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Más de 30 muertos en un ataque israelí junto a un centro de ayuda

“Son una trampa mortal”, denuncia la ONU tras el “atroz crimen” en un punto de distribución de comida en Gaza que el ejército hebreo niega

Foto: EFE

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Gaza es como un campo minado. No queda un metro cuadrado seguro. Al menos 31 personas murieron ayer en los alrededores de un centro de distribución de comida bajo control de una entidad privada avalada por Estados Unidos e Israel. Aunque Tel Aviv niega haber ordenado el ataque, los testigos relatan así el infierno: “Había mucha gente, era un caos, gritos y empujones. El ejército disparaba desde drones y tanques”, contó Addalá Barbaj, uno de los gazatíes que había acudido en busca de alimento.

“Varias personas murieron delante de mí. Corrí y me salvé. La muerte te persigue mientras sigas en Gaza”, apuntó otro ciudadano, Sameh Hamuda, que había recorrido más de 25 kilómetros a pie para tener algo con lo que llenar el plato.

En la Franja, el hambre mata por inanición o por un disparo. «Son una trampa mortal«. Así calificó estos centros de recogida de alimentos el comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, Philippe Lazzarini. “Lo demuestra este atroz crimen con muertos en masa”.

La cirujana británica Victoria Rose, que trabaja en el Hospital Naser, calificó lo sucedido como una “carnicería”. “Todas las camas están ocupadas –añadió– y todos tienen impactos de bala”.

La Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), encargada de la distribución de la ayuda desde que Tel Aviv levantó hace unos días el bloqueo, negó que hubiera habido un ataque de Israel y atribuyó lo ocurrido a un invento del movimiento islamista palestino Hamás. Pero no convenció a la ONU.

En un comunicado publicado en su cuenta de la red social X, Lazzarini denunció el «sistema humillante« con el que esta organización opera al margen del derecho internacional, y que “ha obligado a miles de personas hambrientas a caminar decenas de kilómetros hasta una zona prácticamente pulverizada por los intensos bombardeos del Ejército israelí”.

Lazzarini defiende que “las entregas y distribución de suministros se realicen a gran escala y de manera segura”, algo que, según él, “en Gaza solo puede hacerse a través de Naciones Unidas”. Instó una vez más a Israel a levantar el asedio y permitir a la ONU “un acceso seguro y sin trabas para que la ayuda llegue y se distribuya sin altercados”.

Israel, con el apoyo de EE. UU., creó su propia agencia de reparto para distribuir alimentos y, según argumentó, evitar que llegaran a manos de Hamás. La ONU ha negado sistemáticamente que sus canales de distribución beneficien al grupo islamista.

Más asaltos a camiones

La ayuda humanitaria llega con cuentagotas. Por segundo día consecutivo, más de 70 camiones fueron saqueados cerca de Jan Yunis. Miles de personas, desesperadas, cortaron las carreteras y se llevaron sacos de harina, azúcar y legumbres.

Apenas han accedido a la zona unos 200 camiones, frente a los 500 diarios que entraban antes del bloqueo. Y nada indica que la situación vaya a cambiar a corto plazo.

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, calificó de «inaceptable« la contrapropuesta de alto el fuego de Hamás, que a cambio de liberar a rehenes exige una tregua permanente y la retirada del ejército hebreo.

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