Mercado de fichajes
Cedric, Baselga y un viernes que ya es historia en el Nàstic
El conjunto grana anunció en un solo día el fichaje de dos de los delanteros más codiciados y la venta de Antoñín Cortés al Korona Kielce
El Nàstic ha dado un golpe sobre la mesa de los que retumban en toda la Primera RFEF. Un acto de fuerza en pleno mes de julio que transforma la planificación grana en un proyecto más ambicioso, más afilado, más temido. Fichar a Cedric Omoigui y Marcos Baselga el mismo día es una doble operación que, hasta hace horas, escapaba a cualquier lógica. Pero el Nàstic ha trabajado con sigilo para firmar a dos de los mejores atacantes de la categoría.
Eso sí, nada de esto habría sido posible sin la venta de Antoñín Cortés al Korona Kielce de Polonia, un traspaso que alcanza los 300.000 euros (más otras variables opcionales) y que, unido a la masa salarial que libera el malagueño, ha permitido cerrar dos incorporaciones de mucha categoría.
El punta andaluz llegó el pasado verano procedente del Lugo y encontró en Tarragona un escenario ideal para su renacer. Volvió a ser ese delantero potente y letal que hizo estragos en el fútbol profesional. En total, fueron 10 goles los que firmó un Antoñín Cortés que, nada más abrirse el mercado, empezó a recibir tentativas del extranjero. Ya en invierno tuvo opciones para salir, pero eligió continuar en Tarragona. Esa fidelidad no se ha repetido en esta ventana estival.
El malagueño sentía que su etapa en el club había terminado y que jugar en la Primera División de Polonia era un reto estimulante. El Nàstic no quiso poner trabas, pero siempre dejó claro que solo aceptaría una oferta a la altura. Así ha sido: el Korona Kielce presentó hace unos días una propuesta que alcanzó las expectativas y permitió cerrar un acuerdo definitivo.
Con las salidas de Pablo Fernández y Antoñín Cortés, el Nàstic perdía 25 goles. Pero la respuesta ha sido inmediata, firme y ambiciosa. El club ha cerrado a dos de los delanteros más cotizados de la categoría, autores de 22 dianas la pasada campaña entre ambos.
Cedric Omoigui y Marcos Baselga son, desde ayer, nuevos jugadores del conjunto tarraconense. Dos atacantes con nombre, recorrido y gol, que estaban en el radar de los mejores equipos de Primera RFEF y que, pese a la competencia, han decidido comprometerse con el club del Nou Estadi Costa Daurada.
Una apuesta doble por el talento ofensivo que sitúa al Nàstic entre los grandes favoritos al ascenso incluso antes de que ruede el balón. No hay dudas ni excusas: sobre el papel, pocas delanteras podrán competir con el talento y los goles de estos dos fichajes. Números de élite.
Ambos movimientos responden a un plan muy definido de la dirección deportiva, encabezada por Noé Calleja, que ha hecho valer su conocimiento del mercado, su capacidad de seducción y el contexto actual del club: un Nàstic con estabilidad, ambición y una ciudad volcada.
Cedric, tres años de grana
Cedric, procedente del Fuenlabrada, firma por tres temporadas. El delantero nigeriano anotó diez goles en 33 partidos la pasada campaña, mostrando regularidad, capacidad de asociación y un instinto depredador que sigue intacto a sus 30 años. Con una trayectoria amplia en España —desde su formación en el Mallorca hasta su paso por el Racing de Santander, Valencia Mestalla y el propio Fuenla— ha superado la barrera de los 80 goles como profesional entre Segunda, Segunda B y Primera RFEF.
Su llegada aporta más que cifras: aporta presencia, experiencia y jerarquía. Un delantero zurdo, potente, que cada vez entiende mejor el juego. Un ariete que se mueve bien entre líneas y que supondrá un salto cualitativo para el ataque tarraconense. Además, suma tres ascensos a Segunda División: con el Mallorca (17/18), Fuenlabrada (18/19) y Racing de Santander (21/22).
Cedric se convertía por la mañana en el séptimo fichaje oficial del verano, pero lo que pocos esperaban es que aún faltaba otra incorporación de postín. Llegaría ese mismo viernes, tras anunciarse la venta de Antoñín. Era el golpe definitivo.
Baselga, de verdugo a ídolo
El octavo fichaje del verano fue Marcos Baselga, uno de los grandes protagonistas del pasado curso con el Arenteiro y otro delantero muy cotizado. El maño, de 26 años, firmó 12 goles y dejó una actuación inolvidable en tierras gallegas: su hat-trick en el 4-0 al Nàstic el pasado mes de octubre.
Aquel partido fue su carta de presentación definitiva, aunque ya había dejado huella en equipos como el Atlético Baleares, Zamora, Calahorra o Sabadell. Formado en la cantera del Real Zaragoza, Baselga combina movilidad, explosividad y olfato. En Arenteiro creció, maduró y se ganó el interés de numerosos clubes, pero eligió Tarragona por convicción.
Su fichaje no fue sencillo, pero el Nàstic se movió con agilidad y se adelantó a todos sus competidores. Marcos Baselga es ya uno de los delanteros más prolíficos de la Primera RFEF pese a su juventud. Basta con revisar su trayectoria: 34 goles, cuarto máximo goleador desde la creación de la categoría.

Marcos Baselga celebra un gol con el Arenteiro.
Complementarios y letales
El impacto de estos fichajes es inmediato. Cedric y Baselga no solo elevan el nivel del equipo: dan un salto competitivo, amplían los recursos ofensivos y generan respeto entre los rivales. Son perfiles distintos, pero perfectamente complementarios. Encajan en la idea de juego de Luis César, técnico con experiencia, gusto por los ataques estructurados y delanteros inteligentes.
Cedric disfruta con libertad en el frente ofensivo; Baselga es un tiburón del área. De esos que se fabrican sus ocasiones y viven para el remate.
El golpe de efecto está dado. Cedric y Baselga representan una nueva era grana, un proyecto que no se esconde, que va de cara, que ha decidido apostar fuerte para salir del pozo de la Primera RFEF. Con ellos, el Nàstic se presenta como un serio candidato a todo. Luis César tendrá dos delanteros de primer nivel, listos para liderar una temporada en la que Tarragona vuelve a soñar con el fútbol profesional.
Queda verano, quedan decisiones, pero este doble movimiento marca un antes y un después. Tarragona quería motivos para ilusionarse. Aquí tiene dos. Y prometen goles.