Cultura
Las piedras de los pescadores del Museu Pau Casals de El Vendrell
El músico acordó pagar por ese material para compensar cuando el temporal impedía faenar

El suelo del mirador del Museu Casals con piedras de playa.
El museo Pau Casals de El Vendrell, en la playa de Sant Salvador, además del homenaje a la obra del violoncelista y humanista que muestra una emocionante trayectoria vital en la música y contra la guerra y los totalitarismos, cuenta además con curiosidades que pasan desapercibidas para la mayor parte de los miles de visitantes y que sin embargo tienen un gran simbolismo.
Sobre uno de esos elementos pasean los visitantes en el mirador a la playa. La vista y la emoción invita a mirar al mar por un lado y al jardín por el otro. Pero hay otro elemento que tiene un valor que demuestra la grandeza de Pau Casals.

Casals pagó las piedras en los días que el temporal impedía faenar.
Está en el suelo. El pavimento de ese mirador está formado por las redondeadas piedras de la playa. Una elección que no fue casual. Ni por estética ni porque en la zona hubiese una gran cantidad de esas piedras.
Casals siempre tuvo el aprecio de sus vecinos. Esa estima ya valió para que durante la Guerra Civil no se destruyese el órgano de la iglesia, ya que era ‘el de Pau Casals’.
El violoncelista ayudó a muchos represaliados y vecinos que tuvieron que exiliarse. También le confortó las cartas que recibía cuando él estaba en el exilo.
Pero ¿y las piedras en el suelo del mirador?
Hubo una época que en la playa de Sant Salvador había pescadores que tenían en el mar su sustento familiar. Y en los días de temporal no podían salir a faenar, lo que era un contratiempo para unas economías muy débiles.
Aquel puerto tuvo una gran importancia para eludir el bloqueo británico.
Pero tiempo después la actividad pesquera siguió unas décadas.

Son miles las piedras utilizadas para el suelo del mirador
Pau Casals ofreció a los pescadores que en los días que no saliesen a pescar le trajesen piedras de la playa y que las pagaría a peso. El violoncelista universal evitó dar un dinero a cambio de nada, ya que consideró que podía molestar a aquellos hombres de la mar, pero pagó por un trabajo.
Esas piedras decoran hoy el suelo del mirador del que es Museu Casals en la playa de Sant Salvador. Son una muestra de la solidaridad que pasa desapercibida, como muchas de las acciones que impulsó de manera discreta y silenciosa, pero que le valieron para el gran aprecio y respeto popular.