50 años de la Llbreria Adserà: 'Hacer de la lectura un tesoro'
Con este lema conmemora su 50 aniversario la Llibreria Adserà, abierta desde 1966 en la Rambla Nova

La gran familia que forman propietarios y empleados de la Adserà, con el libro conmemorativo.
«Han pasado 50 años y ahora los sueños son de colores y las palabras se escriben en ordenador; pero los deseos y las esperanzas son las mismas... Y éstas rigen la vida humana. Los libros cambian pero las emociones que nos llevan a leer, que nos conmueven, que nos hacen reír y llorar, que nos despiertan la reflexión o el deseo de aprender... Todo sigue igual que en 1966».
Tan profunda como acertada, la reflexión pertenece a la brillante y emotiva introducción del libro que la Llibreria Adserà ha editado para conmemorar sus 50 años. Medio siglo ya desde que aquel 23 de abril de 1966 Antoni Adserà y Montserrat Bertran decidieran, «más románticamente que prácticamente» –dice el mismo texto–, abrir una librería en plena Rambla Nova, donde aún hoy sigue, ahora más grande (tras la ampliación del local en 1978)y ya con sus hijos, Gertri y Manel, al pie del cañón.
Buen trabajo y arraigo
Cinco décadas «haciendo de la lectura un tesoro», como reza el eslogan del aniversario, y en las que, pese a las dificultades, el negocio ha sabido siempre adaptarse y sobrevivir:«Cuando ves que está cerrando tanta gente, te das cuenta de que llegar a cumplir medio siglo es señal de un trabajo bien hecho, pero también de un arraigo en el entorno de la ciudad», reflexionaba ayer Gertri, mientras ultimaba los detalles de la fiesta con la que propietarios, trabajadores, familiares, clientes y amigos de «la Adserà» soplaron juntos las velas del aniversario.
El cuentacuentos para adultos a cargo de Agus Ferré y la música en directo de Senent Domingo (trombón) y Gerard Massip (percusión) pusieron la nota festiva a una tarde plagada de recuerdos, de conversaciones, de deseos de futuro y de brindis.
Como su hermano, Gertri creció entre esos estantes, rodeada de libros, y, desde hace casi tres décadas, son ellos quienes dirigen el negocio. «Todo va cambiando. Las librerías cambian, igual que cambia la vida.Te cambia el tipo de público, te cambia la temática... Nosotros nunca tenemos las temáticas puestas igual, porque cambian mucho. De repente se vende mucho la Psicología, de repente se vende otra cosa. Antes la autoayuda ni existía, y ahora tenemos prácticamente dos estantes. Así que nos vamos adaptando a los tiempos», explica.
Renovación constante
En esa misma línea de nunca permanecer inmóvil, otra de las obsesiones de la Llibreria Adserà ha sido irse renovando como negocio. «Hemos intentado siempre ir haciendo reforma. El año que no haces el techo, haces ampliación, y el año que no, el almacén; otro año abrimos la librería de Valls –fue en 1993 y aún hoy, tras pasar por distintos locales, sigue abierta en la calle Anselm Clavé de la capital del Alt Camp–... El año que puedes haces algo más grande, y el que no haces algo más pequeño, pero siempre intentamos renovarnos», explica Gertri, visiblemente orgullosa.
Resulta inevitable preguntarse, en tiempos de internet, de redes sociales, de libros electrónicos y de imperio de las grandes superficies, cómo puede sobrevivir una librería familiar en el centro de una ciudad:«En el mundo del libro, la clave es no basarte únicamente en las novedades editoriales, en Navidad, Sant Jordi... Que también son muy importantes, desde luego, pero no debes basarte en eso, sino en el fondo editorial», opina Gertri, y añade: «Si te fijas, aquí hay una cantidad enorme de libros. Se trata de no tener mucha cantidad de pocos títulos, sino al contrario: intentar tener al menos un ejemplar de muchos títulos. Que todo el que venga encuentre lo que busca. Ésa es la clave. Lo que pasa es que esa política no es la que te da más beneficio. Por eso las librerías siempre vamos tan justas, y por eso han cerrado grandes librerías», lamenta.
En el fondo, y volviendo a la magnífica reflexión con la que se inicia el libro conmemorativo del aniversario, el verdadero motor de un negocio así es «el deseo interno de hacer lectores y descubrirles nuevas historias, la satisfacción de ver la librería llena de gente paseando y buscando, la emoción compartida cuando unos padres compran el primer cuento a un bebé... Eso es ser librero».