas. Eso sí, algo se ha avanzado, porque cuando hacíamos el mismo ejercicio en junio de 2022, nos encontrábamos con 43 obstáculos.
En otras zonas, no obstante, la situación sigue siendo idéntica a la que vimos aquel año; es el caso de una terraza ubicada en la estrecha acera del Carrer Merceria, en la Part Alta. Dos mesitas y cuatro sillas pegadas a la fachada ocupan por completo la acera y hacen que cualquiera que quiera pasar por allí deba bajar a la calzada. «Vale que es una calle peatonal, pero mira cómo es el empedrado por aquí», nos hace ver Claudia, que va con una sillita de bebé.
No es la única terraza que vemos pegada a la fachada, pero lo cierto es que la mayoría cumple con el espacio de paso exigido. En el Carrer dels Ferrers, también en la Part Alta, cuesta dilucidar que hay una acera más allá de la terraza de un bar.
Para rizar el rizo, en muchos casos el espacio para los peatones se ‘encoge’ porque a las terrazas se suman carteles, tiestos y todo tipo de objetos, como ocurre en el Carrer August. También en la propia Plaça de la Font es fácil ver sillas apiladas en las fachadas, ventiladores, mesas con rueditas...
El problema, en otros casos, es que la mitad de la acera que la terraza deja ‘libre’ para los peatones es insuficiente para asumir la cantidad de personas que pasan por allí. A mediodía veíamos, por ejemplo, en la calle Reding, cómo una persona que empujaba a una señora en silla de ruedas tenía que esperar a que bajara una madre con un carrito porque las dos no cabían a la vez.
Riesgo para las personas ciegas
Alfonso López, presidente de la Federació d’Associacions de Veïns/es de Tarragona (FAVT), considera que se trata de un problema de civismo. Cree que el espacio se puede compartir «para que los comerciantes se ganen la vida y los peatones podamos pasar sin peligro. El Ayuntamiento tendría que hacer cumplir con la normativa», señala.
Entre los peatones que deben sortear esta carrera de obstáculos hay un grupo especialmente vulnerable: el de las personas ciegas. De hecho, en parte la norma del 1,80 está pensada para ellas.
Técnicos de la ONCE en Tarragona explican que las personas ciegas que usan bastón se suelen guiar por las fachadas para seguir sus itinerarios. Encontrarse con obstáculos no solo es peligroso porque puede hacerlas tropezar y caer, sino que también pueden desorientarse.
Recuerdan, además, que la norma no solo obliga a que las fachadas estén libres a ras de suelo, sino a dejar un espacio libre hacia arriba de al menos 2,20 metros. Una persona ciega puede no percatarse de la presencia de una sombrilla demasiado baja o una banderola.
A esto hay que sumar que muchos de los obstáculos están justamente encima del pavimento podotáctil (una superficie con una textura en relieve, diferente al resto del suelo), que permite a las personas ciegas, por ejemplo, encontrar un paso de peatones.
Josep Vilaseca, director de la ONCE en Tarragona y usuario de bastón, explica que cada día hace un recorrido de unos 14 minutos desde la estación de trenes hasta su trabajo en la sede de la entidad en la Rambla Vella. Por el camino se encuentra todo tipo de obstáculos que, para colmo de males, van apareciendo y desapareciendo.
No se trata únicamente —señala Vilaseca— de elementos que colocan los negocios, sino también de patinetes, motos y coches que invaden aceras y pasos de peatones impunemente.
Entre sus quebraderos de cabeza están también los bancos de la Rambla Nova, que se colocaron para evitar atentados terroristas y que, de vez en cuando, se cambian de sitio. Alguno está exactamente sobre la banda podotáctil. Entre los obstáculos más peligrosos, no obstante, están las obras o zanjas no señalizadas. «Necesitamos que se tomen cartas en el asunto y que haya más sensibilidad por parte de la administración», señala.
Respuesta del Ayuntamiento
Desde el Ayuntamiento señalan que «somos plenamente conscientes de los perjuicios que supone la ocupación indebida de aceras y espacios destinados a los peatones, sobre todo cuando lo que se compromete es la accesibilidad o la seguridad de las personas con movilidad reducida o discapacidad visual. Por eso, en el momento de otorgar una autorización o licencia a algún establecimiento, a través de un informe técnico se detallan los cumplimientos y las prohibiciones que esta comporta, entre los cuales se recoge precisamente que no puede haber elementos que impidan el paso. Los elementos que pueda haber junto a la fachada se tienen que desplazar hasta la línea de servicio».
Aseguran que la Guardia Urbana actúa de manera coordinada con los diferentes departamentos municipales para hacer cumplir la normativa. Señalan que responden no solo a las quejas que puedan recibir, sino que «de manera proactiva están estableciendo unas prioridades para hacer el seguimiento de manera transversal, en especial en las zonas con más afluencia de gente»

Carteles de todo tipo incumplen la norma de dejar 1,80 metros desde las fachadas.
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Esta pequeña terraza ocupa toda la acera.
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Acera bien ubicada pero objetos obstaculizando la fachada
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Tiestos obstaculizando la banda de paso.
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Mesa obstaculizando la banda de paso.
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Cartel sobre la banda podotáctil para personas ciegas.
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Lucha por el espacio en las aceras de Tarragona.