Tarragona licitará un proyecto para explotar la ruta de los primeros cristianos

Va a hacerse una diagnosis y un conjunto de propuestas para poner en valor este patrimonio, con la vista puesta en la creación de un circuito catalán, que atraiga a viajeros de todo el mundo

13 junio 2020 17:40 | Actualizado a 13 junio 2020 18:54
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La Tarragona romana, la ruta medieval, la modernista, la judía y un largo etcétera de propuestas que, más allá de la visita a los complejos Patrimonio de la Humanidad, siempre han quedado en un segundo plano cuando se habla de la oferta turística de la ciudad. Sin embargo, ahora el Ayuntamiento quiere priorizar una de estas propuestas. Se trata de la ruta paleocristiana o de los primeros cristianos de Tarraco. Un proyecto que quiere situar a la ciudad en el kilómetro cero del cristianismo en la Península y que busca atraer a viajeros de todo el mundo.

Según avanza la concejal del Patronat Municipal de Turisme de Tarragona, Laura Castel, «en breve» saldrá a licitación la redacción de un proyecto que servirá como punto de partida. «No nos estamos inventando nada, es algo que ya existe, pero por lo que nunca se había apostado, y que ahora queremos explotar», afirma. Este trabajo previo incluirá una diagnosis con actuaciones a corto, medio y largo plazo, que deben servir para darle el «impulso definitivo» y «dignificar» algunos de estos espacios.

El Patronat de Turisme trabaja en este proyecto codo con codo con el Museu Bíblic. Y, en concreto con su director, Andreu Muñoz, quien es el alma mater de la propuesta. «El objetivo es intentar revitalizar una ruta que de facto está creada y activa», explica. No obstante, según reconoce presenta «deficiencias importantes».

El relato se articula alrededor de cuatro espacios. Se trata del Amfiteatre, la Necròpolis, Centcelles y, finalmente, la Part Alta, con la Catedral, el Museu Bíblic y el Seminari.

«Tarragona es de las capitales referentes en el patrimonio paleocristiano y aquí tenemos documentados los mártires más antiguos de la península», explica Muñoz. Su ejecución fue en el año 221 en el Amfiteatre, el espacio en el que el obispo de Tarraco, Fructuós, fue quemado junto a los diáconos Auguri y Eulogi. Representa el punto de partida de esta ruta que ahora quiere potenciarse. Un espacio de culto durante la época de los primeros cristianos, que conserva restos de la basílica visigoda, sobre la que posteriormente se estableció la iglesia medieval de Santa Maria del Miracle. «Si ahora mismo este espacio tiene algún valor es este testigo martirial», añade.

La siguiente parada, la Necròpolis, el espacio en el que fueron enterrados los mártires y que constituye uno de los complejos funerarios más valiosos y desconocidos. «Se convirtió en una gran zona de peregrinaje, con gente de todas partes que venía a venerarlos», añade el director del Museu Bíblic. Sin embargo, la gran basílica martirial, con los restos de Sant Fructuós, está tapada y debería reexcavarse para que el público pudiera conocerla.

Centecelles, con la iconografía de los siglos IV y V, y la Acrópolis, con la Catedral y el resto de equipamientos situados en sus alrededores, constituyen otros de los puntos de interés. Muñoz se muestra convencido de que, para conocer la historia eclesiástica de la Península hay que visitar estos espacios. «Tarragona es el ombligo y tenemos el relato a partir del testigo de los mártires, lo que pasa es que nunca se lo han acabado de creer y necesitas coger a una empresa que lo traslade en un plan de mercado», añade.

Un proyecto más amplio

Más allá, el estudio que ahora ha encargado el Ayuntamiento, quiere poner negro sobre blanco en cuanto a las inversiones que deberían llevarse a cabo. «El producto es muy bueno, pero al final tienes unos déficits estructurales que necesitan de un plan de contingencia para poder salir a vender el producto con la cabeza alta», continua explicando. Sin embargo, el director del Museu Bíblic defiende que este puede suponer un antes y un después para el turismo de Tarragona.

Tan solo cuando se celebró el Any Jubilar de Sant Fructuós, alrededor de 50.000 peregrinos visitaron la ciudad. Ahora, incluso se está planteando esta propuesta para enmarcarla dentro de un ámbito más amplio, a nivel catalán, que permita crear una ruta de turismo religioso. Tarragona quiere presentarse como el kilómetro cero, el punto de partida que representa la historia antigua de la Iglesia.

Las iglesias de los Pirineus, la ruta del Cister y Ripoll constituyen la representación del pasado medieval. Mientras que, la ruta Ignasiana y Montserrat se inscribirían en la época moderna. Finalmente estaría la Sagrada Familia, una muestra contemporánea el año pasado registró unos 4,5 millones de visitantes. «Imagínate autocares de gente venida de todo el mundo que pudiera pasarse una semana recorriendo cada uno de estos espacios», concluye Andreu Muñoz.

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