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    ¡Dígame usted! ¿Arquitecto? Pues pida cita previa para hablar

    Activar la rapidez. A los arquitectos se nos priva desde hace tiempo de tener un contacto ágil con las administraciones públicas. Promulgo la urgente necesidad de la existencia de una ventanilla única profesional

    15 noviembre 2022 12:00 | Actualizado a 15 noviembre 2022 12:02
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    La pandemia ha bunkerizado detrás de las citas previas a todas las administraciones públicas. De la ventanilla única que nos vendió Felipe González en los 80 a la multi ventanilla administrativa. Y ahora, desde la pandemia, la multi cita telemática. Y quizás, pronto, a la ventanilla indiscreta.

    Y siempre, siempre, es el usuario quien debe realizar el trámite. Proactividad unívoca. Entre, busque, pida, confirme, espere y, cuando sea su turno, vaya y pregunte sobre su problema. Lo sentimos. Pida cita para preguntar y tener un cara a cara. ¡Es la norma!

    Los teléfonos ya apenas existen. Apenas descuelga alguien con buena voluntad de atender y dar un servicio público ético, directo y ágil. En algunas administraciones puedes llamar durante meses a algunos números y, simplemente, nadie descuelga. Léase Agencia de Habitatge de Tarragona.

    «¡Sin acritud señor!», te dicen algunos, cuando te atienden y tú ya vas muy pasado de vueltas. Todavía recuerdo en la mesa de al lado de un Ayuntamiento aquel «pida a su nieto que le haga el trámite por internet». Toda una falta de ética de servicio público y de opacidad pública.

    A los arquitectos se nos priva desde hace tiempo de tener un contacto ágil con las administraciones públicas. Y por ende a otros colectivos como arquitectos técnicos e Ingenieros. Todos ellos profesionales del sector de la edificación que deben cumplir de acuerdo con la LOE (Ley de Ordenación de la Edificación), cuanto menos un cometido social de proteger los intereses del usuario, así como estatutariamente y reglamentariamente por los colegios profesionales. No somos usuarios a secas.

    A todos ellos se les priva de tener un contacto ágil con la administración y se les obliga a trámites generales, igual que si de un usuario normal.

    No imagino a un médico haciendo una instancia a Salut para poder acceder a un expediente médico ante cualquier situación. Tampoco imagino a un notario haciendo una instancia para acceder al Registro de la Propiedad, o al catastro. Ni menos pedir cita previa. Ni tampoco imagino a un Registrador de la Propiedad hacer lo propio para una escritura. Hay hilo directo. Hay contacto. Existe la posibilidad humana de poder pedir y recibir a una cierta velocidad. Existen diálogos, algo muy Platoniano.

    A los arquitectos nos toca desarrollar planeamiento, tener acceso y conocimiento de la ubicación de redes y servicios públicos, datos catastrales, propietarios afectados, propietarios colindantes, etc. Nos tocan trámites de habitabilidad que requieren dialogo directo en algunos casos por la complejidad del caso. Nos toca llevar a cabo deslindes, reparcelaciones, segregaciones. Nos toca acceder a expedientes de obras antiguos. Y todo ello, se ha rodeado de una falsa protección de datos como si fuéramos delincuentes o corruptos por generalización. Presuntos culpables de un mal uso de datos cuando el fin es lícito.

    Paradójicamente, se supone que aquellos sectores que si tienen acceso directo a determinados datos no se producen nunca actos inadecuados o situaciones de intereses cruzados. Y hasta corruptelas.

    Nuestra situación profesional de privacidad sistemática de datos produce retrasos en la actividad profesional de meses por estos motivos. Y, en general, es un desactivador de la rapidez económica de una sociedad. Un verdadero freno a un libre comercio no censurado paso a paso por las administraciones.

    Promulgo la urgente necesidad para activar la rapidez y la transparencia el sector de la edificación, el urbanismo y todo lo concierne a la actividad de profesionales, la necesaria existencia de la ventanilla única profesional. Es lo que necesitamos.

    Medios ágiles

    No podemos ni debemos hacer cola para un trámite profesional porque no somos usuarios. Se trata de poder trabajar y tener medios ágiles y rápidos que reviertan en rapidez y mejor servicio a la sociedad y al trabajo.

    No puede ser que un certificado urbanístico tarde hoy 4 meses, una licencia de obras 8 o 10 meses o más, y ningún ministro o conseller se rasgue las vestiduras para saber qué coño le pasa a este país. ¿O realmente lo que interesa es crear un gran poder administrativo intocable? ¿Un poder más alto que la propia clase política?

    La ventanilla profesional debería ser capaz de permitir agilidad entre técnicos o profesionales liberales y las administraciones. Debería facilitar el contacto para que un problema tuviera una solución ágil entre emisor y receptor sin pasar por 20 trámites telemáticos que, sepan ciudadanos, luego se reparten y se distribuyen manualmente hasta las mesas donde se atienden. Todo un prodigio de la ciencia. Y después, hasta se puede apartar de una carpeta digital un archivo que ha entrado telemáticamente, si hace falta.

    Si existiera una pantallita en las administraciones públicas, que explicara al ciudadano donde está su expediente, podrían tener la trazabilidad de lo qué pasa y darse cuenta del drama. Pero esto, queridos ciudadanos, no lo verán jamás porque las administraciones, ante la ley de Transparencia aplican la opacidad.

    Levantar la persiana de tu negocio y dar un buen servicio profesional, ágil y rápido no puede depender de que un arquitecto deba dedicar un 30% de su tiempo a los trámites telemáticos.

    He dicho. Por favor, colegios profesionales. ¡Hagan algo!

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