¿Qué fue de los maquis de las montañas de Prades?

En las montañas de Prades, del Montsant o de los Ports todavía resuenan las historias de los maquis. La leyenda de los barbuts sigue viva entre los habitantes de Falset o de Reus. Quizás ha llegado el momento de volver a transitar aquellos caminos y reconocer que, tras las sombras del mito, hubo personas que resistieron como pudieron, entre el miedo, la esperanza y la dignidad.

Este jueves, 13 de noviembre, el Celler de Vila-seca proyecta Maquis a les muntanyes de Prades, con dirección de Toni Orensanz (2024), dentro de la programación cultural de otoño (19 horas). 

La idea del documental, una coproducción de Canal Reus TV y La Xarxa, partió de Lluís Colomés, médico jubilado y apasionado excursionista, quien en sus escapadas fue localizando los espacios de los guerrilleros. Orensanz explica que de esas rutas y de la curiosidad surgió la propuesta: aproximarse al fenómeno del maquis desde una perspectiva local. Así nacieron tres capítulos que exploran la huella de la guerrilla antifranquista en las comarcas del Camp de Tarragona. «Más allá de la propaganda política, que decía que eran unos bandoleros y unos asesinos. Más allá de la foto general, desde la perspectiva del territorio, es como si el tema estuviera poco trabajado. ¿Eran muchos? ¿Eran pocos? A partir de aquí, nos aproximamos a las montañas de Prades».

El fenómeno de los maquis, tal como indagan los documentales y cuenta Orensanz, se divide en dos tipos de partidas. Por una parte, «los hombres que, al finalizar la Guerra Civil, se quedaron ‘colgados’ en la montaña. De izquierdas, algunos se escondieron porque temían la represión, otros porque no lograron exiliarse». Por otra, los guerrilleros «vinculados al Partido Comunista que, tras la Segunda Guerra Mundial, cruzaron la frontera desde Francia con la intención de derrocar el régimen franquista».

Los documentales combinan entrevistas, testimonios y recreaciones históricas realizadas con el grupo Ejército del Ebro. Los dos primeros capítulos se centran en los Patacons, un grupo de Reus que durante años ha alimentado la leyenda popular. «En un momento determinado, el régimen consideró que los tenía que matar. En zonas del Priorat, la Serra de Montsant y Prades se produjo un despliegue de guardias civiles y del ejército». Orensanz puntualiza que si bien en un primer momento se hablaba de guerrilleros, posteriormente el régimen los etiquetó como bandidos. Es decir, le interesaba que fueran vistos como criminales comunes, ladrones de gallinas. Sí que iban armados y tuvieron una trifulca con la Guardia Civil, pero no hicieron grandes acciones de terrorismo político. Más bien era una cuestión de supervivencia».

El tercer episodio aborda a otros «grupos con un componente más político, como el del Cisquet d’Olot o el de Teixidó, quienes actuaban de forma coordinada y con objetivos claros: realizar atentados contra dirigentes falangistas e infundir miedo».

Sin embargo, más allá de los nombres y de los hechos, el proyecto audiovisual invita a reflexionar sobre el silencio y el estigma. «La distorsión de guerrillero a bandido todavía pesa en la memoria colectiva», concluye Orensanz.