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    El ocaso de la Covid no frena las altas en la sanidad privada

    El año pasado 7.785 tarraconenses se dieron de alta en algún seguro de prestación de servicios de salud. El crecimiento se reduce con respecto a 2021, pero tres de cada diez ya se han pasado a la privada

    20 marzo 2023 14:29 | Actualizado a 21 marzo 2023 07:00
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    La explosión de la pandemia provocó que muchísimas personas, a causa de las desorbitadas listas de espera y de la cancelación de operaciones, contrataran un seguro de salud privado para agilizar el proceso. El desgaste que los servicios públicos, que se perciben infradotados, llevan años experimentando, hizo que las afiliaciones a las mutuas subieran como la espuma tanto en Tarragona como en Catalunya y en el conjunto del Estado español.

    Fuentes de la Unión Española de Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (Unespa), la asociación empresarial que agrupa a las entidades aseguradoras de España y que representa al 96% del mercado nacional de seguros, exponen que «los recursos disponibles son limitados; por lo tanto, hay que tener presente que la sanidad pública y la privada no son rivales, sino que pueden complementarse entre ellas».

    16.297 nuevas altas en 2020, 9.378 en 2021 y 7.785 en 2022. El nivel de incremento se ha visto reducido y parece que el factor pandemia se difumina y el aumento se acerca al de 2018, que fue de 7.982. Un total de 235.212 personas en la provincia ya dispone de un seguro privado –un 28,38% de la población–, por los 2.025.022 de Barcelona –un 35,79%–, los 205.616 de Girona –un 26,25%–, los 116.115 de Lleida –un 26,42%– y los 12.055.250 de España –un 25,32%–. Catalunya es un territorio en el que las mutuas han tenido cierto peso históricamente. Por ello, el porcentaje de asegurados en todas las demarcaciones del territorio catalán supera la media nacional.

    ¿Pero, es el coronavirus el único motivo por el que los seguros privados han tenido tanto éxito durante los últimos años? Para el presidente del Col·legi Oficial de Metges de Tarragona (COMT), Sergi Boada, «desde antes de la Covid, la tendencia ya era ascendente».

    «La contribución del sistema sanitario privado se puso de manifiesto especialmente durante el coronavirus, además, el seguro se distingue por ser un producto que se utiliza de manera recurrente, algo que otorga una fuerte sensación de servicios», apuntan fuentes de Unespa.

    Sin embargo, la delegada de la junta de personal del Hospital Joan XXIII de Tarragona, Marina Roig, expresa que «durante la pandemia, las mutuas prácticamente han desaparecido del sistema y ha sido la pública la que más ha aguantado».

    La patronal asegura también que «uno de los fenómenos que impulsa la contratación de seguros de salud es su creciente aceptación como mecanismo de pago en especie». Así, muchas empresas incorporan ya una mutua para sus trabajadores como un concepto retributivo complementario.

    «Toca cuidar la sanidad pública»

    UNESPA afirma que «los seguros médicos tienen éxito porque son productos que se comercializan a precios competitivos y accesibles». Pero, ¿realmente es accesible para una gran mayoría de la población?

    Para Roig, «si no se mejora la situación actual de accesibilidad a la sanidad pública y de acceso a los centros sanitarios, con más recursos y más profesionales, la situación se complicará porque no todos tienen recursos para un seguro». «Las listas de espera no han disminuido todo lo esperado porque el personal que hay es el que hay; lo que tocaría como sociedad es cuidar y mantener el sistema sanitario público para que funcione; si, a partir de ahí, alguien se quiere pagar una mutua, es totalmente libre», añade.

    En este punto, pueden aparecer desigualdades entre quien efectivamente pueda costearse un servicio privado y quien no tenga esa posibilidad. «Aun así, hay mutuas que no tratan determinadas patologías y derivan hacia la pública», confirma Roig. Boada remarca que «hay que actualizar el sistema sanitario público, ya que, si no, se favorece a un tipo de sanidad a la que no todo el mundo tiene acceso». En la misma línea, la vicepresidenta del Col·legi d’Infermeres i Infermers de Tarragona (CODITA), Núria Illamola, opina que «las instituciones deben replantearse la manera de organizar la sanidad para dar una mejor respuesta a la sociedad de la que se da ahora mismo».

    Los expertos coinciden en que el sistema debe reformularse para que no se creen desequilibrios

    «Es importante tener en cuenta que las atenciones que presta la sanidad privada son atenciones que se ahorra el sistema público; es una manera de aliviar la carga de trabajo», argumenta Unespa. «Es cierto y es algo deseable, ya que es un momento en el que la pública no va sobrada de recursos», indica Boada.

    Ante la demora del ámbito público, hay personas que optan por pasarse a la privada. «El ciudadano percibe falta de accesibilidad y de agilidad en la pública, y también hay presiones indirectas de las pólizas, que generan un mercado de low cost peligroso, hay que ir con cuidado», advierte.

    «También hay que poner de manifiesto que, sin el apoyo de los fondos públicos, mucha de la actividad privada sería casi imposible de mantener», defiende Roig. Normalmente, los centros privados suelen asumir aquellos casos que representan menos gastos y más rentabilidad, como pueden ser cirugías menores o tratamientos puramente ambulatorios. Los servicios públicos siguen quedándose aquellos más costosos y complejos como los tumores, las curas intensivas pediátricas o los trasplantes. «Gracias a estos conciertos, la privada recibe diez veces más ingresos de la pública que de sus hospitales, es un negocio», remarca Illamola.

    Desde CODITA, aseguran que «se defiende una sanidad pública, gratuita, accesible y universal; y si no se cambia la manera de gestionar la sanidad, se acabará creando una para pobres y otra para ricos».

    ¿Más aumento de la privada?

    Dada la situación actual, en que los facultativos demandan más personal y mejores servicios, el porvenir del sistema sanitario es aún una incógnita. «Yo creo que la sanidad se ve como un negocio, igual que la educación; son ámbitos atractivos para invertir y sacar tajada», apunta Roig. «Al final, puede ser que tengamos dos sanidades muy diferenciadas, y eso sí que nos preocupa», añade. Tal como expresa Boada, «es evidente que lo ideal sería que la pública pudiera atender a todos».

    En palabras de Roig, «hay que destinar los fondos a la red de salud, no a mantener a empresas públicas ni a modelos sanitarios que permiten la connivencia del sector público y privado, siempre en beneficio del privado». Hace pocos días, desde el Consell de Col·legis de Metges de Catalunya se elevó una carta al conseller de Salut, Manel Balcells, «advirtiéndole de que es necesario un marco regulatorio en la privada para que se garantice la actividad asistencial», explica Boada.

    La ‘fuga’ de ciudadanos se suma a la de los profesionales. De combinar los dos servicios a dedicarse exclusivamente al privado. Según el ámbito público, es el producto de años de recortes, hecho que propicia un descenso de la calidad de las prestaciones, así como de la percepción que la ciudadanía tiene de ellas.

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