Y Cunit perdió los jardines de Forestier

Los arbustos y las hojas secas ocultan antiguos enlosados y bancos de cerámica mordidos por el paso del tiempo. No falta la suciedad y las huellas del vandalismo. Cuando se desconoce la historia ni se aprecia ni se respeta.

Sucede con lo que fueron unos flamantes jardines diseñados por el paisajísta Jean Claude Nicolas Forestier (1861-1930).

Ciudades de Francia, Estados, Unidos, Argentina, Cuba, Marruecos y España presumen de jardines diseñados por Forestier. Cunit los dejó caer en el olvido y la degradación.

Esa extensa zona, junto a la masía de Cal Pla, también en ruinas, tiene su origen vinculado al edificio. Pedro Garcías, que impulsó la reforma de la histórica masía quiso añadirle unos jardines singulares y recurrió al ya prestigioso Forestier.

La fortuna de Garcías, que en 1918 era propietario de una naviera que realizaba la ruta Palma–València–Barcelona, permitió la obra. El paisajísta ya tenía unos elevados honorarios y una amplia cartera de proyectos internacionales.

El grupo de investigación local de Cunit, Delmacio de Conito, explica que entre 1915 y 1923, Forestier visitó en diversas ocasiones Barcelona invitado por el Ayuntamiento para proyectos como los Jardins de Laribal en Montjuic, la Font del Gat, el Teatre Grec, los jardines de Miramar, el parque del Guinardó y el jardín de la antigua plaza de la Ciutadella.

Delmacio de Conito señala que en el marco de algunas de esas visitas llegase a Cunit, quizá invitado por Garcías para exponerle su idea de un gran jardín. Con sus pasillos, una cúpula, bancos, un estanque, zonas de sombra...

Ahora se ha cumplido un siglo de aquel sueño que se hizo realidad en forma de gran jardín romático que ideó Jean Claude Nicolas Forestier que además fue creador, ente otros, del Parque de María Luisa (Sevilla), los jardines del palacio de Liria, de los duques de Alba (Madrid) o los del palacio de la Magdalena (Santander), entre otros muchos por España y el resto del mundo.

Aquel jardín romántico es hoy un espacio invadido de ramajes, dejadez y vandalismo. Ni en el recuerdo quedan las fiestas que acogió. Solo el plano ortiginal permite imaginar lo que fue. Un rectángulo irregular de 152 metros de largo per 60 en la parte más estrecha y 88 en la ancha. Un total de 9.800 m². Pequeño en comparación con otras creaciones de Forestier por el mundo, pero de un gran valor.

El propietario de la masía quiso que aquellos jardines plasmasen la elegancia que el propietario de la masía quiso mostrar a sus amistades desde la década de los años 20 hasta 1936. Ese año la masía y su entorno fue ocupado por milicianos anarquistas.

Los jardines tienen así su origen en la históruca masía que también encierra una singular historia relacionada con la navegación y que fue ganada en una partida de póker.

La masía original tiene cinco siglos, pero fue restaurada y ampliada con un estilo modernista tras su compra en 1915 por una sociedad Fábregas – Garcías y en 1918 pasó a manos de Pedro Garcías Seguí, que fue quien la transformó por completo destacando el torreón octogonal. Pasó a llamarla Miralmar.

Sobre la masía y aquellos jardines hay hoy un proyecto de camping y piscina para hacer surf.