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    «Si hay algo que os gusta, id a tope a por ello»

    Una ingeniera, un bombero y una oceanógrafa comparten con chicos de instituto cómo descubrieron su vocación

    22 marzo 2024 19:29 | Actualizado a 23 marzo 2024 07:00
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    De pequeña a Eli Bonfill costaba sacarla de la playa. Pensaba que sería maestra hasta que vio un documental que la hizo ir directa a buscar la palabra ‘oceanógrafa’. Decidió que ella quería ser eso y, aunque el camino la reservaba algunas curvas, finalmente lo consiguió.

    La experiencia de Bonfill fue una de las tres que pudieron escuchar presencialmente más de 200 alumnos de instituto ayer en el Aula Magna de la Universitat Rovira i Virgili (otros mil lo vieron por YouTube). Era la segunda edición de las E-Talks organizadas por Repte Experimenta y la URV.

    El objetivo de las charlas breves era acercar experiencias inspiradoras vividas por profesionales experimentados de diferentes disciplinas científico tecnológicas a alumnos de 4.º de ESO hasta 2.º de bachillerato. Se eligió esta franja de edad porque es cuando tienen que tomar decisiones sobre a qué querrán dedicarse en el futuro.

    Explicaba Bonfill que comenzó estudiando otra carrera, Biología, porque cerca de su pueblo no había dónde estudiar Ciencias del Mar. Pese a ello no abandonó, y con lo que ganaba trabajando como educadora ambiental pudo finalmente estudiar lo que quería. Hoy tiene una empresa que combina la divulgación científica y el submarinismo. A los chicos que acudieron a escucharla se lo resumía así: «si hay algo que os gusta, id a tope a por ello».

    Aunque el momento de descubrir la vocación no es algo que siempre llegue temprano en la vida. Es lo que le sucedió a Guillem Guinjoan, otro de los ponentes. Él estudió Ingeniería Química y estuvo unos años trabajando en lo suyo.

    Pese a todo, reconoce que no acababa de estar motivado. Conoció entonces a un bombero y comenzó a pensar en la idea de opositar al cuerpo de bomberos de la Generalitat. Con 30 años dejó su empleo para probar como bombero forestal: cambió un trabajo estable bien pagado por uno de tres meses. «No quería estar toda la vida en un trabajo por inercia», apunta.

    Aquella experiencia le dio la motivación que necesitaba y se decidió a preparar las oposiciones y las pruebas físicas. Eso sí, explica que tanto entonces como ahora, el haber estudiado ingeniería le ha ayudado a enfocarse en sus objetivos y afrontar los problemas.

    Pero también hay quien ha perseguido su vocación desde muy pronto, como Susana Prado, ingeniera informática y directora de una empresa tecnológica. Eso sí, recuerda cómo se interesó por la programación en una época en la que la gente no llevaba un móvil en el bolsillo (el primer aparato que tuvo pesaba un kilo y no le cabía en el bolso) y casi nadie tenía ordenador.

    A los chicos que ayer la escuchaban les puso los dientes largos con todo lo que viene en informática o telefonía móvil, pero hizo un especial llamamiento a las chicas: «pensadlo; hay buenos empleos y una necesidad brutal. Necesitamos la perspectiva de las mujeres».

    La sesión de ayer sirvió también para presentar al público Campus Experimenta, una plataforma de material didáctico gamificado dirigida a jóvenes entre 11 y 16 años con situaciones de aprendizaje que siguen el nuevo currículum en disciplinas STEM. Más información en la web campusexperimenta.eu

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