Cultura

La magia de ser músico en la calle

Los artistas sin techo ni escenario reivindican la complicidad que comparten con los ciudadanos en las aceras de toda Tarragona

La magia de ser músico en la calle

La magia de ser músico en la calle

Marc Libiano
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«Una chica que era enfermera y por las tardes limpiaba casas para poder mantener a su hijo, me hizo un bizum de 20 euros para agradecer mi música». Las palabras de Cesc Giralt (alias Bluesy Loops) confirman que actuar en la calle permite momentos de gratitud. «Muchas veces estas ahí, con tus canciones, y ni siquiera nadie te mira, pero también hay espacio para la magia y la admiración de los ciudadanos», comenta Nico, Ixtlan como marca artística.

Los dos frecuentan las calles de Tarragona durante el invierno. Enseñan sus habilidades sin techo ni escenario, a pie de asfalto y dispuestos a sacar algo de beneficio económico para pagar algunas facturas y sobrevivir ante la exigencia del mundo actual. Sus repertorios no entienden de improvisación, disfrutan de un ensayo previo de horas y horas en casa. «No puedes salir a la calle sin tener nada controlado, por lo menos en mi caso, me tomo muy en serio este trabajo», reflexiona Nico, que además de controlar la guitarra eléctrica, domina los loops para introducir distintos instrumentos a la vez a sus espectáculos.

Cesc Giralt suele situarse en la Rambla Nova los meses de invierno. El frío no le asusta ni le apaga la pasión por el ritmo. En su posición de batalla le acompañan un cartel de «gracias» y otro de «bizum». Nadie conoce que alrededor de un 15% de lo que ingresa este músico callejero proviene de ahí, de esos pagos digitales.

Arropado a su guitarra, deleita con sus dedos y canta versiones del rock anglosajón más universal y reconocible, desde Eric Clapton a Led Zeppelin. Posa junto a una alfombra de Bob Marley, uno de los referentes musicales que venera desde la infancia. Cesc empezó a curiosear con la guitarra a los 14 años y hoy se trata de una forma de entender la vida. Hasta el punto que en la temporada alta de verano realiza bolos por hoteles, cámpings o cualquier recinto turístico que le reclame.

La opción de abonar la propina a nivel digital le ha generado alguna que otra sorpresa como la de la chica enfermera de Tarragona, aunque hacer vida en la calle permite muchísimas más curiosidades. «Una vez, una mujer se me acercó mientras estaba interpretando una canción, me ofreció un sobre y me dio las gracias. Cuando acabé, lo abrí y había una dedicatoria y 50 euros», rememora. Incluso, la ubicación casi fija que ocupa durante más de dos meses hace que «tengas una clientela más o menos fija».

Cesc ultima los detalles de su nuevo show antes de volver a la Rambla Nova este próximo mes de noviembre. En una situación similar se halla Nico, Ixtlan para sus seguidores. Éste ya había pisado las calles de Italia y ha situado su punto de influencia justo en la zona del Parc Central.

«Sin duda hay situaciones que no esperas y que te provocan mucha satisfacción. Por ejemplo, un grupo de chicos con Síndrome de Down se pusieron a bailar ahí delante mío durante un buen rato y eso me generó mucha alegría. Cuando se fueron dejaron su propina, hicieron ese esfuerzo que les agradecí mucho», asegura el protagonista.

Además de su guitarra eléctrica, Nico planta un atril con una mesa de mezclas para combinar distintos sonidos durante sus actuaciones callejeras. El músico utiliza sus redes sociales personales para crear tutoriales sobre lo que practica y activar el contenido de su obra. «El talento de un músico está en cualquier lado, también en la calle. El éxito no implica tener más talento que otros», reflexiona.

Por otro lado, en la calle Llovera de Reus, uno de los centros neurálgicos de la ciudad, una chica, que prefiere mantener el anonimato, se dispone a tocar su guitarra acústica, a pesar de que el goteo de gente resulta escaso. «La calle te da una magia que es imposible que tengas en otros sitios», insiste. Su voz confirma que detrás de la soledad del momento existe una artista de pies a cabeza.

«Una vez se armó revuelo porque hay gente que se cree que nos forramos en la calle y ni mucho menos», reafirma Cesc Giralt con respecto a los beneficios que facilita la actividad. Nico, en su cuenta de Instagram, reivindica también esa cuestión; nadie se hace rico en las aceras. Los músicos sin techo ni escenario encuentran un lugar perfecto para exponer sus capacidades a pesar de la ignorancia que a veces sufren.

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