Igualada, la ciudad de los carritos de la compra y de las mascarillas

La orden de confinamiento de la capital de la Anoia afecta a unas 70.000 personas

13 marzo 2020 20:20 | Actualizado a 13 marzo 2020 20:23
Se lee en minutos
Participa:
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
Comparte en:

Tras la conmoción que supuso el jueves por a noche la orden de confinamiento de unas 70.000 personas que viven en el área de Igualada, ayer sus residentes se levantaron con ganas de llenar las despensas y acudieron prestos, desde primera hora, a grandes superficies comerciales, algunos con mascarillas.

Xavi explicó que antes de las nueve de la mañana se encontraba ya en uno de estos establecimientos y, levantada la persiana, tuvo problemas para circular con uno de los carritos, porque había cola incluso para hacerse con uno de ellos.

Aunque el lugar estaba abastecido, notó que en la sección de papel higiénico y de papel de cocina había mucho menos material de lo habitual, con las estanterías prácticamente vacías, lo mismo que le pasó al matrimonio formado por Josep y Teresa en otra tienda en la otra punta de la ciudad.

Josep mostró su hartazgo por el comportamiento de algunas personas, «porque hay mucho nerviosismo y se nota en el ambiente», aunque también dejó caer que, si bien la capital de Anoia vivió ayer una jornada «diferente», hay «fábricas abiertas, gente tomando un café e incluso alguna que otra pareja de jóvenes besándose como cada día en plena calle».

En el mercado de la Masuca, Ester contaba que ha visto algunas paradas cerradas, como una a la que acude habitualmente, en la que venden fruta, y cuyos propietarios son originarios de Cervera (Lleida) y no han podido entrar en la localidad.

Como cada viernes, agregó, la mayoría de los compradores eran personas mayores, con sus carros, con algunas paradas con muchos usuarios, especialmente, las que despachan carne.

Por otra parte, señaló que en una tienda del Área de Guissona que el jueves no había ni un producto, ayer pudo comprar todo lo que quiso porque llegó un camión a primera hora con alimentos nuevos.

Nuri, una jubilada de más de 80 años, pospuso su habitual visita de los viernes a la peluquería, en un momento en el que ya tiene interiorizado que no verá a su hijo David y a sus nietas porque viven en la cercana La Torre de Claramunt, fuera de la zona afectada.

Por su parte, Joan, otro jubilado en la sesentena, veía con cierta preocupación la paralización de las obras de la cocina y el lavabo de su casa, que están llevando a cabo desde hace unos días una cuadrilla de paletas de Carme, otro pueblo de Anoia no afectado por el confinamiento. Además, se da la circunstancia de que desde el inicio de estos trabajos vive en casa de su hija Míriam y ahora cree que deberá prolongar su estancia allí, donde dos de sus nietos jugaban esta ayer en el patio.

Marta, con tres hijos en la veintena, a los que no verá al menos en quince días, porque dos de ellas estudian en Barcelona y allí se encuentran y el mayor está trabajando en Londres, dijo que a lo largo de la mañana se oía «el silencio de cuando nieva», porque notó que ha descendido el habitualmente bullicioso tráfico de Igualada.

A pesar de que los establecimientos de alimentación han visto vieron aumentar sus ventas, algunos gimnasios han optado por cerrar y tampoco han abierto algunas gestorías, que, sin embargo, se han comunicado a través de correo electrónico con sus clientes para informarles de que por este canal podían ponerse en contacto con ellos.

Comentarios
Multimedia Diari