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Claire Fuller: «La libertad es distinta para cada persona»

Manipulación, mentira y aislamiento en ‘Els nostres infinits dies comptats’, la primera novela que escribió la británica y que ahora publican Les Hores e Impedimenta

Claire Fuller, escritora

Claire Fuller, escritoraADRIAN HARVEY/Cedida Les Hores

Glòria Aznar

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Peggy Hillcoat tiene ocho años cuando su padre, James, obsesionado con la supervivencia, la lleva a una cabaña aislada en medio de un bosque y la convence de que el resto del mundo ha sido destruido. Allí construyen una vida solo para ellos hasta que casi una década después, todo se acaba... Els nostres infinits dies comptats/Nuestros días serán infinitos, de Les Hores, en catalán, e Impedimenta en castellano, es la última novela publicada de Claire Fuller (Oxfordshire, Inglaterra, 1967), aunque fue la primera que escribió. Una obra que en el Reino Unido llegó a las librerías hace diez años y de la que ahora se trabaja en una posible película, todavía por confirmar. «Estoy muy emocionada. Me encantará ver cómo crean la atmósfera dentro del film», dice Fuller.

En su primer libro ya tiene una visión apocalíptica, una atmósfera claustrofóbica.

Las historias distópicas y apocalípticas siempre me han interesado, tanto leerlas como escribirlas.

¿Diría que ha sobrevivido bien al paso del tiempo? Continuamos teniendo la amenaza nuclear...

Sí, es relevante actualmente porque en muchos países hay personas preocupadas por el futuro. De hecho, mientras me documentaba para la novela investigué sobre gente que se aísla y recopila material por si llega el fin del mundo. Me ha llamado mucho la atención.

Entre padre e hija hay sentimientos encontrados, amor y miedo.

En el escenario de aislamiento es una relación muy complicada porque aunque nuestros padres tomen decisiones erróneas, al final no dejan de ser nuestros padres y lo hacen por nuestro bien, con la mejor de las intenciones, aunque no sea correcto. Y una de las cosas de las que tienen miedo es de que sus hijos se vayan, por ejemplo.

La libertad es diferente para padre e hija. ¿Qué es para usted?

Es diferente para cada uno de nosotros. Es intrínseco a la naturaleza humana desear lo contrario de lo que tenemos. Si estamos en casa, la libertad será salir y al contrario.

¿Qué es más difícil, la supervivencia física o la emocional?

Ambas. Es decir, una no puede ir sin la otra. Por mucho que tengas suficiente comida, todos los recursos, si no eres suficientemente fuerte, no podrás sobrevivir. Me ha gustado mucho decidir cuántas cosas les dejaba a los personajes para poder sobrevivir, como las tinas o cubos, dos pero con agujeros.

¿Qué papel juega el bosque?

Quería, sobre todo, que el bosque fuera un personaje más y que tuviera un papel ambiguo porque muchas veces puede ser bueno, puede ayudar a Peggy, proporcionarle alimentos, pero a la vez puede ser malo porque hace que se tropiece cuando está intentando huir.

¿Cómo le ayudó esta novela a escribir ‘La memòria dels animals’?

No me ayudó a escribirla, aunque sí que fue como volver atrás, como volver a visitar este escenario postapocalíptico de estar encerrada en un lugar, de supervivencia y de estar conviviendo con alguien que pensabas que era de una determinada manera, pero que en realidad no conoces en absoluto. Son dos novelas que se reflejan una en la otra.

Hay una línea entre lo real y lo imaginado...

Fue una decisión deliberada. Igual que con la ambigüedad del bosque, me gusta tanto leerla como escribirla en mis novelas. Es decir, no siempre ato todos los cabos para que el lector haga su trabajo y tome decisiones. Tiene que imaginarse cómo acaba el libro.

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