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Toni Sánchez: «En la sociedad hay cierto runrún de impunidad hacia el crimen»

El tarraconense regresa con 'Atrapada en la oscuridad’, una novela que se adentra en los laberintos del subsuelo madrileño

Toni Sánchez Bernal, autor de ‘Atrapada en la oscuridad’.​

Toni Sánchez Bernal, autor de ‘Atrapada en la oscuridad’.
Javier Ocaña/Planeta

Glòria Aznar

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Tras Ofensa al frío, Toni Sánchez Bernal (Tarragona, 1990) vuelve con Atrapada en la oscuridad (Planeta), un nuevo thriller que explora temas como la impunidad, el poder, la inmoralidad, el duelo y el deseo de venganza.

Es una novela madrileña, pero no únicamente.

Cierto. Al final, la cabra tira al monte como dicen y no te negaré que tenía muchísimas ganas de situar alguna ficción en Tarragona. En esta ocasión es una novela muy madrileña, pero a la mínima que tuve una excusa para incluir un capítulo... y además es un capítulo grave dentro de la trama, pensé que tenía que transcurrir en Tarragona. Me hace ilusión, en primer lugar por lo personal, pero también creo que Tarragona es un escenario sin igual.

Un escenario romano. Pero Madrid tiene un subsuelo sorprendente.

Seguro que Tarragona esconde muchos otros secretos porque es historia viva, pero Madrid, en el subsuelo, esconde 100.000 misterios y todos ellos reales, todos los que aparecen en la novela existen. Por ejemplo, hay un pasillo secreto en el Ateneo, donde si tocas una muesca en la pared te encuentras unos ladrillos que cierran otro conducto que lleva al Congreso de los Diputados, por el que no pasa nadie desde hace décadas. Y escribir esta novela ha sido sacar a mi niño interior a jugar porque desde siempre todos los espacios secretos me han fascinado. Recuerdo de pequeño cuando iba a la biblioteca pública o a la tienda de cómics, Tarraco Cómics, que están en la calle Gasòmetre, me parecía fascinante que debajo mío hubiera una cueva. O sea, no me parecía que hubiese algo más chulo en la vida.

¿Es posible vivir otra vida, más oscura, en ese subsuelo?

Me gusta ofrecer estos matices de grises de la realidad. Tenía varios temas cuando enfrenté la escritura de este proyecto. Uno de ellos era materializar, de alguna manera, en un espacio físico la sensación que creo que se vive en nuestros días. En la sociedad hay cierto runrún de impunidad hacia el crimen. No nos creemos que un criminal vaya a pagar por lo que ha hecho. Y eso me hizo pensar sobre cuál es la verdadera justicia. Me apetecía reflexionar sobre ello.

Para eso tiene a Tania, para saltarse la ley (o casi).

Conjuga muy bien con Arturo Yani, que es un policía novato, idealista, que tiene muy presente que es un servidor público y como tal siente la responsabilidad sobre sus hombros de ser intachable éticamente. Pero la vida es muy difícil, está llena de grises, por lo que la pregunta que se les plantea es si es posible seguir siendo buena persona pese a todo y contra todo, si se puede salir indemne de la lucha contra el mal.

Héroes muy humanos o antihéroes.

Lo interesante de Tania es que tenemos a una inspectora de mediana edad que mientras está liderando a un equipo de la policía que investiga el caso del asesinato de Cristina Hidalgo, ha de lidiar con una separación, su hijo pequeño de ocho años se ha ido a vivir con el padre y eso la hace sentir culpable porque en el imaginario colectivo está el cliché de que los hijos se tienen que quedar con la madre. No obstante, ella es consciente de que el padre tiene más facilidades para conciliar la crianza y el trabajo. Además, tiene su hijo mayor, de 21 años, adicto. Amar a un adicto es un dolor atroz que te consume por dentro.

¿Por qué tártaro?

Es una cárcel de la mitología. Quería hablar sobre los cautiverios porque tenemos el físico, pero también se habla mucho en la novela del cautiverio mental que quizás es el más atroz de todos. Es algo que se aprecia mucho en todos los personajes, pero sobre todo en Arturo Yani, que arrastra un pasado de los que te marcan para toda la vida. Cómo vives tu vida cotidiana queriéndote sentir normal, queriendo llevar una vida normal, pero en realidad sintiéndote disfrazado de persona normal. En realidad llevas una tormenta mental dentro de ti que se te hace la vida cuesta arriba.

Pero la sociedad nos obliga a ignorarlo, a seguir adelante.

Totalmente. Y a veces conviene parar, tomar aire y, sobre todo, vivir en el presente.

¿Se ha inspirado en algún hecho real? Natascha Kampusch, por ejemplo.

Pues no hay ningún caso concreto, aunque sí algunos que podemos ver en televisión. Te contaré una anécdota personal de hace unos años. De repente, cuando tomaba anotaciones dispersas para la novela, un día, por la calle, vi una basura repleta de pañuelos de papel manchados de sangre. Y pensé, obviamente no debe ser nada criminal porque si no ya estaría aquí la policía acordonando la zona. Pero imagínate que se analizaran los restos de sangre y pertenecieran a alguien desaparecido hace, yo qué sé, tres décadas, ¿dónde ha estado todo ese tiempo? ¿Cómo puede ser que en tres décadas no se le haya encontrado? Todo eso me encendió el motor de la creatividad.

¿Ha llegado a alguna conclusión sobre la justicia y la venganza?

Es una línea muy fina y delicada. Es cierto que a veces, la justicia debería ser un poco más hábil. En el tema de los narcopisos, por ejemplo, que además se trata en la novela. Desmantelar un narcopiso es muy, muy complicado y cuando por fin se cierra uno, se abren dos en la misma calle, lo que hace que la vida se haga muy complicada para gente humilde y trabajadora. Yo lo he sufrido, no en mis propias carnes, pero sí tengo amigas que han tenido que cambiar de residencia o de comercio por este tema. Cuando uno se encuentra ante estos dramas humanos porque ves a la gente pinchándose al lado de un colegio y de comercios de personas que está pagando sus impuestos y luchando por salir adelante, sí que piensas, ¿realmente no se podría hacer algo un poco más ágil?

¿Ve una película o una serie en la novela?

Como tengo la faceta de cineasta, muchos me lo preguntan. Pero cuando se me ocurre una idea me hago la pregunta de cuál es el medio idóneo para esa historia. Si hubiese pensado que Atrapada en la oscuridad hubiera sido mejor como serie o película, habría escrito un guion de largometraje o de serie. Enseguida vi que tenía que ser una novela.

¿Por qué escogió Cuba para estudiar cine?

Es un sueño que tenía desde los 16 años. En aquel entonces la gente me decía que tenía que ir a Cuba, donde estaba la mejor escuela del mundo, fundada por García Márquez, ¡semejante nombre! Aquello se quedó en mí como una fantasía hasta que estudiando en Alicante, justamente ese año, porque no se repitió después y no se había hecho antes, se ofertaba una beca para ir a estudiar guion a Cuba. Cuando me la concedieron me entró el pánico escénico, pero después fue un sueño cumplido.

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